La historia de la música en los videojuegos

  • La música que sonaba en los primeros videojuegos ha quedado en el inconsciente colectivo de varias generaciones. Desde el waka-waka-waka del Pac-Man hasta la música tradicional rusa del Tetris, pasando por la reconocible melodía de Mario Bros.

David Sanz Frías

En especial, se recuerda la música del final de la partida, con el consiguiente enfado del jugador: Game over. 

Los primeros videojuegos incluían música programada en 8 o 16 bits. Tal característica las hacía inconfundibles, únicas. No era música grabada en estudio, como ocurría con las bandas sonoras de las películas, ni mucho menos música en directo. Algunos, despectivamente, la llamaron "música enlatada". Pero acabó influyendo directa y claramente en la música eléctrónica y, en ocasiones, también en otros estilos.

 En los primeros tiempos, el gran problema era que, tanto la música como los sonidos, debían programarse del mismo modo que los gráficos y los demás componentes del juego. Es decir, que la música la trasladaba a código un programador que, normalmente, no tenía ninguna experiencia musical. Literalmente, música programada. Esto suponía muchas limitaciones.

 Además, había que contar con que algunas consolas sólo podían reproducir dos notas al mismo tiempo. Así que no había otro remedio que componer una música minimalista, sencilla, aunque, por otra parte, tenía que ser evocadora. (¿No hubiera compuesto Eric Satie estupendas bandas sonoras para los primeros videojuegos?) Por otra parte, si era necesario que sonara un efecto de sonido (un láser, un ruido de motor, un aviso de posibilidad de vida extra...), la música tenía que dejar de sonar. No había espacio para tanto.

Los primeros grandes compositores



Los procesadores mejoraron y, con ellos, se abrieron nuevas posibilidades para la música. Era la década de los ochenta del pasado siglo, momento en que surgió una hornada de grandes compositores de música de videojuegos.

 Koji Kondo comenzó a trabajar para Nintendo, lo que fue un verdadero reto: sólo podía componer para cuatro instrumentos, uno de ellos, un canal de ruido para percusión. Pero, en la mayoría de las ocasiones, las restricciones en el arte hacen aflorar la inspiración y la genialidad. En este ambiente, compuso famosas bandas sonoras, como todas las de las serie Mario Bros y las de The Legend of Zelda.

 Otros compositores de esa generación fueron Koichi Sugiyama, que compuso la música para la colección Dragon Quest, y Hirokazu Tanaka, que también trabajaba para Nintendo y fue responsable de la música de Ballon Fight, Duck Hunt y una versión del famoso Tetris, entre muchas otras obras. Por último, cabe destacar, entre los compositores japoneses, a Nobuo Uematsu, responsable de la música de Final Fantasy. 

En Estados Unidos, el más famoso compositor de videojuegos de la época fue Rob Hubbard. Trabajó para Electronic Arts, convirtiéndose en la primera persona de la empresa dedicada por entero a componer música y crear sonidos. Las lista de bandas sonaras compuestas por él es interminable.

 Pero la música y sus compositores evolucionaban al mismo ritmo que las propias consolas. Así, surgió una segunda generación de músicos que trabajaban para las empresas de videojuegos. Akira Yamaoka pertenece a este segundo grupo. Es conocido por la banda sonora de Silent Hill. La música de este juego marcó un hito cuando ya que comenzó a ser interpretada por orquestas.

La llegada de los videojuegos mediante CD fue una bendición para los compositores musicales, que ya podían usar música grabada. (Aunque la reconocible música de los 8 bits tiene su encanto y, de vez en cuando, se recupera.) Así, el CD permitió que los compositores de música de videojuegos, poco a poco, se igualaran con los que creaban música para el cine. Tanto es así, que el Festival Internacional de Música de Cine de Úbeda está intentando reciclarse como el Fest Play, Festival de Música, Animación y Videojuegos.

La música del mítico videojuego Final Fantasy IV merece mención aparte. Se publicó la banda sonora en un álbum. Pero, además, se editó un disco de versiones con estilo celta (Final Fantasy IV Celtic Moon), en homenaje al universo donde se desarrolla el juego. También se lanzó un disco de versiones en piano. 

Un fenómeno social en Japón.



La música de Final Fantasy IV es un fenómeno social en Japón.

El tema "Theme of Love" se enseña a los niños en algunas escuelas como parte de la asignatura de música. Por otra parte, diversos cantantes japoneses han versionado diferentes temas de la serie. En todo caso, su creador, Nobuo Uematsu, señala Final Fantasy IX como su preferida. En esta novena parte, recuperó las melodías más clásicas de la serie.

 Un claro ejemplo de la importancia que la cultura de los videojuegos tiene en Japón, incluida su música, fue la celebración de un evento llamado The Orchestral Game Music Concerts. Estos conciertos, interpretados por diferentes orquestas sinfónicas, se celebraron entre 1991 y 1996 en Tokio.

El repertorio estaba compuesto por melodías de videojuegos. 

Sin embargo, Japón no es el único país que celebra la comunión entre videojuegos y música. En los Países Bajos también son capaces de hacer un homenaje a uno de los juegos más adictivos, el Tetris.

 Otro proyecto en este sentido es Video Games Live (VGL), una serie de conciertos creada y producida por los compositores de videojuegos Tommy Tallarico y Jack Wall. Los conciertos repasan la historia de la música de los videojuegos interpretada por una orquesta en vivo con secuencias de vídeo e iluminación y efectos sincronizados. Pero lo mejor es que alguno de los asistentes es invitado a jugar a la consola mientras la orquesta sinfónica toca para él.

Versiones rock

No sólo se hacen versiones clásicas de míticos temas de videojuegos. También los más duros del metal se atreven. Powerglove, una banda norteamericana de rock metal tiene varias versiones de canciones de videojuegos (y también de películas). El propio nombre del grupo es un homenaje a un accesorio con forma de guante de la consola Nintendo NES. Tienen dos álbumes en estudio.

Por su parte, Press Play on Tape o The Commodore 64 Revival Band es un grupo danés que hace versiones en estilo rock de canciones del mítico Commodore 64, que ofreció horas de diversión con juegos como el Arkanoid, el Ghost 'n Goblins o el Paperboy

. En este enlace hay vídeos a ésas y otras versiones.

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