A la caza del número uno de las FARC

  • Hasta cinco mil soldados se dedican en exclusiva a encontrar a Alfonso Cano, el líder de las FARC en Colombia. Hace un mes murió 'su segundo', y lo que para algunos es un síntoma de esperanza, para otros no significa nada.
Hasta cinco mil soldados se dedican en exclusiva a encontrar a Alfonso Cano, el líder de las FARC en Colombia.
Hasta cinco mil soldados se dedican en exclusiva a encontrar a Alfonso Cano, el líder de las FARC en Colombia.
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Nadja Drost | GlobalPost

(Ibague, Colombia). En algún lugar entre cañones y peñascos, entre torrentes de agua y nubes que ocultan el cielo, entre montañas de 3.700 metros, se cree que se esconde el guerrillero más buscado de Colombia.

Una fuerza militar especial de 5.000 efectivos, apoyados por otros miles de soldados adicionales, tienen como misión encontrar al líder del principal grupo rebelde de Colombia: las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

Guillermo León Sáenz, apodado Alfonso Cano, es un viejo objetivo de los militares. También lo era  su segundo en las FARC, el comandante "Mono Jojoy", que murió el mes pasado durante un ataque aéreo a su escondite en la jungla.

Se pensaba que Jojoy era intocable, y su muerte ha generado esperanzas en torno a lo que muchos esperan que sea la siguiente victoria de los militares colombianos: la caída de Cano.

"Ahora es el momento", asegura el coronel Julio Prieto, comandante de la Sexta Brigada en el departamento central de Tolima. Aunque las FARC rápidamente anunciaron el sustituto de Jojoy, analistas y militares creen que su muerte ha desencadenado confusión y cambios en las filas rebeldes. El Ejército espera poder utilizar esta nueva situación para debilitar aún más al grupo.

El desafío, no obstante, es enorme. "No se puede comparar la búsqueda de Cano con la del Mono Jojoy, simplemente por las características del propio terreno", explica Prieto.

Se cree que Cano se esconde en el Cañón de las Hermosas, una zona de terreno salvaje que plantea enormes desafíos a los militares. Llevar hasta esa zona comida y suministros es complicado. Muchas veces los helicópteros no se pueden acercar allí porque la niebla no termina de levantarse. Además, los enormes cambios en la altitud exigen una fuerte preparación física de las tropas, que muchas veces sucumben por hipotermia. El mayor peligro, sin embargo, son los infinitos explosivos improvisados que las FARC han desperdigado por las montañas.

La zona es desde hace mucho tiempo territorio del Bloque Central de las FARC, cuyos frentes se extienden por Tolima y los departamentos vecinos.

Para debilitar la capacidad de Cano para seguir haciendo la guerra desde su escondite, las fuerzas militares están atacando los diversos frentes del Bloque Central. "Estamos haciendo esfuerzos consistentes para tumbar las estructuras que, de un modo u otro, le están dando seguridad", asegura Prieto, que tiene 12.000 soldados repartidos por Tolima.

Durante el último año han muerto siete de los 12 líderes del Bloque Central. Las bajas de rebeldes a causa de ataques aéreos, captura o deserción han debilitado aún más a los rebeldes. Hace dos semanas, los últimos siete miembros del Frente 50, que en 2003 tenía 110 integrantes, se entregaron para formar parte de un programa gubernamental que ofrece beneficios a quienes se desmovilizan. Muchos de estos arrepentidos aportan además información (como localización de campamentos y de alijos de explosivos) muy valiosa para las acciones militares.

Pese a los signos de avances militares, la habilidad de Cano para protegerse puede mantener alejado al Ejército durante un buen tiempo. "No creo que la caída de Alfonso Cano se produzca pronto", asegura León Valencia, director del grupo de expertos Nuevo Arco Iris, que estudia el conflicto.

Cano, un ex profesor universitario que utiliza gafas y lleva barba, mantiene un círculo de seguridad muy reducido. Felipe Salazar, un ex líder regional de las FARC que trabajó estrechamente con Cano, calcula que el comandante no tiene más de 25 socios leales en su círculo de protección más íntimo.

Ese alto nivel de lealtad hace que sea mucho más improbable que uno de ellos entregue a su líder o aporte información sobre él a las autoridades (fueron ex guerrilleros quienes dieron información vital a los militares para atacar el campamento del Mono Jojoy a cambio de una recompensa económica).

Las unidades de la guerrilla que operan en el entorno de Cano suelen ser pequeñas, dispersas, móviles y menos evidentes que los círculos concéntricos de unos 400 rebeldes que rodeaban el campamento del Mono Jojoy cuando fue bombardeado.

La información sobre la localización de Cano se mantiene en secreto, y es algo que suelen desconocer por completo los guerrilleros de menor rango que continúan entregando las armas.

"Ni yo sabía en donde estaba, porque su gente es muy desconfiada, y eso que yo tenía la confianza de sus comandantes en cada frente", dice un ex guerrillero que desempeñó un papel de gran confianza como correo humano, encargándose de transportar información en USB entre varios comandantes de los frentes en Tolima y los departamentos próximos. Este joven de 29 años, que no puede dar su nombre por motivos de seguridad, dejó las FARC hace dos semanas, tras pasar 20 años con el grupo.

"Podría haber unos 30.000 o 40.000 militares buscándole, y eso no marcaría ninguna diferencia", afirma Salazar. "No se dan cuenta de a quién están buscando".

Prieto, sin embargo, es más optimista. "Cada día [Cano] está más cercado", insiste.

Capturado vivo o muerto, sería una gran pérdida para la insurgencia colombiana. Cano es el líder y el cerebro político, y está intentando devolver el movimiento a sus raíces ideológicas iniciales.

Pero cortándole la cabeza a la serpiente no se mata necesariamente al animal. Los cambios en la estructura y en el modus operandi que Cano ha estado introduciendo permitirán que las FARC probablemente puedan continuar sin él, asegura Salazar.

Los rebeldes han visto decrecer su número, desde unos 18.000 en 2001 a unos 8.000 en la actualidad. Aún así, siguen siendo el mayor y más antiguo movimiento insurgente en América Latina.

Cano parece ser totalmente consciente de la necesidad de adaptación de las FARC a los nuevos tiempos a fin de poder sobrevivir.

Debido a su reducida capacidad para lanzar ataques militares, las FARC han aumentado el uso de explosivos empobrecidos. Sus unidades operan de forma más independiente y han recurrido en ocasiones a utilizar mensajeros humanos para evitar la intercepción de sus comunicaciones.

"La fuerza del bambú reside en su flexibilidad", le oyó decir a Cano una vez el propio Salazar.

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