Consumo intensivo de luz

Energía e inteligencia artificial: dos socios estratégicos que casan para toda la vida

Los centros de datos están expandiéndose rápidamente para manejar la creciente necesidad de procesar grandes volúmenes de datos pero a la vez suponen un desafío para abastecerles de electricidad.

De la inteligencia artificial a la energía y el lujo: seis acciones sobresalientes para ver
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Nerea de Bilbao (Infografía)

El uso de inteligencia artificial (IA), desde navegar en smartphones hasta aplicaciones industriales en robótica y medicina, exige cantidades significativas de energía. Cuantificar el consumo exacto de energía que la IA requerirá en el futuro es aún un tema de investigación y plantea importantes desafíos y oportunidades para el sector energético.

Morgan Stanley indica que las demandas de energía de la IA se dispararán un 70% anualmente. Para 2027, la IA podría utilizar tanta energía como la que España necesitaba para alimentarse en 2022. Ese año, el consumo de energía primaria en España fue de 118.232 ktep (kilotoneladas equivalentes de petróleo), lo que representa la cantidad total de energía consumida en el país, medida en una unidad que equivale a mil toneladas de petróleo. Este crecimiento es un gran reto para los centros de datos.

Los centros de datos están expandiéndose rápidamente para manejar la creciente necesidad de procesar grandes volúmenes de datos en áreas como el habla, el texto, las imágenes y los videos que simulan ser casi humanos. Microsoft, por ejemplo, está añadiendo un nuevo centro de datos en algún lugar del mundo cada tres días.

Esta expansión de los centros de datos tiene consecuencias directas en el consumo energético a nivel nacional e internacional. En Estados Unidos, se estima que los centros de datos utilizarán más de 480 TWh de electricidad al año para 2035, la décima parte del consumo total del país y más del doble de lo que consumirán este año, según S&P Global Commodity Insights. Un TWh equivale al consumo eléctrico de aproximadamente 86.000 hogares durante un año.

A nivel mundial, la Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que la demanda global de electricidad para los centros de datos podría alcanzar más de 1.000 TWh para 2026, el doble de lo utilizado en 2022 y equivalente al consumo total de energía de Alemania.

¿Quién producirá la energía necesaria para la IA?

Este incremento en la demanda energética por parte de la IA exige una expansión y modernización significativas de los centros de datos, obligando a las infraestructuras energética existentes a adaptarse y escalar. En los Estados Unidos, las limitaciones en las líneas de transmisión y la lentitud en la planificación y aprobación de proyectos son barreras clave.

La transición hacia energías renovables, apoyada por incentivos públicos de 1 billón de dólares para renovar la red eléctrica estadounidense, es parte de la solución. Empresas líderes como Google y Microsoft están comprometidas, además, a operar exclusivamente con energías renovables en sus operaciones globales. Sin embargo, la capacidad actual de las energías renovables puede no ser suficiente para satisfacer la demanda creciente de la IA, lo que requiere que las compañías eléctricas desarrollen nueva capacidad significativa de generación y transmisión

La demanda de energía podría beneficiar a varios sectores

Según Morgan Stanley, las empresas de servicios públicos, encargadas de expandir y gestionar la capacidad energética, necesitarían escalar sus operaciones para satisfacer la creciente demanda de los centros de datos, lo cual requeriría inversiones de capital significativas. Inversiones de 5.000 millones a 10.000 millones de dólares y el aumento de los presupuestos públicos entre un 10% y un 20% anual.

Los fabricantes de células de combustible también se verían favorecidos, ya que sus productos proporcionan una fuente de energía constante que complementa a las energías renovables, menos predecibles, facilitando su integración en la red. Además, las empresas de energía nuclear, que ofrecen energía limpia e ininterrumpida, jugarían un papel crucial para mantener la confiabilidad y la estabilidad de la red en un contexto de creciente demanda energética.

El sector del gas natural, vital para la generación de energía y como soporte durante la transición energética, también experimentaría un aumento en la demanda. Por otro lado, los proveedores de acuerdos de compra de energía (PPA), que gestionan contratos con fuentes de energía como el viento y el sol, tendrían la oportunidad de asegurar acuerdos rentables a largo plazo, beneficiándose de la demanda garantizada de grandes consumidores de energía.

Finalmente, las empresas de interconexión, encargadas de facilitar la conexión de nuevas fuentes energéticas a la red existente, experimentarían un aumento en la demanda de sus servicios y productos, consolidando aún más la infraestructura energética necesaria para soportar este crecimiento.

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