Willy Meyer, el precio de jugar con las reglas del capitalismo

  • Alicia López.

Alicia López.

Madrid, 25 jun.- Ha jugado con las reglas del capitalismo, las mismas que tanto ha criticado desde su atalaya de Izquierda Unida, y al final a Willy Meyer le ha costado el escaño en Europa en el que llevaba diez años y en el que estaba a punto de sentarse para un tercer mandato.

Pero por "coherencia y ética", Meyer ha anunciado hoy que dimitía y lo ha hecho con un gesto -ha dicho- con el que no pretendía dar lecciones a nadie, pero dejando claro que "tampoco nadie" puede dar lecciones a IU.

El fondo voluntario de pensiones vinculado a una Sociedad de Inversión de Capital Variable (Sicav), lo que él ha asegurado desconocer por completo, ha cortado una dilatada carrera en Europa, que concluye hoy sin tan siquiera haber podido disfrutar en Bruselas de los buenos resultados electorales que han permitido a IU pasar de dos a seis eurodiputados.

Meyer, con un perfil muy de partido, era sin duda el hombre de Cayo Lara en Bruselas y logró liderar la lista de IU por tercera vez al Parlamento Europeo pese a que algunos sectores críticos, como el de Gaspar Llamazares, reclamaban caras nuevas.

Arrastra una larga carrera política, pero si por algo es bien conocido Willy Meyer es por su activismo en el Sáhara y por el pulso que ha mantenido con las autoridades marroquíes por el referéndum de autodeterminación. Y es que han sido varias las veces que en los últimos años ha sido expulsado del Sahara Occidental.

Pero aparte de la causa saharaui, Meyer, que este verano cumple 62 años, tenía otras batallas en la Eurocámara, sobre todo las que tenían que ver con Latinoamérica, ya que, entre otros cargos, ha sido vicepresidente de la Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana (Eurolat). También ha ejercido como vicepresidente del Comité de Asuntos Exteriores y del de Peticiones.

Integrado en el grupo Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE), este madrileño de nacimiento y andaluz de adopción, cuenta a sus espaldas con una dilatada trayectoria política vinculada desde siempre a Izquierda Unida y antes al PCE, una ideología que heredó de su padre y su abuelo, de origen alemán.

Militante comunista desde 1970, con dieciocho años, Meyer puede contar que combatió la dictadura franquista y que por ello fue detenido y encarcelado en varias ocasiones hasta que, tras ser procesado por el régimen, se exilió a Londres dos años más tarde.

Regresó en 1973, "obligado" por el servicio militar y sin haber podido terminar la carrera de Económicas que había empezado en Madrid, y acabó en un regimiento de castigo en Ciudad Real.

Su primer papel institucional le llegó como concejal en el Ayuntamiento gaditano de Sanlúcar de Barrameda, en 1987, y también como diputado autonómico en el Parlamento andaluz, entre 1987 y 1991.

Al Congreso de los Diputados dio el salto en las elecciones de 1996, cuando IU llegó con mucha fuerza tras haber conseguido veintidós representantes. Y allí se quedó toda la legislatura.

Luego pasó cuatro años ejerciendo distintos puestos de más o menos responsabilidad en IU hasta que fue designado, por primera vez, para encabezar la candidatura europea de la formación en las elecciones de mayo de 2004.

Repitió en las de 2009 y en las de mayo de 2013, tras ser ratificado por el 77,4 por ciento de los miembros del Consejo Político, que veían en su veteranía europea un valor seguro.

Su apego a la política caló también en uno de sus dos hijos, Amanda, quien dentro de IU ha desempeñado algún que otro cargo de relevancia y ahora ejerce como secretaria general de Vivienda en Andalucía.

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