Unas nuevas elecciones en Andalucía no garantizan a Díaz más posibilidades de gobierno

    • La participación se vería afectada, ya que el elector se moviliza menos en las convocatorias 'repetidas'.
    • La repetición de comicios suele perjudicar al partido ganador. Un trasvase de voto de PP a Ciudadanos sería la principal diferencia en el caso andaluz.

La presidenta en funciones, Susana Díaz, en una de las sesiones de investidura en el Parlamento andaluz.
La presidenta en funciones, Susana Díaz, en una de las sesiones de investidura en el Parlamento andaluz.

Los debates sobre la idoneidad de anticipar elecciones dividieron el seno de los socialistas andaluces durante meses, hasta que, finalmente, Díaz se decidió a convocar nuevos comicios sin agotar legislatura. Justificó entonces un pacto de gobierno agotado con sus socios de IU y la necesidad de dar estabilidad al gobierno andaluz.

Pero dos meses y medio después de aquellos comicios, que le dieron una victoria agridulce (47 escaños en un Parlamento con la mayoría fijada en 55), la presidenta en funciones no ha logrado convencer al resto de grupos para lograr su respaldo a la investidura. Hasta en tres intentos, Díaz ha visto fracasada la posibilidad de iniciar legislatura, una situación que la socialista emplaza a resolver esta próxima semana. Iniciará una ronda de contactos con el resto de portavoces para intentar de nuevo recabar apoyos. En caso contrario, amenaza con una nueva convocatoria electoral.

La situación de bloqueo político que se vive en Andalucía no estaba con seguridad prevista por la dirigente andaluza, aunque sí en el Estatuto de Autonomía de Andalucía, que establece que si pasados dos meses de la primera votación de investidura ningún candidato consigue la confianza del Parlamento es obligatoria la convocatoria de nuevas elecciones. Aquello fue el 5 de mayo, de forma que el calendario se agota el próximo 5 de julio.

Pero,¿le beneficiaría a Díaz una nueva convocatoria? En el entorno de la socialista no temen una repetición de comicios. Sostienen incluso que verían mejorados los resultados de marzo, mientras el resto de grupos afean en cambio las intenciones de la presidenta en funciones.

Según una encuesta de Metroscopia publicada por El País, y correspondiente a entrevistas realizadas entre el 12 y 13 de mayo-días antes de que Díaz perdiese su tercera votación de investidura-los socialistas repetirían como lista más votada, con un punto y siete décimas más que en los comicios de marzo. El PP sería en este caso el gran perjudicado, pasando del 26'8% de votos al 20%, un paso más en la debacle que ya sufre el partido en la región (perdió 17 escaños en las pasadas elecciones con respecto a 2012). Los sufragios perdidos por los 'populares' serían recogidos por Ciudadanos, que se convertiría en la tercera fuerza política en Andalucía con 6'2 puntos más. El partido de Rivera tiene ahora 9 diputados.

Por su parte, Podemos, ahora con quince, apenas se vería beneficiado con una nueva convocatoria. Subiría 0'3 puntos, pero se vería desplazada a cuarta fuerza política. IU mantendría resultados.

Según la encuesta, los votantes de Podemos y Ciudadanos no castigarían las posturas mantenidas en las negociaciones con el PSOE. Ambos partidos han exigido a Díaz un estricto cumplimiento de sus condiciones, que para el partido 'naranja', encabezado en Andalucía por Juan Marín, pasa por un decálogo de medidas contra la corrupción, y para el 'morado' de Teresa Rodríguez, por varias líneas rojas entre las que destacan la retirada de fondos de los bancos que desahucien o una reducción drástica de altos cargos.

"Si hay elecciones sería un fracaso estrepitoso de ella", reaccionó el candidato 'popular' Juanma Moreno al conocer los resultados de este sondeo, y en referencia a Susana Díaz. Desde Ciudadanos tampoco se ve con buenos ojos una nueva convocatoria, pese a las mejores perspectivas. "Ciudadanos está más por el inicio de la legislatura que por una nueva convocatoria electoral", dijo también entonces Juan Marín. En conversación con este periódico se mostró más favorable al diálogo y el acuerdo antes que una nueva cita con las urnas.

La repetición electoral tampoco satisface a Podemos, donde la consideran "irresponsable", al igual, opinan, que lo fue el adelanto electoral. "Una teatralidad" de Díaz, opinan desde IU.

"El PP se pegaría un batacazo porque el electorado castigaría su indolencia, el no significarse, la estrategia de intentar cambiar ayuntamientos por Junta", opina Fran Carrillo, experto en consultoría política, que considera, al igual que el mencionado sondeo, que el único partido beneficiado sería Ciudadanos. "Lo premiarían por la defensa de sus principios en las negociaciones, y el votante vería que es un partido que realmente puede canalizar el voto útil", explica, "la gente premia el mantenimiento y la firmeza para cambiar las cosas y la coherencia entre lo que dices en campaña y lo que luego aplicas". Según este experto, "si la estrategia de Ciudadanos la hubiera hecho el PP, habría salido beneficiado, porque es un partido que tiene más estructura".

Según el escenario de esta encuesta, la única diferencia sustancial con respecto a los comicios de marzo sería ese trasvase entre votantes de PP a Ciudadanos. Un reciente sondeo del CIS insiste en la idea de que unas nuevas elecciones apenas cambiarían el escenario. El 75'2% de los andaluces afirma ahora, una vez conocidos los resultados de las elecciones andaluzas, que volvería a votar por el mismo partido.

