Trillo, el hombre de confianza del PP

  • El salto de Federico Trillo-Figueroa al puesto de embajador de España en Reino Unido marca un punto de inflexión en una trayectoria política de más de veinte años en primera línea del PP, jalonada por su etapa como presidente del Congreso (1996-2000) y ministro de Defensa (2000-2004).

Carlos Pérez Gil

Madrid, 30 mar.- El salto de Federico Trillo-Figueroa al puesto de embajador de España en Reino Unido marca un punto de inflexión en una trayectoria política de más de veinte años en primera línea del PP, jalonada por su etapa como presidente del Congreso (1996-2000) y ministro de Defensa (2000-2004).

Miembro fundador del PP en 1989, Trillo siempre ejerció como hombre de confianza, primero con Manuel Fraga, después con José María Aznar y finalmente, con Mariano Rajoy, gracias a su capacidad de negociación, su conocimiento de las entrañas del partido y su sólida formación jurídica.

Fijo en las quinielas para repetir como ministro con el nuevo Gobierno, al quedar fuera se dio por hecho que Rajoy le reservaría un cargo de altura.

El premio de la embajada en Londres, emulando el puesto que Fraga ocupó entre 1973 y 1975, recompensa el fiel apoyo mostrado al liderazgo de Rajoy durante los ocho años de oposición y el cumplimiento con eficacia de los cometidos encargados.

Entre estas tareas, estuvo la de actuar de enlace con el anterior Gobierno socialista en materia de política antiterrorista o la de facilitar salidas a asuntos espinosos como el del caso judicial del expresidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps.

Como responsable de Justicia del PP, también coordinó la posición del partido en debates como el Estatuto de Cataluña o la renovación del Tribunal Constitucional.

Trillo atesora poca experiencia en materia de política exterior, aunque durante su etapa en Defensa mantuvo una fluida relación con el Gobierno de EEUU y Reino Unido cuando Aznar apoyó la guerra de Irak.

Nunca renegó de esta decisión, alegando que se trataba de un compromiso ineludible en la lucha contra el terrorismo internacional.

Trillo cuenta con un nivel aceptable de inglés, a lo que le ayudó la tesis doctoral sobre Shakespeare en la que trabajó durante varios años.

En 1996, durante la campaña electoral, llegó a improvisar un mitin en este idioma ante unos residentes británicos en Calpe (Alicante).

El peor trago en su carrera política lo sufrió en su etapa en Defensa con el accidente aéreo del Yak-42, en el que murieron 62 militares en su regreso desde Afganistán en 2003.

Sus detractores le siguen recordando que fue corresponsable, como máximo responsable del ministerio, de la contratación del avión ucraniano y de los errores que hubo en la identificación de los cadáveres, si bien la Audiencia Nacional le eximió de culpa.

También dejó como huella la misión para desalojar el islote Perejil, el final de la mili y la profesionalización de las Fuerzas Armadas.

Diputado por Alicante durante 22 años, en su etapa como presidente de la Cámara Baja se granjeó fama de dialogante y dejó como legado su famoso "¡Manda huevos!".

Otra de sus anécdotas fue el "Viva Honduras" con el que saludó a los soldados salvadoreños en una visita a Afganistán.

Menos gustó el comentario que hizo en una cena con militantes del PP en Santa Pola (Alicante) en 2004 de que le habría gustado ser ministro de Defensa ocho años antes para haber tomado la isla de Perejil y permitir que los pescadores españoles hubieran podido faenar en aguas marroquíes.

Para zanjar la polémica, dejó para el recuerdo, como manera de disculparse, su ruego de dar "por no dichas" aquellas palabras.

Trillo, nacido en Cartagena (Murcia) en 1952, es licenciado y doctor en Derecho, profesión que empezó a ejercer tras ingresar, con el número uno de su promoción, en el Cuerpo Jurídico de la Armada en 1974.

Su padre fue, además de militar, alcalde de Cartagena, procurador en Cortes y gobernador civil de Teruel y Burgos.

Católico confeso, Trillo está casado y con cinco hijos, y entre sus aficiones, están el ciclismo y la cocina, con sus típicos michirones murcianos a los que durante años invitó a la prensa.

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