Vientos de cambio en Argentina llegaron a la COP21

  • El nuevo jefe de la delegación argentina en las negociaciones del clima de París, Juan Carlos Villalonga, asumió este jueves sus funciones en la recta final de la COP21 con la proclamada intención de impulsar un acuerdo que limite a 1,5º el peligroso calentamiento del planeta.

"Queremos ayudar a que haya un acuerdo", dijo a la prensa Villalonga en Le Bourget, al norte de París, en uno de los primeros actos relevantes de política exterior del flamante gobierno de Mauricio Macri.

Además de reuniones con funcionarios de la cancillería francesa --Francia respondió a la elección de Macri con un inmediato anuncio de visita en febrero del presidente François Hollande-- Villalonga se reunió en París con representantes del grupo AILAC de países latinoamericanos.

El mensaje que trajo el representante de Macri podría sintetizarse en tres palabras de un diplomático de la región: "Argentina ha vuelto".

El miércoles, Argentina recibía el infamante premio "Fósil", galardón con el que las ONG ambientalistas del Climate Action Network presionan a los países que según ellas frenan la lucha contra el cambio climático.

Veinticuatro horas después llegaban a Le Bourget los vientos que el mismo jueves habían rotado en Buenos Aires con la investidura del liberal Macri y la salida de Cristina Kirchner.

Y esos vientos también soplaron en París en sentido casi literal: Villalonga dijo que se había reunido con la Global Wind Energy Council, que agrupa a los peces gordos de la industria de la energía eólica, que tienen enorme interés por invertir en Argentina, país eminentemente rico en aire desplazado.

Al dar vuelta la página del kirchnerismo, el nuevo huésped de la Casa Rosada y su flamante canciller Susana Malcorra dijeron querer poner fin a la "ideologización" de la política exterior argentina.

En la COP21, el traspaso se hizo con suavidad: Villalonga insistió en una transferencia consensuada y destacó el clima de colaboración con el equipo del gobierno anterior.

Su llegada coincidió con el momento más álgido de las negociaciones para alcanzar un acuerdo global contra el cambio climático en la dramática carrera para cerrarlo el viernes.

"Ahora empieza la maratón larga", dijo Villalonga, un ex responsable de Greenpeace que conoce al dedillo los vericuetos de las negociaciones climáticas.

¿En qué gestos concretos se materializará esta entrada en escena? "Alejarse de la posición irreductible", dijo el diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires y ex presidente de la Agencia de Protección Ambiental del gobierno porteño, aunque admitió: "Es poco lo que se puede hacer en apenas unas horas".

Aun así, adelantó que Argentina apoyaría activamente la idea de un límite de +1,5 ºC del calentamiento global y de un acuerdo legalmente "vinculante". Y que mantendrá los reclamos del equipo anterior de un acuerdo "diferenciado", que tome en cuenta la responsabilidad de los países desarrollados y las particularidades del sector agroalimentario argentino.

El acuerdo que se está negociando en París sustituirá a partir de 2020 al Protocolo de Kioto, un tratado que imponía a los países desarrollados una limitación de sus emisiones pero que Estados Unidos no ratificó y terminó en fracaso.

Desde entonces, el mundo intenta construir otro "desde abajo", de alcance planetario, y con una lógica voluntaria. Según Villalonga, que se abstuvo de señalar explícitamente al gobierno saliente, aquellos países que siguen insistiendo exclusivamente en las responsabilidades "históricas" de los países desarrollados pertenecen a una lógica del pasado.

"Hoy estamos en un mundo de compromisos voluntarios, por eso nos estamos encaminando a un acuerdo", declaró. Un mundo presuntamente distinto, en cuyo ruedo internacional debutó el jueves el gobierno de Mauricio Macri.

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