76 presos de Guantánamo tendrían que estar en libertad pero ningún país quiere acogerlos

    • El Pentágono sospecha que el 25% de los 625 presos puestos en libertad han reiniciado sus actividades terroristas.
    • 45 encarcelados son cosiderados "muy peligrosos" pero no pueden ser juzgados por falta de pruebas contra ellos.

Doce años después de la llegada de los 20 primeros detenidos a Guantánamo, el 11 de enero de 2002, la prisión encierra todavía a 154 hombres de los 779 que estuvieron encarcelados allí.

Esos 154 hombres representan menos de un cuarto de un máximo de 680 detenidos al mismo tiempo, en 2003. Son oriundos de unos 20 países, más de la mitad de ellos yemeníes. Las otras nacionalidades más representadas son las de afganos, argelinos y saudíes.

76 detenidos actualmente en 'GTMO' recibieron una "aprobación de transferencia" de la autoridad militar, en su casi totalidad desde 2010, lo que significa que en teoría son excarcelables. Pero permanecen detenidos en ausencia de países que los acepten. Más de 600 fueron repatriados o transferidos hacia otros países. Según el Pentágono, cerca de 25% de ellos "recomenzaron o se sospecha que reanudaron una actividad terrorista o de rebelión" luego de su liberación.

Los traslados registraron una aceleración en los últimos meses. Los últimos fueron hacia Argelia, Arabia Saudita y Sudán. Los últimos tres uigures fueron enviados a Eslovaquia en diciembre de 2013. Existen negociaciones en curso o concluidas con Uruguay, Colombia, Brasil y Alemania para recibir a algunos detenidos.

45 detenidos no recibieron esta "aprobación de transferencia". Son considerados demasiado peligrosos para ser liberados pero no pueden ser juzgados por falta de pruebas en su contra. Los casos de tres de ellos son revisados por un "Periodic Review Board" (Panel de revisión periódica), creado por Barack Obama en 2011, en el marco de sus planes para cerrar la prisión. Otros 20 podrían por el contrario ser juzgados.

Nueve detenidos murieron, el último, el yemení Adnan Abdul Latif, probablemente por suicidio en setiembre de 2012.

Ocho prisioneros fueron condenados por tribunales militares especiales, luego del establecimiento de éstos en 2006, de los cuales seis se declararon culpables, pero la justicia federal revirtió las condenas de dos de ellos, mientras que otros dos apelaron la sentencia. Cuatro de los condenados fueron tranferidos hacia sus países de origen.

Solamente uno fue enviado directamente ante un tribunal federal, el tanzanio Ahmed al-Ghailani, quien cumple una sentencia a cadena perpetua por haber participado en atentados contra embajadas estadounidenses en Africa en 1998.

Seis hombres comparecieron ante tribunales militares especiales: el autoproclamado cerebro de los atentados del 11 de setiembre, Khaled Cheikh Mohammed y otros cuatro acusados de haber organizado los ataques, así como el saudita Abd al-Rahim Al-Nachiri, acusado de ser el cerebro del atentado contra el buque "USS Cole" en 2000. Ellos podrían ser condenados a la pena de muerte y habrían sido sometidos a malos tratos durante su detención.

Otros 30 detenidos podrían ser todavía sometidos a la justicia militar.

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