García Arrizabalaga: "Tienen que pasar años para que la cultura de la paz vuelva a impregnar el tejido social vasco"

EUROPA PRESS

Iñaki García Arrizabalaga, hijo del delegado de Telefónica en San Sebastián Juan Manuel García Cordero, muerto a manos de los Comandos Autónomos Anticapitalistas en 1980, ha considerado que "tienen que pasar años para que la cultura de la paz vuelva a impregnar el tejido social vasco" porque se trata de "desmontar décadas de una cultura de la violencia que se ha metido como el agua en lo más hondo de las entrañas".

Además, cree que hay que estar "particularmente vigilantes ante la tergiversación del relato" y que "es urgente" que todos hagan autocrítica para reconocer que, "por acción u omisión, se toleró que pasara" lo que pasó.

En una entrevista concedida a Onda Vasca, recogida por Europa Press, García Arrizabalaga ha recordado "la inmensa alegría" que sintió hace cinco años cuando conoció el anuncio de ETA de abandono definitivo de la violencia.

A su juicio, transcurridos estos años, "puede existir entre la sociedad una cierta sensación de que sus expectativas no se han cumplido y que piense si era esto la tan ansiada paz por la que tanto se había trabajado y luchado".

No obstante, ha apuntado que "hay que alegrarse por toda la gente que ya no está amenazada, que no tiene que mirar debajo del coche y que no tiene que llevar escolta". "Creo que eso es sencillamente para alegrarse de una forma absoluta", ha dicho.

Iñaki García Arrizabalaga ha manifestado que a todos les gustaría que "todo esto fuera mucho más rápido". "Pero también tenemos que ser conscientes de que estos procesos, que yo llamo de descontaminación ética, son largos. Estamos hablando de desmontar décadas de una cultura de la violencia que se ha metido como el aguda que gotea en los más hondo de nuestras entrañas, y no se desmonta de la noche a la mañana", ha añadido.

Además, cree que la gente "ha amortizado ya a las víctimas del terrorismo y rápidamente va a amortizar también el tema de los presos". "La gente en estos periodos postconflictos lo que quiere hacer es vivir bien cuanto antes y no les gusta que haya personas, víctimas y colectivos que estén permanentemente recordando una serie de cosas", ha añadido.

En su opinión, de esta forma "se corre el riesgo de anestesiar a la sociedad". "Lo que sí es cierto es que, en un momento dado, habrá que hacer un ejercicio de autocrítica, independientemente de lo que las víctimas digan o dejen de hacer. Y habrá que afirmar que hay cosas que nunca debieron suceder y que nunca deberían repetirse", ha manifestado.

En este sentido, ha apuntado que "para la gente joven el olvido ya no es un riesgo potencial, sino que es un hecho real". "La gente de una determinada edad ya no sabe quién era el GAL, quién era Miguel Ángel Blanco, no ha visto autobuses quemados en mitad de la vía y viven afortunadamente con una mochila sin tanto peso y sin tantas piedras como nosotros tuvimos que llevar", ha indicado.

TESTIMONIOS EN AULAS

Iñaki García Arrizabalaga ha recordado que en los centros educativos vascos las víctimas están ofreciendo sus testimonios. "Si no lo hacemos, corremos el riesgo de que los jóvenes vivan el pasado reciente como algo irrelevante. Nosotros damos a conocer nuestras experiencias personales de dolor y sufrimiento desde parámetros de concordia y convivencia", ha manifestado.

Tras señalar que esta iniciativa es "una experiencia positiva", ha recordado que "nació con una serie de recelos, pero los hechos se han impuesto, y hoy en día, es algo que prácticamente está aceptado por todo el arco parlamentario y tiene una aceptación creciente entre los centros".

También se ha referido "a la batalla del relato", para señalar que no se va a encontrar aquel en el que se puedan encontrar todos. "Debemos estar abiertos a que personas, dentro de esos parámetros de justicia y de verdad no parcial ni sesgada, con criterios de convivencia y no rencor, puedan prestar sus testimonios personales, y que con ellos podamos, dentro de una serie de años, hacernos una idea más completa de lo que realmente pasó", ha afirmado.

RELATO

García Arrizabalaga cree que, si el relato se deja "en pura retórica", se quedará "en la retórica del buenismo". "Y lo primero que debe hacer un relato o la batalla de la memoria es servir como instrumento para deslegitimar la violencia para decir que aquello estuvo mal y que nunca debería volver a repetirse", ha indicado.

También se ha referido a episodios como la agresión en Alsasua de dos guardias civiles y ha considerado que "éste es un proceso largo que nos va a llevar nuestro tiempo y que, de la misma forma que años y años de cultura de no violencia han impregnado el tejido social, tienen que pasar años y años para que una cultura de paz y convivencia vuelva a impregnar el tejido social".

"Si alguien pensó que de la noche a la mañana iba a cambiar radicalmente estaba muy equivocado y los hechos lo demuestran. Lo que es cierto es que estos hechos son cada vez menos frecuentes y son menos virulentos, pero todavía necesitamos tiempo para que esa descontaminación ética llegue hasta el último rincón de Euskal Herria", ha apuntado.

En su opinión, "es urgente que todo el mundo haga un ejercicio de autocrítica, independientemente de lo que hagan o afirmen nuestros adversarios políticos". "Porque ese ejercicio lo estamos evitando diciendo 'sí, yo tengo que decir tal, pero tu tienes que decir cuál'. Creo que, de manera absoluta, la gente tiene que hacer ese ejercicio reconocer que, por acción u omisión, toleró que pasara", ha subrayado.

Para Iñaki García Arrizabalaga, hay que "dejar a los especialistas, a los historiadores, a los forenses, a la justicia, por supuesto, que hagan su trabajo". "Creo que debemos particularmente estar vigilantes ante la tergiversación del relato de lo que ha pasado, y particularmente, respecto al tema de los presos, hace años que deberían estar cumpliendo condena cerca de sus lugares de origen. Ahí no hay nada que discutir", ha concluido.

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