Así es la técnica de los surcoreanos para conseguir las Olimpiadas de invierno

  • En las dos últimas convocatorias, Pyeongchang había quedado en segundo lugar. Y a la tercera va la vencida dicen, pero no sólo eso. Los surcoreanos han llevado una estrategia que consiguió votos importantes en la rotunda victoria que les ha dado los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.
Así es la técnica de los surcoreanos para conseguir las Olimpiadas de invierno.
Así es la técnica de los surcoreanos para conseguir las Olimpiadas de invierno.
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Donald Kirk, Pyeongchang (Corea del Sur) | GlobalPost

La multitud viendo las noticias justo después de la medianoche estalló en aplausos y lágrimas, como una explosión burbujeante de una botella de champán.

"Tuve que llorar cuando me enteré", explica Koh Seung-hee, de pie en el vestíbulo de un hotel de lujo en Pyeongchang, una zona montañosa a tres horas de Seúl, conocida como el maravilloso invierno de Corea del Sur.

"Hemos estado esperando tanto tiempo", dijo.

Dos veces subcampeón, Pyeongchang había ganado finalmente la carrera para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.

El culmen se produjo cuando el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, apareció en la televisión en vivo desde Durban (Sudáfrica), para desvelar el contenido del sobre que decía cuál sería la sede de los juegos de invierno después de la votación del COI.

La fiesta se extendía desde la base de la pista de salto de longitud en la estación de esquí de Alpensia a la plaza del pueblo. Una sensación de alivio se mezclaba con la anticipación desenfrenada de que Corea finalmente albergaría los Juegos Olímpicos de Invierno.

"Toda la gente de Corea quiere albergar los Juegos Olímpicos de Invierno", comenta Chang Ju-ree, quien dirige un pequeño hotel con su marido, a poca distancia de los campos verdes de golf y de las pistas de esquí de la estación de Alpensia.

Más que el orgullo nacional que infunde en las cerca de 46.000 personas de las ciudades y pueblos enclavados en las colinas de aquí, ellos prevén un aumento constante en los negocios durante el período previo a los Juegos Olímpicos.

"Esto puede ser una buena oportunidad", dijo Chang. "Vamos a abrir un restaurante en el primer piso de nuestro hotel. Queremos ofrecer el alquiler de esquís y tablas de snowboard. Y tal vez un karaoke".

Su esposo, Kim Yong-tae, ve los Juegos Olímpicos como la solución a los reveses económicos de los últimos años. "El desarrollo ha sido lento", dice. "Ahora debería crecer más y más".

El nombre del hotel, señalan él y su esposa, es 'Green and Blue' (verde y azul), el verde de los alrededores, y el azul por el mar al este, donde el plan es construir seis pistas de patinaje artístico, hockey y curling en la ciudad portuaria de Gangneung

Quizás, observa Kim, una bonanza olímpica atraerá a una de de las grandes cadenas extranjeras para que entre en una asociación con su establecimiento, ayudando a la región a lograr su reconocimiento como uno de los principales destinos deportivos.

Los sueños de Kim encajan perfectamente con los de los líderes de Corea, políticos y gente de negocios, que quieren inyectar miles de millones de euros de inversión en la zona, donde se celebraron algunas de las batallas más sangrientas de la Guerra de Corea hace unos 60 años.

Entre los planes más costosos destaca la construcción de un ferrocarril de alta velocidad, atravesando las montañas, con túneles de gran longitud, que une la capital con la costa este, en una obra de ingeniería que debe reducir el tiempo que se tarda en llegar desde Seúl a sólo una hora.

El presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, cuya popularidad ha disminuido en medio del 20 por ciento de desempleo, ha ordenado personalmente el cambio de imagen a gran escala.

Era más bien como una ofensiva a gran escala en el COI antes de la votación. Superado por Vancouver en 2010 y por el centro turístico del Mar Negro de Rusia de Sochi en el 2014, Lee estaba firmemente determinado en esta nueva ocasión. Encabezó una delegación de varios cientos de asistentes y gente de negocios de Durban, cada uno asignado a un contacto específico y encargado de convencerle a él o a ella de la necesidad de llevar los Juegos Olímpicos de Invierno a "nuevos horizontes".

"Nuevos horizontes" se ha convertido en una especie de lema para los juegos, que serán los primeros Juegos Olímpicos de Invierno que se celebren en un país asiático además de en Japón, que los acogió en Sapporo en 1972 y en Nagano, en los Alpes japoneses, en 1998.

Un capataz severo, Lee sonrió al público mientras intentaba distraer a sus ayudantes en los últimos días, horas y minutos previos a la votación del COI.

"No debe haber ningún error hasta el final", fue citado por Yonhap, la agencia surcoreana de noticias, hablando a sus ayudantes. "La sinceridad mueve el cielo". Pasaremos al cielo".

Un voto seguro era el del presidente de Samsung Lee Kun-hee, el hombre más rico de Corea del Sur, de acuerdo con la lista de Forbes de los 40 coreanos más ricos. Como miembro del COI, el presidente Lee fue visto con frecuencia al lado del presidente Lee. Su influencia se supone que ha ganado un amplio apoyo entre los representantes de las empresas con las que Samsung, el mayor conglomerado de Corea, hace negocios.

Al final, por supuesto, la máquina de Corea lo hizo tan rematadamente bien que el resultado final no tuvo contestación. Pyeongchang recibió 65 de los 106 votos frente a los 25 de Munich, visto hasta los últimos días como rival, mientras que Annecy en Francia sólo ganó siete.

Sin embargo, la relación entre el presidente Lee y el Presidente Lee, conlleva riesgos de millones de coreanos insatisfechos con el favoritismo que el presidente ha concedido a la empresa, que domina todos los sectores de negocios de Corea del Sur y del sector secundario. Aunque manteniendo las apariencias de la importancia de las pequeñas y medianas empresas, ha estimulado la expansión de los conglomerados en los últimos años mediante la relajación de las regulaciones sobre las participaciones cruzadas que unen a los grupos familiares, cuando ellos pasaron desde el control de la segunda a la tercera generación.

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