Los apostantes vietnamitas, en plena locura por la Eurocopa

Cuatro años después de haberlo perdido todo con la Eurocopa-2012, el vietnamita Nguyen The Hoang no se ha podido resistir. A pesar de la prohibición de juegos de dinero en el país comunista, apuesta en cada partido, como otros miles de hinchas del país.

El fútbol es una obsesión nacional en Vietnam. Aunque sean ilegales, las apuestas se disparan en cada gran competición, hasta el punto de que algunos pierden enormes cantidades y los periódicos se hacen eco de suicidios de apostantes con poca fortuna.

"Mi mujer odia el fútbol porque ha arruinado nuestras vidas", afirma Hoang, sentado en el pequeño restaurante de barrio que la pareja regenta en Hanoi.

Este empresario de 58 años, padre de dos niños, tuvo grandes pérdidas por apostar sobre partidos de la Eurocopa-2012. "Una pérdida de casi medio millón de dólares", subraya.

Para poder pagar sus deudas tuvo que vender dos casas y un restaurante. Ahora se encuentra lavando platos y su mujer cocina cuencos de pho, el plato típico de la cocina vietnamita. Ganan 10 dólares al día, unos ingresos modestos que no impiden que Hoang siga apostando.

La locura por el juego es enorme en un país que ha experimentado cambios económicos a un ritmo vertiginoso y donde las supersticiones están muy arraigadas.

Las apuestas ilegales se suceden durante todo el año, pero viven evidentemente un pico importante cuando hay grandes eventos (Mundiales, Eurocopas, Juegos Olímpicos), durante los cuales hay millones en juego, aunque no hay cifras oficiales al respecto.

A principios de junio, la policía desmanteló una red de apuestas cuyos miembros son sospechosos de haber manejado más de 300 millones de euros. En total, 23 personas fueron detenidas.

Teléfonos móviles, motos, coches e incluso títulos de propiedades... A medida que la competición avanza, las oficinas de prestamistas se van llenando, cuando los jugadores necesitan dinero líquido para seguir apostando.

No hay un perfil definido y todas las categorías sociales están afectadas por esta 'fiebre' apostante: funcionarios, estudiantes e incluso futbolistas profesionales.

Desde fuera, la tienda de Phuc parece una joyería, pero en realidad este hombre de 55 años es uno de los agentes que organiza apuestas en Hanoi.

Se lleva una comisión del 1% en cada una y dirige un grupo de 'bookmakers' que recauda dinero de los apostantes. Su papel es centralizar, antes de transferirlo a los "grandes jefes" que pasarán las apuestas por internet, cuenta a la AFP. Esos jefes, a su vez, están ligados a redes ilegales que operan en Hong Kong y Taiwán.

En un mes de competición, él debería ganar decenas de miles de dólares, añadiendo que los márgenes de los jefes son "demasiado importantes como para hacer una estimación".

Para los mayores apostantes, incluso a veces no es necesario ni tener dinero líquido para hacer sus pronósticos.

Tran Quoc Vinh trabaja en el restaurante familiar, pero su principal fuente de dinero desde hace 15 años son los juegos de dinero.

No le gusta el fútbol en particular y ni siquiera ve los partidos de la Eurocopa de Francia, que en Vietnam se disputan durante la noche local, debido a la diferencia horaria.

Durante la Eurocopa, eso sí, ha invertido 500 euros y ha ganado diez veces más. Apostar no le lleva más que unos segundos.

Un simple mensaje con su teléfono móvil le basta para pone en juego centenares de dólares.

"Los pagos se efectúan en los días siguientes. Apostar es un juego basado en la confianza. Confiamos unos en otros", afirma.

Esa confianza a veces cuesta cara a las perdedores y algunos malos pagadores se ven acosados por bandas que les fuerzan, con métodos poco agradables, a saldar las deudas.

El debate sobre la legalización de los juegos de dinero ha estado a menudo sobre la mesa en los últimos años. Algunos subrayan la inmensa cantidad de dinero que podría suponer para las arcas del país.

Pero Phuc tiene claro que no se podrá terminar con las apuestas ilegales: "Nadie puede eliminar el juego o las apuestas sobre el fútbol".

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