También el PP es en este caso el partido más castigado. De hecho, sólo el 16% de los entrevistados afirma haberlo votado. El 26,4% de los andaluces prefiere un Gobierno en solitario de Susana Díaz, y sólo un 17'1% apuesta por una coalición con Podemos o con Ciudadanos.

"No creo que se produzca un vuelco en unas nuevas elecciones", sostiene Rogelio Orts, director de Indago, empresa especializada en investigación social, "más bien se repetirían las mismas tendencias, con una derecha empequeñecida. Quien votó a PSOE y PP lo tiene claro, quizás puede darse alguna diferencia en Ciudadanos y en Podemos, pero al ser partidos que no tienen tradición de voto no se puede valorar cómo puede reaccionar su electorado", razona.

Los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del 24-M resultarán sin duda determinantes para promover un cambio de voto. Y sobre todo, las estrategias post-electorales. "Podemos se quedará más o menos igual, incluso puede bajar si la gente percibe que quiere hacer intercambios con ayuntamientos", sostiene Carrillo, quien aporta un matoz más: "el voto cautivo de Andalucía sigue teniendo mucho peso, en beneficio de los dos grandes partidos, sobre todo del PSOE. Uno de cada tres andaluces vota teniendo en cuenta este factor y es difícil que ese cambio".El 'tamayazo' y el bloqueo a Cascos, dos experiencias de repetición de comicios

En nuestro país existe ya precedente de repetición de elecciones. En 2003, Esperanza Aguirre logró la presidencia de la Comunidad de Madrid tras el 'tamayazo', el caso que impidió al socialista Rafael Simancas ser investido en segunda votación presidente de la Comunidad de Madrid por la abstención de los tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez.

Las primeras elecciones, celebradas el 25 de mayo, dieron la victoria al PP aunque sin mayoría absoluta, con 55 escaños, frente a los 47 del PSOE y los 9 de IU. Simancas podía ser investido presidente al sumar estos últimos escaños. El 26 de octubre se convocaron nuevas elecciones. La diferencia de escaños anotados en este caso por los partidos fue mínima, dos más para el PP (1.421.258 personas votaron al partido en las segundas elecciones frente a las 1.346.588 de las primeras) y dos menos para los socialistas (1.083.205 en las segundas sobre los 1.225.390de la primera), pero suficiente para revertir el arco madrileño.

Los 'populares' lograron así la mayoría absoluta. IU se quedó con los mismos nueve escaños, 236.013 en las segundas elecciones frente a 235.428 en la primera, y el dato de participación sí que registró diferencias: el electorado se mostró desencantado con la situación política y acudió menos a las urnas. En concreto, siete puntos menos (del 69,27% a 62,52%).

La repetición de elecciones está prevista en los Estatutos de Autonomía de 16 de las 17 comunidades autónomas. Todas, excepto Castilla-La Mancha, donde se establece que, si en el plazo de dos meses ningún candidato obtiene la mayoría simple, "quedará automáticamente designado el candidato del partido que tenga mayor número de escaños".

Así lo contemplaba también el propio Estatuto andaluz, hasta su reforma en 2007. En Asturias también rige una norma especial que en la práctica limita la celebración de nuevos comicios. Si en el plazo de dos meses no se tiene presidente, el voto en contra en las votaciones de investidura queda prohibido, de forma que el candidato más votado es el que finalmente logrará la presidencia.

El Principado repitió las elecciones en 2012, un año después de los comicios por los que Francisco Álvarez Cascos, presidente de Foro de Ciudadanos, se hiciera con la presidencia pese a ser segunda fuerza por detrás de la agrupación socialista (Cascos se vio beneficiado al ser su partido el más votado en la circunscripción central). El PSOE, con 15 diputados frente a los 16 de Foro, anotó el peor resultado de su historia, mientras que el PP, con 10, se dejó la mitad de los escaños de la anterior legislatura.

Tras seis meses en el Gobierno asturiano, y en una situación de absoluto bloqueo político en la comunidad-incapaz de sacar adelante los presupuestos-Cascos convocó de nuevo comicios para el 25 de marzo de 2012, mismo día que las anteriores elecciones andaluzas.

El ganador fue de nuevo el PSOE, aunque por mayor diferencia con respecto a Foro, segunda fuerza, y Javier Fernández fue investido presidente. La repetición de las elecciones penalizó especialmente a Cascos, que vio perdido un 30% de apoyos (124.332 votos frente a los anteriores 178.031). Los socialistas también lograron menos respaldo (161.154 por 179.619), al igual que los populares (108.111 por 119. 767). Al contrario, IU se vio beneficiada por la nueva convocatoria (69.111 por 61.703).

La gran perjudicada fue también esta vez la participación. Con una abstención del 55'9% fue la más baja de su historia democrática, y once puntos inferior a la convocatoria de mayo de 2011.

"La abstención subirá también en Andalucía", sostiene Carrillo, "por trayectoria electoral, sabemos que los votantes no se movilizan. Y, en cualquier caso, una menor participación perjudicará a los grandes partidos". En las pasadas elecciones, la participación fue del 63,94%, tres puntos más que en 2012.

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