El lento resurgir del turismo: vacaciones en Navidad sí, pero ¿a qué precio?

Bajo la amenaza de ómicron, las segundas navidades en pandemia obligan a los españoles a rascarse más el bolsillo. Salir tiene un coste inédito en años. Para encontrar culpables hay que fijarse en la inflación.

Con la sombra alargada de ómicron, las segundas navidades de la pandemia dan visos de asemejarse un poco más a la vida preCovid, certificado de inmunidad mediante, con la salvedad de que los españoles tendrán que rascarse un poco más el bolsillo que en 2019, también para viajar. Irse a esquiar, tomar las uvas en una casa rural o aprovechar los días de asueto para sentir la brisa del mar tiene un coste inédito en años. Incluso si el plan es volver a la segunda residencia o visitar a parientes, en el desplazamiento tendrá que abonar una cantidad mucho mayor por el coste de los carburantes. Para encontrar culpables hay que fijarse en la inflación.

Tras la espiral decreciente del año anterior y el estancamiento del IPC en el 0% el pasado febrero, el coste de la vida ha cogido ritmo desde la pasada primavera hasta niveles no vistos en tres décadas. Si se observa detenidamente, en la progresión al alza de la cesta de la compra y sin tener en cuenta la vivienda y el transporte, que repuntan a tasas de dos dígitos por la electricidad y los combustibles, el apartado de 'hoteles, cafés y restaurantes' contabiliza un aumento acumulado del 2,5% hasta octubre (el último dato disponible). A falta de conocer la información recopilada para la recta final de 2021, las proyecciones realizadas hasta la fecha sobre tarifas hoteleras se llegan a multiplicar por cuatro para estas fiestas.

Hospedarse durante un fin de semana en un alojamiento de cuatro estrellas en las Islas Canarias tiene un coste medio de 73 euros por noche. Para hacerlo en Navidad habrá que desembolsar 331 euros, es decir, un 352% más. Algo similar, aunque en menor proporción ocurre en las Islas Baleares, donde la diferencia porcentual en un hotel de la misma categoría alcanza el 178%, según se desprende de un estudio elaborado por la consultora Simon-Kucher & Partners, en el que se analizan las tarifas de más de 500 establecimientos y constata que "todavía queda camino por recorrer" para registrar los niveles previos al coronavirus, a pesar de que la recuperación sigue un ritmo "adecuado". Sin embargo, en este horizonte de aparente 'remontada' que parecía producirse, ha aparecido un enemigo bastante incómodo: el fantasma de la inflación, que se erige como un obstáculo adicional al contexto actual y que amenaza con comerse entre un 10% y un 20% de los beneficios, señala Carlos Fernández, consultor de la citada firma.

"El sector no puede cargar con ese aumento de costes porque está bastante tocado. Que haya subido el precio de la luz cuando han tenido que estar cerrados un par de meses supone un mazazo tremendo", comenta el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), Jorge Marichal, a La Información, quien remarca que la crisis energética "está cortando" la capacidad de estos negocios para superar el bache. Los expertos consultados por este periódico coinciden en que si bien esta realidad inflacionaria se produce en uno de los momentos "más desafortunados" para el turismo, en esta ecuación también juegan variables a favor, como el afloramiento de la demanda embalsada y la menor oferta disponible.

En España había al término de octubre 13.574 establecimientos hoteleros con el cartel de 'abierto', lo que representa tres cuartas partes del parque total. Esta situación contrasta directamente con el deseo irrefrenable de viajar después de año y medio de limitaciones y con los ahorros de los españoles en máximos históricos ante la imposibilidad de consumir, dando paso a que la ley de oferta y demanda haga su magia. "La disposición a pagar por parte de los viajeros se ha incrementado tras la pandemia y esto supone una oportunidad de cara al sector hotelero de recuperar los precios de ejercicios anteriores y poder hacer frente al impacto de la inflación en costes", apunta Fernández.

Basta con observar el 'rally' experimentado en el Índice de Precios Hoteleros (IPH), que mide la evolución de las tarifas que aplican los hoteles a sus clientes, con avances anuales de dos cifras en agosto (+14,01%), septiembre (+15,94%) y octubre (+20,33%) de 2021. Para hacerse una idea de la magnitud, estas fueron en 2019 del +2,1%, +3,6% y +1,5%, respectivamente. Cabe destacar que en el décimo mes del calendario, que normalmente se corresponde con el inicio de la temporada baja en España (no así en el archipiélago canario), se ha comportado de manera anómala este año, por la bajada de bandera en el mercado inglés y alemán para viajar a España, así como por el fuerte reclamo del turista nacional. "Si han subido los precios no es solo por la inflación. Es por unas ganas contenidas de salir que, en cuanto empiezan a aparecer las primeras luces, la demanda explosiona. Y la primera que nos está salvando es la (demanda) española", precisa a este medio el vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda.

Sin embargo, la terna compuesta por la subida de la demanda, la disminución de la oferta y la inflación, que sitúan las tarifas hoteleras por las nubes, no repercute, por ahora, en los márgenes de las cadenas, que siguen creciendo, pero lejos de los niveles anteriores a 2020. Así, el RevPAR, que recoge los ingresos medios por habitación disponible y sirve para comprobar la rentabilidad por habitación, experimentó un crecimiento del 228% en octubre, hasta los 53,4 euros de media, mientras que la facturación por habitación ocupada marcó un avance superior al 38% y rozó los 90 euros.

Frente a una demanda más inelástica, con consumidores menos sensibles al encarecimiento del paquete vacacional y en el que los planes a medio y largo plazo han dejado de existir en el turismo, el factor decisivo a la hora de realizar una reserva queda supeditado a otros condicionantes como las cuarentenas o la obligatoriedad de presentar una prueba negativa de Covid-19 a pesar de estar vacunado, matiza el secretario general de la Mesa del Turismo de España, Carlos Abella. A esto hay que añadir otro componente que han detectado algunos portales como Weekendesk a la hora de contratar los productos disponibles en el mercado y es la preferencia por productos más 'premium' y que incluyan más servicios. Los españoles acabarán 2021 con unas vacaciones más completas y mucho más caras.