Atacan a los refugiados de Darfur

  • Miles de sudaneses viven desde hace más de cinco años en 200 campamentos para desplazados en Darfur, bajo el auspicio de las Naciones Unidas y con la ayuda de diversas ONG internacionales. Pero tampoco en estos campamentos tienen su seguridad garantizada. Un grupo de milicianos irrumpió recientemente en el campamento de Kass, matando a dos personas y secuestrando a otras. Les pedían una diya -o "dinero de sangre"- a cambio de no hacerles nada, porque les acusaban de haber matado a un agente de policía.
Hiroyuki Saito | GlobalPost

(Kass, Sudán). Cientos de darfuríes huyeron de la violencia en sus pueblos y se refugiaron hace tiempo en el campamento de refugiados de Kass. Pero allí han encontrado muy poca paz.En febrero, unos hombres armados montados en caballos y camellos invadieron el campamento de Kass y destrozaron las casas de paja, llevándose a algunos de sus habitantes sin ninguna explicación, según algunos testigos.

Los invasores golpearon a la gente, les ataron y empujaron a las alcantarillas a medida que se abrían paso.Un total de 18 personas fueron tomadas como rehenes, entre ellas el jeque Sidig, su líder. A los prisioneros se les dijo que tenían que pagar la "diya" (o dinero de sangre), en castigo por la muerte de un agente de policía sudanés dos días antes.

Según los testigos, el dinero de sangre juega a menudo un importante papel como forma de compensación para resolver problemas intertribales, especialmente en casos de asesinato. "Cuando salí me encontré las calles llenas de hombres con armas. Uno de ellos me dijo: 'Tu gente mató a alguien y ahora queremos que paguéis la diya'", recuerda el jeque Sidig.

El jeque protestó y dijo que el campamento no debería de pagar ese dinero, porque el policía había recibido un disparo y nadie allí tiene un arma. Pero la respuesta del atacante fue rotunda: "Si no pagáis, destrozaremos vuestro campamento".

Los representantes del campamento relataron después a la Policía que los atacantes mataron ese día a dos personas e hirieron a cinco con disparos de armas, y que otras 84 personas fueron golpeadas con palos.El grupo de milicianos entró además en el mercado y prendió fuego a numerosos puestos. En menos de 10 minutos los casi 1.000 metros cuadrados del zoco estaban en llamas, y más de 350 puestos quedaron reducidos a escombros.

La ONU se enteró de lo ocurrido tres días más tarde, cuando un convoy de 18 vehículos de la UNAMID (Misión en Darfur de la Unión Africana y Naciones Unidas) llegó al pueblo como parte de una visita rutinaria para comprobar la situación de seguridad en las zonas más remotas de Darfur. El convoy, en el que viajaban más de 60 empleados de la UNAMID, había salido de El Fasher, al norte, había pasado la noche en Nyala, e iba camino de su destino final, en Zalingei, al oeste de Darfur.

Al frente de este grupo viajaba Micheal Fryer, que fue recibido por más de 40 hombres con turbante y túnica blanca, representando a los desplazados internos que viven en el campamento de Kass.Según la investigación realizada por UNAMID, el policía asesinado pertenecía a la misma tribu que asaltó a los desplazados. La misión de la ONU pudo finalmente ayudar a resolver el problema del dinero de sangre con los jefes y las autoridades locales.

No obstante, los desplazados han demostrado no tener mucha fe en el gobierno local sudanés. Esta falta de respeto a las autoridades es lo que hizo que muchos de los residentes del campamento no participasen en las elecciones nacionales realizadas este invierno, las primeras en 24 años que se celebran en Sudán.

De los 7,5 millones de personas que viven en Darfur 3,6 millones eran susceptibles de participar en los comicios, según el Comité Electoral de Sudán. De esos 3,6 millones, unos 2,4 (el 67 por ciento) se registraron para votar. La mayoría de los que no se registraron eran desplazados internos.Algunos de los habitantes del campamento no se registraron, porque así se lo ordenaron algunos grupos rebeldes. Otros simplemente no fueron informados correctamente del proceso.

La región de Darfur vive inmersa en un conflicto civil desde 2003, cuando grupos rebeldes africanos comenzaron a luchar contra la milicia árabe gubernamental. Naciones Unidas calcula que desde entonces han muerto unas 300.000 personas en la zona, a causa de los combates, el hambre y las enfermedades.

A lo largo de Darfur (una región del tamaño de Francia) hay más de 200 campamentos para desplazados, y su seguridad sigue siendo la mayor preocupación. Para mejorar la situación en los campos más vulnerables, como el de Kass, la misión de la ONU ha estado entrenando a agentes de policía local y construyendo centros de seguridad cerca de los campamentos. 

Tras su visita a Kass, Micheal Fryer ha reafirmado su compromiso para incrementar el número de patrullas policiales y militares para proteger a los civiles de futuros ataques. También ha dicho que habrá policías durante las 24 horas en Kass.Según Fryer, UNAMID protegerá a los habitantes de los campamentos, aunque la misión tenga que arriesgar la vida de sus oficiales. "Continuaremos protegiéndoles lo máximo que podamos".

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