Así se descargan películas con el consentimiento de la SGAE

  • Una empresaria cántabra lanza Facilvision.com, un videoclub en internet para el alquiler y la descarga de filmes. La sociedad de autores cobrará una cantidad de dinero cada tres meses por cada título visto o descargado a través de esta página web.
Captura del servicio Facilvision.com
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lainformacion.com
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"Si quería tener un videoclub legal en Internet, no tenía otra opción que firmar un contrato con la SGAE". Lejos de sentirse obligada, María Luz Villamil se interesó por las condiciones que impone la sociedad de autores para dar su consentimiento a un proyecto de descarga y alquiler de películas en la red. Después de suscribir un contrato con sus exigencias, Facilvision.com ya está on line.

Este videoclub permite a cualquier usuario registrado acceder a 450 películas de todos los géneros que pueden ser alquiladas o descargadas a un disco duro externo. "Cuando tuve la idea, me puse en contacto con un abogado experto en nuevas tecnologías para que me asesorara", afirma esta empresaria cántabra. Después, se acercó a la SGAE y se interesó por la firma de un acuerdo que "regulara mi nuevo negocio", remata.

El sistema funciona a través de créditos. Cualquier usuario que se dé de alta dispondrá de cuatro por un precio de un euro.El alquiler de una película, que podrá verse durante dos días, cuestados créditos y la descarga otros tres. En el momento que el cliente sequeda sin créditos, puede comprar más: 10 bonos por 10 euros, 24 créditos por 20 euros, 36 por 30 euros y 60 por 50 euros. "Cuanto más dinero, más bonos gratis", afirma Villamil.

Un negocio sin hacer números

La empresaria cántabra no sabe cuánto deberá pagar a la SGAE ni tampoco si su negocio atraerá a los clientes, pero la aventura la hace "feliz". "La SGAE no me ha dicho cuánto dinero me costará cada título", reconoce. Tal vez por eso, Villamil desconoce el número de alquileres y descargas que necesita para que su negocio sea rentable, pero no le preocupa. "Aunque sea mucho dinero, es lo que hay", concluye.

Pese a su optimismo, las claúsulas que ella misma reconoce haber firmado parecen poco equilibradas. "Ellos pueden revisar el contrato cuándo y cómo quieran", afirma. Además, deberá enviar un listado con las películas que hansido descargadas o alquiladas. En función de los títulos, la SGAE pasa una factura trimestral de acuerdo a unos baremos que pueden ser modificados arbitrariamente.

Tratamiento personalizado

Cada cliente tendrá su perfil en Facilvision.com. "Todos tendrán un histórico que impedirá que pierdan créditos en películas que ya han visto", dice la empresaria. Además, en el caso de que alguien haya alquilado un filme, dispondrá de un reloj en su perfil para saber cuánto tiempo le queda para poder verla, dentro de las 48 horas disponibles para hacerlo. Con la compra sucede lo mismo. El cliente sólo puede posponer la descarga por la que ha pagado un máximo de dos días.

Además, Villamil ha creado un blog -Fiebredecine.com-, en el que los usuarios podrán encontrar críticas de las películas e interactuar con otros clientes en redes sociales como Twitter y Facebook. "Es parecido al trato personal que se da en un videoclub tradicional", asegura. "Mi idea es que puedan pedirme películas a las que normalmente no tienen acceso", insiste.

El objetivo de Villamil es trasladar a internet lo que ya tiene en Noja. La empresaria ya tiene un videoclub en este municipio cántabro. Así, cada una de las novedades que vaya recibiendo en su establecimiento físico, se irán subiendo al servidor para sus clientes en la red. "Quiero que cada mes haya al menos 20 títulos nuevos en la biblioteca on line", promete. Ahora sólo falta que el sistema y su precio convenzan a los usuarios, mientras la SGAE espera el lista de películas para hacer la cuenta.

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