Assange, Noriega y otros asilados que vivieron en embajadas durante años

    • El del ex gobernante de facto de Panamá se refugió en la embajada del Vaticano en el país de donde salió después de que EEUU rodeara el consulado de altavoces con la música rock que él tanto odiaba.
    • El líder del partido de centroizquierdas peruano,Víctor Raúl Haya de la Torre, conocedor del derecho internacional decidió refugiarse en la residencia del embajador de Colombia en el país que goza de la misma inmunidad que la embajada.
WikiLeaks founder Julian Assange addresses the med
WikiLeaks founder Julian Assange addresses the med

Embajada dulce embajada. Ese debería ser el lema que figurara en los felpudos de entradas de algunos consulados en el extranjero en cuyo interior, no solo se ofrece asistencia a sus compatriotas, si no que además se aloja en régimen de pensión completa a asilados políticos, y no tan políticos, que como Julian Assange deciden pasar una temporada bajo suelo —y techo— extranjero. En el caso del jefe de Wikileaks sólo lleva algo más de 3 años al abrigo ecuatoriano. Y es que, durante las últimas décadas muchos han sido los refugiados que han pasado largas temporadas encerrados entre los muros de un consulado contemplando desde la ventana el país que les reclama ante la justicia.

Los más de 43 meses que arrastra Assange pernoctando en la sede el Gobierno de Quito empalidecen comparado con los 23 años que llevan encerrados en la embajada de Italia en la capital etíope Adis Abeba dos miembros del régimen del Derg, la junta militar que controló el país africano entre 1974 y 1991. Según la cadena británica BBC, en un principio fueron cuatro los que pegaron a la puerta de la sede italiana pero dos de ellos fallecieron en extrañas circunstancias. Al parecer uno de ellos no soportó el aislamiento y se terminó suicidando en 1993, y se cree que el otro habría muerto tras una pelea en 2004. Los dos supervivientes continúan viviendo entre funcionarios del país de la pizza y papeles de visados y pasaportes.

Y es que hasta para elegir un buen asilo político hay que saber cómo hacerlo. Si bien el controvertido líder de Wikileaks se encerró sin pensarlo en la misma sede de la embajada, el líder del partido de centroizquierdas peruano, Víctor Raúl Haya de la Torre, jurista y conocedor del derecho internacional, sabía que tanto los consulados como las residencias de los embajadores gozan del mismo nivel de inmunidad diplomática. Desconocía en 1949 que pasaría viviendo en la residencia del máximo representante de Colombia en Perú cinco años a la espera de un salvoconducto para abandonar el país, eso sí, tenía claro que el tiempo que tuviera que pasar refugiado lo haría bajo las mejores condiciones de confort.

Aunque no hay que buscar tan atrás casos de asilados políticos en embajadas extranjeras. En 2012 Estados Unidos, uno de los países más interesados en que Assange no consiga finalmente huir, refugió durante 6 días en la embajada del Gobierno de Washington en Pekín al disidente chino ciego, Chen Guangcheng, quien finalmente pudo salir de la república comunista y comenzar una nueva vida en Nueva York. Y no es la primera vez que el ejecutivo estadounidense emprende una acción similar. Fang Lizhi, al igual que su compatriota, vivió durante un año en el consulado estadounidense en la capital China hasta que logró huir del país.Correa también persigue

También en ese mismo año y con otro de los grandes protagonistas del caso Assange, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, se dió otro caso de asilados en embajadas. Y de nuevo de libertad de prensa va el asunto, aunque en esta ocasión, el perseguidor fue el mandatario ecuatoriano y esta vez se trataba de huir del país latinoamericano y no de entrar en él. La justicia ecuatoriana condenó a 3 años de prisión y a pagarle a Correa una multa millonaria al director del diario "El Universo", Carlos Pérez Barriga, quien acusó en su periódico al presidente de cometer "crímenes lesa la humanidad". El periodista se refugió entonces en la embajada de Panamá, a pesar de que el Gobierno de Quito nunca le negó la posibilidad de abandonar el país mientras no se hubiera ejecutado la orden de prisión. Finalmente Correa indultó al periodista quien pudo abandonar la sede panameña.

Uno de los sucesos más sonados y de lo más curiosos por la forma en que acabó, fue el del ex gobernante de facto de Panamá, Manuel Antonio Noriega. Después de que Estados Unidos invadiera el país en 1989, el destituido presidente buscó refugio en la sede del Vaticano en la capital. Fue entonces cuando el ejército americano comenzó una peculiar estrategia para conseguir que Noriega saliera del edificio. Sabedores los estadounidenses del odio del asilado por la música rock rodearon de altavoces el consulado y emprendieron un incesante y particular "concierto" a todo volumen. Once días más tarde el ex líder panameño terminó sucumbiendo a los "cantos de sirena" de la armada y salió de la embajada a golpe de guitarra eléctrica.

Aún está por conocerse el final de la aventura diplomática de Julian Assange. Puede que consiga abandonar Reino Unido y refugiarse en Ecuador, o que la justicia sueca le indulte, que consigan sacarlo de la embajada torturando su oído con sonidos que le desagraden o que, quizá, viva en ese edificio durante más de 21 años y tenga que terminar encargando un felpudo con un serigrafiado especial que dé la bienvenida a quien quiera visitarlo.

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