Un hospital británico prohíbe el hielo en el agua de los pacientes para ahorrar

    • El Addenbrooke de Cambridge planea ahorrar unas 39.000 libras al año (más de 53.000 euros) con la medida.
    • Desde el centro de salud declararon que se estaba "revisando si hay pacientes que necesitan hielo en sus tratamientos clínicos".
Vaso de agua
Vaso de agua

Un hospital de Reino Unido planea ahorrar unas 39.000 libras al año (más de 53.000 euros) dejando de poner hielo en las jarras de agua de los pacientes. El hospital de Addenbrooke en Cambridge, que acaba de anunciar las dimisiones de su director ejecutivo y de su responsable económico, culpa a los recortes presupuestarios por la medida.

La prohibición de los hielos salió a la luz después de que un familiar de una mujer enferma con cáncer pidiera hielos, ya que, con el agua fría le resulta más fácil tragarse las pastillas. La paciente, Michelle Lewis se quedó "horrorizada y atónita" cuando los trabajadores del catering del centro hospitalario le explicaron que ya no se podían servir cubitos por motivos de "recortes presupuestarios".

Un portavoz del mismo centro de salud explicó al periódico ingles 'The Telegraph' que se estaban "revisando qué pacientes necesitan hielo en sus tratamientos clínicos". "Aún estamos investigando de qué manera podemos reducir los costes del hospital, y actualmente estamos gastando 39.000 libras en los hielos de las jarras de agua", explicó, "Aunque también somos conscientes de que el agua debe llegar a los enfermos en la temperatura correcta, estamos trabajando para que eso ocurra".

El presidente ejecutivo que dimitió esta misma semana de su cargo después de tres años en el puesto, se machó alegando que el hospital se había enfrentado a "serios desafíos" últimamente. De hecho, el centro había acumulado un déficit de 1,2 millones de libras (más de 1,6 millones de euros), según la última inspección de la Comisión de Calidad.

Algunas asociaciones denunciaron al periódico británico que podían llegar a pasar horas hasta que los pacientes terminales recibían pastillas para calmar el dolor, lo que tacharon de un fracaso "tremendamente trágicos" en la atención sanitaria. Uno de los casos más escandalosos fue el de una paciente terminal enferma de cáncer de 29 años tuvo que esperar más de 11 horas antes de recibir un medicamento para el dolor.

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