Un kamikaze asegura en el juicio que oyó voces que le decían que huyera porque querían matarle

  • Valladolid.- El acusado de la muerte de dos personas, originada cuando condujo al menos 40 kilómetros en sentido contrario por la A-6, ha manifestado hoy que "oía voces" que le decían que huyera por la carretera porque querían matarle y ha asegurado que pensaba que sí estaba guiando el coche correctamente.

Un kamikaze asegura en el juicio que oyó voces que le decían que huyera porque querían matarle
Un kamikaze asegura en el juicio que oyó voces que le decían que huyera porque querían matarle

Valladolid.- El acusado de la muerte de dos personas, originada cuando condujo al menos 40 kilómetros en sentido contrario por la A-6, ha manifestado hoy que "oía voces" que le decían que huyera por la carretera porque querían matarle y ha asegurado que pensaba que sí estaba guiando el coche correctamente.

Así lo ha señalado Manuel Jesús P.G., de 43 años, de origen marroquí y nacionalidad española, durante el juicio iniciado hoy en la Audiencia de Valladolid por hechos ocurridos el 11 de marzo de 2007, fecha en la que guió un turismo en sentido contrario al de la marcha y causó así un accidente en el que murieron dos personas y cuatro sufrieron heridas.

"Vi que algunos -coches- venían de frente y yo creí que querían matarme; porque creía que quería matarme la gente de la calle, del trabajo, la familia. Yo creí que era una realidad", ha asegurado hoy el encausado, quien ha precisado que padece esquizofrenia y que unos días antes del accidente supuso que le estaba dando un brote de la enfermedad.

Sin embargo, aunque acudió un jueves al ambulatorio para pedir cita con el médico, le dieron hora para el lunes siguiente, una día después del domingo en el que se desencadenaron los accidentes que acabaron con la vida de dos personas.

El procesado, quien residía en Salamanca cuando ocurrieron los hechos y trabajaba en una granja moliendo pienso desde 2005, ha explicado que el 11 de marzo de 2007, sobre las 17.45 horas, cogió su coche y se marchó hacia el País Vasco.

"Tenía la paranoia de que en Salamanca me perseguían para matarme" y por eso se fue en el vehículo, aunque sin saber cual fue la carretera por la que circuló.

Ha concretado que él no vio ningún accidente y que la persona que hacía maniobras evasivas era él, porque creía que los coches que circulaban de frente iban a matarle y pensaba que sí estaba guiando el turismo de manera adecuada, ya que al mirar hacia la derecha veía árboles y al mirar a la izquierda coches.

El acusado ha recordado que había sacado el carné dos años de antes del suceso y que el último brote de esquizofrenia que padeció, sin contar el de 2007, se produjo en 2001.

"En episodios anteriores oía voces de que me querían matar; miraba las azoteas a ver si había francotiradores", ha dicho M.J.P.G., quien ha reconocido que el día de los hechos sí tomó la medicación que le habían recetado para su enfermedad, a la vez que ha admitido que le habían rebajado la dosis tiempo atrás porque las pastillas que le indicaban le daban sueño en el trabajo.

Como testigos, han comparecido guardias civiles que detuvieron al encausado cuando chocó con su vehículo contra una señal de tráfico y que han definido la actitud del acusado en aquellos momentos como "de desorientación", de que algo le pasaba.

Provisionalmente el fiscal demanda la absolución del encausado y pide diecisiete años de internamiento en un centro psiquiátrico, ya que considera que sufre una esquizofrenia paranoide y que el día de los hechos tenía anuladas sus capacidades volitivas e intelectivas, por lo que pide que se considere la circunstancia eximente de responsabilidad penal.

Una de las acusaciones particulares personadas en la causa, representante de una de las víctimas que murieron a causa de la conducción en sentido contrario por parte del procesado, reclama más de treinta años por dos delitos de "homicidio doloso", que según fuentes jurídicas se puede aplicar a conducciones suicidas en las que hay un conocimiento del riesgo que implica esta acción para la vida de los demás.

La otra acusación particular, que representa a la otra víctima mortal, considera sin embargo que se trató de un homicidio imprudente, no doloso, por el que pide cuatro años de cárcel, mientras la defensa solicita un año de tratamiento ambulatorio supervisado y un año de retirada del permiso de conducir.

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