Túnez, la transición en juego

  • El asesinado el pasado 25 de julio del diputado opositor Mohamed al Brahmi ha hundido a Túnez en una nueva crisis política entre el Gobierno y la oposición, que ha puesto una vez más en peligro la frágil transición democrática en el país.

Miguel Albarracín

Túnez, 17 ago.- El asesinado el pasado 25 de julio del diputado opositor Mohamed al Brahmi ha hundido a Túnez en una nueva crisis política entre el Gobierno y la oposición, que ha puesto una vez más en peligro la frágil transición democrática en el país.

Las principales fuerzas de la oposición y de la sociedad civil han responsabilizado al Gobierno del islamista Al Nahda de la muerte de Al Brahmi, así como de la de ocho militares en una emboscada ocurrida tres días después, y exigen, desde entonces, la formación de un ejecutivo de tecnócratas independientes.

Sin embargo, el pasado jueves el presidente de Al Nahda, Rachid Al Ganuchi, volvió a rechazar esta exigencia de la oposición e insistió en que la postura de su partido es "sí a un gobierno de unión nacional en el que participen las fuerzas que estén convencidas de la necesidad de continuar el proceso transitorio en el marco de la legitimidad nacida de las elecciones del 23 de octubre de 2011".

En una rueda de prensa, Al Ganuchi también hizo hincapié en la necesidad de preservar la Asamblea Nacional Constituyente, cuyos trabajos fueron suspendidos temporalmente por su presidente Mustafa Ben Yafar para forzar a las partes a sentarse a dialogar, y de reanudar sus labores lo antes posible para finalizar la Constitución y la Ley Electoral.

Para el histórico político de izquierdas Tarek Chabuni la crisis comenzó a gestarse en el momento en el que "el partido islamista gobernante Al Nahda empezó a no aplicar un plan claro, a retardar la redacción de la Constitución, cuyo plazo era de un año,  y a no fijar fechas para las elecciones".

Según dijo Chabuni a Efe, esta actitud de Al Nahda, que se impuso en los comicios de octubre de 2011 "ha impedido que la transición tome un ritmo constructivo, mientras que, por su parte, la oposición ha sido incapaz" de emprender ninguna acción.

Chabuni cree que el atentado contra Al Brahmi y los militares fue consecuencia de esa situación de estancamiento, "a lo que se sumó una desastrosa gestión política de la seguridad en el país".

Una inseguridad fruto, según él, de la aplicación de una política "suave y laxa hacia los grupos salafistas-yihadistas, que, desgraciadamente, ahora son incontrolables".

El presidente del partido de centro derecha Al Majd, Abdelwahab al Hani, consideró, por su parte, que la crisis política actual "representa una amenaza real para la transición democrática porque hay un bloqueo político total, además de económico y social, en el que el partido gobernante practica un diálogo de sordos".

Al Hani señaló a Efe la "curiosa particularidad de que en este momento y  por primera vez, la patronal (UTICA) y la central obrera (UGTT)  están unidas codo con codo contra el Ejecutivo de Ali Laridi junto a la mayoría de los partidos políticos y de las asociaciones de la sociedad civil en un Frente de Salvación Nacional".

El político, que también achaca la crisis a la incapacidad del Gobierno de garantizar la seguridad, sostiene que "ahora la población está dividida entre pro y anti gobierno con la particularidad de que el partido Al Nahda está perdiendo capacidad de movilización y de que todo Túnez desea evitar el escenario egipcio".

Para Al Hani, la postura de Ganuchi refleja su "empecinamiento" en no querer negociar "un compromiso con el resto de los sectores (políticos, sindicales, asociativos...)".

Según su opinión, la "incapacidad de negociación" del partido islamista se ve incrementada por sus problemas internos provocados por el ala radical, bien instalada en la dirección, en detrimento del ala moderada".

Además, estima que existe una "lucha entre diferentes personalidades, que han abierto una guerra de sucesión al puesto de Ganuchi , enfermo de cáncer", lo que, según él, también influye negativamente en la actual capacidad de diálogo del partido gobernante.

De una opinión parecida es el presidente de la asociación "Dusturna", Yauher Ben Mabarek, para quien la crisis ha provocado el aislamiento del Gobierno, que se ha echado en contra a la oposición, los sindicatos, los partidos políticos y a la "inmensa mayoría de los ciudadanos".

Para el periodista Sufyan Ben Hamida, presentador de un programa de debate y entrevistas políticas en un canal privado tunecino, "la confianza entre los dos sectores, modernistas e islamistas, se encuentra en su nivel más bajo desde el inicio de la transición".

Ben Hamida se mostró convencido de que esta situación es "muy negativa para el futuro inmediato" de Túnez, y advirtió de que "en cualquier momento puede estallar la violencia terrorista o social si no se supera esta situación".

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