Aire nuevo para la prensa en Túnez

  • Tras la caída de Zine el Abidín Ben Alí, los 1.500 periodistas tunecinos están emocionados por poder contrastar opiniones o cubrir los eventos que consideran importantes. Por delante les queda un gran desafío, y los más curtidos en la profesión saben liberar de repente a una prensa censurada puede ser muy peligroso.
Tras la caída de Zine el Abidín Ben Alí, los 1.500 periodistas tunecinos están emocionados por poder contrastar opiniones o cubrir los eventos que consideran importantes.
Tras la caída de Zine el Abidín Ben Alí, los 1.500 periodistas tunecinos están emocionados por poder contrastar opiniones o cubrir los eventos que consideran importantes.
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Aida Alami, Ciudad de Túnez (Túnez) | GlobalPost

Tras 23 años de dictadura, los tunecinos están descubriendo el atractivo de tener una prensa independiente. "Antes no solía comprar periódicos, pero ahora sí lo hago. Es enriquecedor ver los distintos puntos de vista", asegura el médico Mohamed Taher Mrabet refiriéndose a la época en que la prensa era censurada y tan sólo se dedicaba a difundir la agenda del Gobierno.

Liberados desde hace poco más de un mes del yugo del tirano, de la amenaza de cárcel y de abusos policiales, los periodistas tunecinos están volviendo a reencontrarse con su oficio.

Ben Alí, figuraba entre uno de los "diez peores enemigos de la prensa" en todo el mundo, según el Comité para la Protección de los Periodistas, debido a su censura de los medios nacionales e internacionales y sus fuertes restricciones a internet.

Pero tras la revolución de enero la prensa de Túnez está cambiando a un ritmo vertiginoso. El nuevo Gobierno cerró de inmediato el Ministro de Comunicaciones que se encargaba de regular los medios. En claro contraste con el régimen anterior, el nuevo Gobierno de transición democrática permite una libertad de expresión total.

Rim Saoudi, de 30 años, es una apasionada e idealista periodista del diario Assabah. Apoyó la revolución contra Ben Alí, y ahora está disfrutando por primera vez de poder informar con honestidad y sin miedo. Su periódico, con una circulación de unos 30.000 ejemplares diarios, forma parte del grupo de comunicación Dar Assabah, que antes de la revolución era propiedad del yerno del presidente, Sakher El Materi, ahora en el exilio en Dubái. El Materi huyó del país junto al resto de su familia, y ahora el periódico con 60 años de historia está gestionado por el Gobierno.

El Materi, un empresario de 31 años, utilizaba Assabah para la autopromoción y la propaganda, asegura Saoudi. Los periodistas recibían instrucciones estrictas sobre cómo hacer su trabajo y seguían una línea editorial fijada por el Gobierno. El periódico cubría una reducida selección de temas, principalmente culturales y deportivos o cualquier asunto que sirviese para ensalzar a la familia presidencial.

"Cualquier tema que pudiese dañar a la imagen de Túnez no se podía tocar. Por ejemplo, no nos permitían escribir sobre la pobreza, porque la idea era que 'en Túnez no hay gente pobre'", explica la reportera.

No quedan apenas recuerdos del antiguo propietario del periódico, tan sólo el verde campo de césped frente a la redacción, donde El Materi solía jugar al fútbol con sus amigos.

Los cambios en Assabah han empezado por su propia dirección postal. El periódico solía tener su sede en la prominente Avenida 7 de Noviembre, el día en que Ben Alí fue elegido presidente. Pero la calle ha sido rebautizada como Avenida Mohammed Bouazizi, en honor al vendedor callejero que hizo saltar la revolución al inmolarse para protestar contra el régimen dictatorial.

Dentro de la redacción el ambiente está cargado de energía, y los periodistas se muestran contentos de estar trabajando. Tras cubrir una protesta en la casba de Túnez, Saoudi comparte sus impresiones con los compañeros.

 "Rim ¿qué está pasando allí?", le preguntan. "Quieren que el primer ministro dimita", les explica. Este intercambio abierto de opiniones era impensable hace tan sólo unas semanas en esa misma redacción.

En el pasado Saoudi había intentado impulsar algunos temas que creía que tenían que aparecer en el periódico. Recuerda haber tenidoéxito en sólo dos ocasiones.

"Adoro el periodismo; quiero trabajar duro y mejorar mi trabajo", admite. "¡Me sentí muy feliz cuando unos días después de que Ben Alí se fuera pude escribir un artículo de opinión sobre el antiguo ministro del Interior titulado '¡Son mártires, ministro!'".

Otro cambio sustancial en el diario Assabah ha sido el regreso de Noureddine Achour como director. Lo había sido durante nueve años, pero fue despedido hace más de dos, cuando El Materi tomó las riendas de la empresa. Tras la revolución, la redacción pidió el regreso de Achour, que volvió a ponerse al frente del periódico en febrero.

"Éramos el periódico más antiguo, y antes de que lo comprase el yerno de Ben Alí éramos el de más credibilidad en todo el país", afirma Achour. "Ahora tenemos que adaptarnos a una nueva situación política; necesitamos ayudar a los políticos a abrir una esfera para el debate".

La tarea es importante, y los desafíos son grandes, advierte el veterano profesional. "Los periodistas tienen que adaptarse a esta nueva libertad. Una prensa censurada que de repente es libre puede ser peligrosa", asegura.

En Túnez hay actualmente unos 245 periódicos y revistas, y unos 1.500 periodistas. La mayor parte de las publicaciones son privadas; otras pertenecen a partidos políticos, como Al Mawkaf, que es el medio de la Agrupación Socialista Progresista (RSP), y otras son propiedad del gobierno. Los principales diarios y emisoras de radio estaban en manos de los miembros de los clanes Ben Alí y Trabelsi.

"Se ha producido un gran cambio, pero hay un problema de formación. No tenemos un periodismo de investigación. Los medios estaban entrenados para escribir propaganda. Necesitan aprender todo de nuevo desde cero, especialmente la ética", explica el líder sindicalista Naji Bgarni. "Estamos reclamando una reforma del código periodístico".

De momento, los grupos de comunicación tienen que ganarse el respeto de la audiencia, y de muchos periodistas que pagaron un alto precio por su coraje durante los años de Ben Alí.

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