Se trata de carriles específicos para Vía T que pueden franquearse sin esperar al semáforo verde ni el levantamiento de barreras, a una velocidad de 60 kilómetros por hora, con el sistema conocido como 'free flow'.
El proyecto ha costado 1,4 millones de euros y en su última fase ha supuesto la demolición de las isletas de los carriles Vía T y la construcción de un vial rápido en la AP-7.
Estos nuevos carriles se abrieron a los usuarios el lunes 27 de marzo y desde entonces han acogido una media diaria de 14.000 vehículo, según las cifras de Autopistas.
El principal objetivo de estos nuevos carriles es aumentar la fluidez del tráfico y hacer más cómodo el paso de vehículos que usan el sistema de pago por Via T, que son aproximadamente cinco de cada diez turismos.
Autopistas ha realizado en el último año un plan de renovación de las áreas de servicio de la AP-7 y la actualización de señalización en más de 856 kilómetros, así como la renovación de barreras de seguridad en más de 11.000 metros lineales y la mejora de protocolos del Centro de operaciones y seguridad vial de Granollers (Barcelona).
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