Foxconn, el fabricante de productos electrónicos por contrato más grande del mundo, señaló a principios de esta semana la intención de que sus clientes vendan vehículos eléctricos a gran escala, producidos en Taiwán, Tailandia y Estados Unidos, y muy posiblemente en el futuro también en India e Indonesia. La ambición se alinea con los planes de la compañía taiwanesa de impulsar el negocio de vehículos eléctricos para ayudar a diversificarse y dejar de lado su función de ensamblar dispositivos de consumo como los iPhones de Apple y otras empresas tecnológicas.
En el Tech Day anual de la compañía, el presidente Liu Young-way expuso que junto con una alianza de la industria conocida como la plataforma Mobility in Harmony, Foxconn estaba “abriendo la naturaleza de circuito cerrado de la fabricación de automóviles tradicional” para reducir a la mitad los tiempos de diseño y recortar los costes de producción a un tercio. “Foxconn no está en el negocio de vender su propia marca de vehículos eléctricos, pero sí queremos que nuestros clientes vendan muchos coches eléctricos”, apuntó Liu.
Es una manera de captar a más inversores, ya que las acciones de la firma tecnológica acumulan un retroceso del 28% en los mercados en lo que va de año. Pensando en ese enfoque de largo plazo, la intención del equipo gestor es diversificar sus líneas de negocio para recuperarse de la embestida que está sufriendo ahora en la bolsa. “Ampliar sus redes puede servir de garantía para el futuro y que más jugadores entren en su capital”, comentaron los analistas de Atlantic Capital en una nota.
La compañía se ha expandido a otras áreas que incluyen vehículos eléctricos y semiconductores en los últimos años, al anunciar acuerdos con la empresa emergente estadounidense Fisker y el conglomerado hindú Vedanta. Lo ha hecho, además, en un momento en el que las relaciones comerciales entre EEUU y China no están en su mejor momento por el conflicto con Taiwán.
Los tres prototipos presentados el año pasado, un SUV, un sedán y un autobús, se producirán “gradualmente” en Taiwán, Tailandia y Estados Unidos, y Foxconn está negociando actualmente con socios en Indonesia e India, según apuntó Liu. “Nuestra más sincera esperanza es que Taiwán pueda aprovechar esta rara oportunidad comercial de vehículos eléctricos que se da una vez cada cien años”, ahondó.
Su planta de automóviles de Ohio, la primera en Estados Unidos, tendrá una capacidad de producción de 500.000 a 600.000 automóviles al año, tal y como indicó el CEO de la compañía. La fábrica de Tailandia producirá hasta 200.000 vehículos anualmente en aproximadamente dos años, tal y como prevé la empresa. La producción taiwanesa se centrará principalmente en las instalaciones de Yulon Motor en Miaoli.
“Para nuestro negocio de vehículos eléctricos... la producción se realiza principalmente en el extranjero, en diferentes países”, expuso Liu. “Contrataremos a la mayoría del personal para nuestro nuevo negocio de vehículos eléctricos a nivel local, donde se encuentran las bases de producción. Actualmente, no tenemos producción relacionada con vehículos eléctricos en China”, aseguró.
La expansión a los vehículos eléctricos
Foxconn reiteró su objetivo de captar el 5% del mercado mundial de vehículos eléctricos, una contribución a los ingresos de 1 billón de dólares taiwaneses, ya en 2025. “A largo plazo, esperamos que nuestra participación de mercado en el negocio de vehículos eléctricos pueda crecer hasta el estado en el que nos encontramos para el negocio (de tecnología de la información y las comunicaciones)”, dijo Liu. Foxconn tiene aproximadamente del 40% al 45% del mercado para la construcción de dispositivos TIC, incluidos ordenadores, teléfonos, productos de red y servidores.
La firma tecnológica ha llegado a acuerdos con muchos socios globales para expandir su negocio de vehículos eléctricos, incluida la minera de carbón Indika Energy, de Indonesia, para fabricar baterías y autobuses eléctricos, así como la empresa estatal PTT de Tailandia para construir vehículos eléctricos localmente. Foxconn también se asoció con Stellantis, el cuarto grupo automotriz más grande del mundo y propietario de Fiat, para desarrollar semiconductores y cabinas inteligentes. Igualmente, comenzó a producir chips de carburo de silicio de prueba, un semiconductor clave y para los vehículos eléctricos. La producción en masa de chips está programada para la segunda mitad del próximo año.
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