Tras 5 años de su envío a Bermudas, 4 expresos de Guantánamo siguen en limbo

  • Cuatro musulmanes chinos de la etnia uigur cumplen hoy 5 años en Bermudas desde que fueran trasladados secretamente del centro de detención estadounidense de Guantánamo (Cuba) y sin que su situación legal esté definida, denunció Amnistía Internacional.

San Juan, 12 jun.- Cuatro musulmanes chinos de la etnia uigur cumplen hoy 5 años en Bermudas desde que fueran trasladados secretamente del centro de detención estadounidense de Guantánamo (Cuba) y sin que su situación legal esté definida, denunció Amnistía Internacional.

Amnistía Internacional sostuvo a través de un comunicado que los cuatro apátridas, que ahora tienen familia, merecen el "derecho humano básico" de poder viajar, por lo que esta organización reclama que se escriba al actual primer ministro de Bermudas, Michael Dunkley, pidiendo que resuelva la situación.

Este grupo de uigures, que llevaba por entonces siete años en Guantánamo, fue trasladado en 2009 al territorio británico de ultramar tras un acuerdo entre Estados Unidos y las Bermudas, que el ex primer ministro Ewart Brown (2006-2010) justificó en su día como un gesto humanitario.

Tras cinco años de su llegada al archipiélago, los cuatro exdetenidos -arrestados en Afganistán en 2001- continúan sin pasaportes, y los Gobiernos de EE.UU., Reino Unido y Bermudas no parecen dispuestos a acelerar los trámites.

"La vida es ciertamente mejor aquí que en Guantánamo. Cinco años después, nuestros invitados uigures se dirigen hacia la edad madura, con las responsabilidades de la familia y el normal deseo de mejorar su suerte, pero aún carecen de un derecho humano básico: el derecho a la libertad viajar", dijo Suzanne Wilson, directora ejecutiva de la filial local de Amnistía Internacional.

Wilson añadió que los cuatro "son apátridas en el paraíso" caribeño y defendió que "tras cinco años, es hora de resolver este problema".

El propio Dunkley se negó esta semana a comentar públicamente sobre el asunto, al tiempo que el gobernador George Fergusson y el cónsul general de EE.UU., Bob Settje, dijeron que sus respectivos gobiernos estaban discutiendo la situación.

"Se mantiene la esperanza de que esta cuestión se resuelva a satisfacción de todos los interesados, pero es difícil decir cuánto tiempo podría tomar", dijo Fergusson, quien apuntó que los implicados pueden pedir la ciudadanía como residentes de territorios británicos de ultramar.

Un requisito para obtener esa ciudadanía por los cauces tradicionales es haber residido al menos cinco años en estos territorios, aunque se establecen otras muchas exigencias, como "tener buen carácter, un conocimiento práctico del inglés y la intención de formar un hogar en el territorio", según Fergusson.

Khalil Mamut, Abdulla Abdulqadir, Ablikim Turahun y Salahidin Abdulahad, todos originarios del Turquestán chino, fueron llevados a Bermudas después de que Brown y el exministro de Seguridad Nacional David Burch alcanzaran un acuerdo con EE.UU., sin respaldo del Reino Unido, lo que indignó a Londres.

"Estos hombres han desembarcado en Bermudas, tienen oportunidad de convertirse en ciudadanos y posteriormente obtener el derecho a viajar y salir de Bermudas, con lo que podrían establecerse en otro lugar", dijo Brown a su llegada, hace ahora un lustro.

Esta semana, el exdirigente, que ya no está en política, dijo que no sabía por qué Reino Unido no terminaba de arreglar la situación. "Tal vez están esperando una solicitud formal por parte del Gobierno de Bermudas", dijo a medios locales.

Al menos 17 uigures fueron capturados en Afganistán y Pakistán en 2001 y trasladados a Guantánamo. Ninguno de ellos combatió nunca contra EE.UU. y el Pentágono determinó en su día que no constituían peligro alguno, aunque no se quiso mandarlos de vuelta a China por miedo a que fueran maltratados.

Los 17 recibieron entrenamiento militar en un campo del Movimiento Islámico del Turkistán Oriental en las montañas de Tora Bora, en la frontera entre Afganistán y Pakistán.

De todos ellos, algunos fueron reenviados en 2009 a Palau, una pequeña isla del Pacífico, y también se negoció el envío de varios a Palaos.

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