Amnistía Internacional denuncia que la tortura sigue a la orden del día 10 años tras la invasión de Irak

    • El organismo afirma que la tortura es "una práctica generalizada e impune de las fuerzas de seguridad gubernamentales".
    • Denuncia confesiones forzadas sin garantías judiciales de personas que acaban en la horca.
Al menos siete muertos, entre ellos tres policías, en varios ataques en Irak
Al menos siete muertos, entre ellos tres policías, en varios ataques en Irak
M.T.T.

Amnistía Internacional no duda de que hoy los iraquíes son más libres que bajo el régimen de Sadam Husein, pero asegura que el país en el que los atentados casi han dejado de ser noticia por lo habitual de estos terribles sucesos, no ha hecho sus deberes ni de lejos.

"Irak continúa enredado en un sombrío círculo de abusos contra los derechos humanos, que incluyen ataques contra civiles, tortura de detenidos y juicios injustos", manifiesta el organismo pro derechos humanos en un nuevo informe publicado hoy. Recoge una cronología de torturas y otros malos tratos a detenidos a manos de las fuerzas de seguridad iraquíes y tropas extranjeras tras la invasión de 2003.

También denuncia el "incumplimiento continuado" de las autoridades iraquíes para proteger los derechos humanos y respetar el Estado de derecho ante los persistentes atentados.

"Diez años después del final del régimen represivo de Sadam Husein, muchos iraquíes disfrutan hoy de mayores libertades que bajo aquel régimen baasista, pero es evidente que los avances fundamentales en materia de derechos humanos que deberían haberse alcanzado durante el último decenio no se han materializado", asegura Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

El organismo afirma que "la tortura es una práctica generalizada e impune de las fuerzas de seguridad gubernamentales, especialmente contra personas detenidas en virtud de la legislación antiterrorista, que son torturadas mientras permanecen recluidas en régimen de incomunicación para interrogatorio". Los detenidos han denunciado haber sido torturados para obligarlos a "confesar" delitos graves o incriminar a otros mientras permanecían recluidos en esas condiciones.

Amnistía cuenta que son muchos los que se han retractado de sus confesiones durante el juicio, sólo para ver cómo los tribunales las admiten como prueba de su culpabilidad sin investigar sus denuncias de tortura, y los condenan a largas penas de prisión o a muerte.

Además, para ponerlos en evidencia en público, las autoridades han obligado a comparecer a detenidos en ruedas de prensa o han organizado la retransmisión de sus "confesiones" en la televisión local antes de su juicio o de que se dictara su sentencia, destaca la organización. Esto constituye "una flagrante violación de la presunción de inocencia y del derecho de todo acusado a recibir un juicio justo", según un comunicado de Amnistía Internacional.

"Ni el gobierno iraquí ni las antiguas potencias ocupantes han cumplido las normas a las que están obligados por el derecho internacional, y la población de Irak sigue pagando un alto precio por ese incumplimiento".

Irak ahorcó a 129 presos en 2012... sin garantías judiciales

La pena de muerte se suspendió tras la invasión de 2003, pero fue restaurada rápidamente por el primer gobierno iraquí a su llegada al poder, y las ejecuciones se reanudaron en 2005.

Desde entonces, al menos 447 presos han sido ejecutados, entre ellos el propio Sadam Husein, algunos de sus principales colaboradores y varios presuntos miembros de grupos armados. Amnistía cifra en "cientos" los presos que aguardan a ser ejecutados. Irak, que en 2012 ahorcó a 129 presos, es ahora uno de los países que más ejecuciones llevan a cabo.

"Las condenas de muerte y las ejecuciones se utilizan en una escala atroz", opina Hassiba Hadj Sahraoui. "Resulta especialmente abominable que muchos presos hayan sido condenados a muerte tras juicios injustos y sobre la base de confesiones que, según afirman, fueron obligados a realizar bajo tortura."

Amnistía asegura que desde diciembre, miles de manifestantes han tomado las calles en zonas donde los musulmanes suníes son mayoría, para protestar contra las detenciones arbitrarias, los abusos a detenidos y el uso de la legislación antiterrorista, y para pedir el fin de lo que consideran una discriminación gubernamental contra la población suní." Mientras tanto, grupos armados suníes siguen atacando no sólo objetivos gubernamentales, sino también a civiles chiíes, incluidos peregrinos religiosos.

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