Creado en 1967 por Moshe Safdie.
Las modas, las tendencias e incluso los afectos responden a unas reglas indefinidas e inaprensibles. De la nada transitan a la omnipresencia para acabar en el silencio, cuando no en el desprecio. Una de las incógnitas de las teorías estéticas es precisamente cómo se genera ese zeitgeist, qué substancia transforma en imprescindible y relevante lo que antes ni siquiera existía. Cómo incluso aquello que fue abrazado apasionadamente y después fue olvidado e incluso vilipendiado, regresa cumpliendo su ciclo histórico. Con un aroma más allá de la nostalgia.
El brutalismo es una revolución no solo social, sino también arquitectónica, que tomaba prestado de la escultura abstracta el expresionismo rítmico que después devendría en minimalismo. El hormigón permitía una construcción económica de escala masiva y rápida ejecución.
Creada entre 1947 y 1952 por Le Corbusier.
Fue Le Corbusier, el visionario arquitecto suizo-francés, quien abrió a las necesidades sociales del momento una herramienta de socialización a través de de un material estético. Su 'Unité d'Habitation' de Marsella, lo que ahora entendemos como un simple bloque de viviendas fue en su momento un experimento para el que incluso sus habitantes fueron seleccionados de manera específica.
No es de extrañar que estas moles elevadas en volúmenes impresionantes gracias a la plasticidad y resistencia del hormigón levantaran también recelos, ya que la memoria colectiva no podía desligar esas formas brutas de los búnkeres surgidos en cada rincón del viejo continente. Testigos de cargo de la violencia absoluta. De este modo, el eterno retorno del gusto estético nos devuelve un estilo que, sin embargo, siempre estuvo ahí. Despertando amores y odios, el alma de la arquitectura brutalista nos recuerda que somos humanos.
Creado por Renaldo Olivieri en 1973.
La transmisión de lo que se consideraba 'primer mundo' a áreas geográficas económicamente desfavorecidas -y con climas para los que el hormigón era resistente- resultó ser un movimiento geográfico interesantísimo.
Creado por Alberto Linner Díaz en 1980.
El brutalismo tiene muchas de sus expresiones más impactantes y un sentido profundo más arraigado en los países en vías de desarrollo de África y Latinoamérica. No solo las sociedades avanzadas se aprovechan de la nueva tecnología constructiva.
Creado en 1966 por Owen Luder y Rodney Gordon. Demolido en 2004.
El espíritu democratizador del hormigón tendría así un fin estético y educacional cuasi-utópico que, como sabemos, acabaría en muchas ocasiones en la formación de guetos sociales y ciudades en miniatura encerradas en sí mismas.
Creado en 1975 por Denys Lasdun.
Si bien es cierto que con el tiempo quedó la imagen del gueto, este estilo opresivo dio lugar a funciones brutalistas que fueron bastante prolíficas.
Creada en 1973 por Strattford, Moor & Farrington.
El brutalismo fue usado en muchas ocasiones por algunos sistemas políticos, en particular por los países totalitarios, para mostrar o ejercer el poder y someter a sus ciudadanos.
Creada en 1976 por Fitz Wotruba.
Entre los ejemplos más innovadores que han llegado hasta nuestros días encontramos arquitectura religiosa y también comercial, administrativa, empresarial o lúdica.
Creada en 1970por William Pereira.
Estos edificios son casi siempre monumentales, aunque atienden al detalle, a la psicología del habitante y también a las necesidades estratégicas del propio mensaje que se intenta formalizar con la obra brutalista.
Creada en 1969 por Keith Ingham, Charles Wilson, EH Stazicker/BDP y Ove Arup.
Esta comprensión tridimensional de la extraña belleza que nos rodea más allá de las construcciones humanas, subraya nuestra relación de sumisión necesaria con la naturaleza, pero también la posibilidad de interacción con ella. Una relación de utopía y de pertenencia. Ideas que no pasan de moda.
Creada entre 1974 y 1982 por Janko Konstantinov.
Es esta generosidad conceptual y formal, y quizás también la belleza pura, la energía telúrica que se desprende de los volúmenes aéreos y de las masas totales, de las formas básicas y de sus estructuras innovadoras -y, por supuesto, la resistencia física de un material como el hormigón-, la que ha mantenido vigentes los ejemplos de arquitectura brutalista.