Zeman o Schwarzenberg: Checos tendrán primer presidente proeuropeo en 10 años

  • Dos veteranos políticos -Milos Zeman y Karel Schwarzenberg- se enfrentarán en la carrera final para suceder al frente de la jefatura del Estado de la República Checa al polémico euroescéptico Václav Klaus y, gane quien gane de ellos, el vencedor será el primer presidente checo proeuropeo en una década.

Gustavo Monge

Praga, 14 ene.- Dos veteranos políticos -Milos Zeman y Karel Schwarzenberg- se enfrentarán en la carrera final para suceder al frente de la jefatura del Estado de la República Checa al polémico euroescéptico Václav Klaus y, gane quien gane de ellos, el vencedor será el primer presidente checo proeuropeo en una década.

Zeman, de 68 años y ex primer ministro socialdemócrata, superó por poco a Schwarzenberg, de 75 años y titular de Exteriores saliente, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales que concluyó el pasado sábado, sin que ningún candidato lograse la mayoría absoluta.

El vencedor se decidirá en la definitiva segunda ronda, que se celebrará el 25 y el 26 de enero.

Ambos políticos se impusieron sin contar con el apoyo de los dos principales partidos del Parlamento, el conservador y el socialdemócrata, y cosecharon su éxito por el clima de frustración ante la clase política y la nostalgia hacia la figura del legendario presidente checo Vaclav Havel.

Así interpreta Vladimir Dvorakova, catedrática de Ciencias Políticas en la Escuela Superior de Economía de Praga, el resultado de la primera vuelta de estos comicios, en los que se elige por primera vez al jefe del Estado por sufragio directo.

El veredicto de la primera vuelta electoral se debió "al ambiente que se creó entre la gente, donde hay una gran frustración por el estado de la sociedad y de la política", explicó a Efe.

Aunque el éxito de Zeman había sido vaticinado por las encuestas, se produce a pesar de que muchos le consideraban un jubilado que había quemado sus últimos cartuchos en política.

Zeman refundó en la democracia el Partido Socialdemócrata (CSSD), lo posicionó como enemigo a muerte de los comunistas y lo abandonó en 2007 de manera traumática, después de haber liderado una de las legislaturas más exitosas que conoció el país.

Pero el líder oficial de CSSD, Jiri Dienstbier, no cesó de lanzar diatribas contra él y de denunciar supuestos vínculos con oscuros personajes del hampa y de la política comunal praguense.

Los socialdemócratas han tenido, pues, que morder el polvo y, con la boca pequeña, han aconsejado a sus votantes que "consideren el apoyo" a la candidatura de su excorreligionario en la segunda vuelta.

El problema es que, "si Zeman sale elegido, será uno de los protagonistas y dividirá al partido" socialdemócrata, aseguró Dvorakova.

El veterano político ha anunciado que si es presidente ondeará la bandera europea en el Castillo de Praga, sede de la presidencia en la que la enseña europea nunca ha estado en los últimos diez años por orden de Václav Klaus.

El contrincante de Zeman será el incombustible diplomático de sangre azul Karel Schwarzenberg, que no se perfilaba ni mucho menos como alguien a temer, pues las encuestas le daban un 10 % de apoyos.

"Es interesante porque tiene responsabilidad por el Gobierno actual y sus decisiones, y esto no se reflejó", dijo Dvorakova sobre el éxito del noble checo, que obtuvo 40.000 votos menos que el vencedor.

Schwarzenberg es ministro de Exteriores de un Ejecutivo de centroderecha acosado por los recortes y que, tras dos años de legislatura, se ha vuelto tremendamente impopular.

Tal es así que el candidato oficial del gobernante Partido Democrático Ciudadano (ODS), Premysl Sobotka, sólo obtuvo el 3 % de los sufragios.

Pero el equipo de Schwarzenberg ha sabido comunicar bien por las redes sociales, donde apareció con una imagen más cercana a los jóvenes, y también con una foto de Havel llevando una camiseta con su retrato.

Se ha explotado "no la nostalgia, sino esa ilusión del vínculo con Vaclav Havel, a cuya corriente pertenece" Schwarzenberg, y eso ha calado, indicó la experta.

El secreto es que además, añadió, "se mostró a Schwarzenberg como representante de la clase política honrada", en un momento en que han multiplicado los casos de corrupción.

El europeísta Schwarzenberg ve necesario actualizar la Constitución, ya que tiene "unas cuantas imperfecciones", y quiere centrar la campaña en "la orientación futura del país", en alusión a asignaturas pendientes, como la entrada en el euro.

Ninguno de los dos candidatos parte con clara ventaja para la segunda ronda y dependerá de a qué lado se inclinan los votantes del independiente Jan Fischer, actual vicepresidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo (BERD).

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