Un experimento demuestra que los conductores pueden no volverse locos sin semáforos

    • La localidad de Poynton ha probado aquitar semáforos y líneas de tráfico de un problemático cruce vial.
    • Un año después del cambio, vecinos y conductores están satisfechos con el cambio.
La céntrica plaza de Poynton donde se ha puesto a prueba el civismo de los conductores británicos.
La céntrica plaza de Poynton donde se ha puesto a prueba el civismo de los conductores británicos.
G.R.S.

Una pregunta sencilla pero bastante subjetiva: ¿crees que conduces bien? En las ciudades conviven vehículos y peatones en una complicada relación de jerarquía dirigida por las normas de tráfico que pretenden evitar desde accidentes hasta el colapso generalizado. Pero, ¿y si eliminásemos todas esas normas y simplemente fluyéramos?

En eso consiste el ambicioso experimento de diseño urbano que se está desarrollando en Poynton (Reino Unido). Eligieron un concurrido cruce en el centro histórico del pueblo para realizar una variación del modelo de "espacio compartido" y, con la intención de darle una nueva dinámica, eliminaron semáforos, señales, líneas de la calzada o incluso las aceras.

Cada día transitan alrededor de 26.000 vehículos por el centro de este pueblo, y la plaza intervenida es también una de las más concurridas por los peatones."Con los años, el aumento del tráfico y las medidas adoptadas para tratar de lidiar con él han ido cambiando este lugar. Pasó de ser el centro del pueblo a ser un bosque de señales de tráfico", ha dicho Ben Hamilton-Baillie, uno de los responsables del diseño de este cambio, a The Atlantic Cities.

Eso sí, el experimento no es barato (costará unos 6 millones de dólares) ni sencillo. Los ingenieros han reconfigurado la intersección en el centro de la ciudad, sustituyendo un semáforo por dos rotondas en las que los conductores tendrán que autorregular su paso sin señales que marquen prioridad.

Además, los pavimentos de distintos colores y texturas son la única diferenciación para que el usuario identifique su vía en este 'espacio compartido', "un término que describe simplemente un cambio en el pensamiento. Se pasa de la autopista regulada hacia el uso de las habilidades naturales para negociar el movimiento y permitir a través de la cortesía que la vida siga", ha explicado Hamilton-Baillie.

Aunque al principio fue un tema polémico en la comunidad, a un año de su construcción se sienten satisfechos con el cambio e incluso valoran positivamente que "las interacciones sociales que se derivan del espacio compartido". Y es que ahora, el contacto visual o el saludo de agradecimiento son comunes en la glorieta. Las autoridades de Poynton han lanzado un video que muestra cómo era antes y cómo este esquema de espacio compartido permite la fluidez de tráfico sin sacrificar las ventajas de un casco histórico para sus peatones.

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