Baja Sajonia abre el año electoral alemán con Merkel orientada reelección

  • Los 6,1 millones de electores del "Land" alemán de Baja Sajonia (centro del país) están convocados mañana a las urnas, en unos comicios regionales de relevancia capital ante las generales previstas para septiembre, en las que la canciller Angela Merkel aspira a su reelección.

Gemma Casadevall

Berlín, 19 ene.- Los 6,1 millones de electores del "Land" alemán de Baja Sajonia (centro del país) están convocados mañana a las urnas, en unos comicios regionales de relevancia capital ante las generales previstas para septiembre, en las que la canciller Angela Merkel aspira a su reelección.

Los partidos políticos desplazaron a ese estado federado a sus "primeras espadas" en la recta final de la campaña, encabezados por una Merkel muy presente en los mítines de su correligionario y jefe del gobierno regional, David McAllister.

Parece que la movilización de Merkel ha surtido efecto, ya que los últimos sondeos muestran una notable recuperación de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller y sus aliados del Partido Liberal (FDP), a los que durante semanas se dio por derrotados.

Las encuestas muestran ahora un reñido empate a 46 % entre la coalición de centro-derecha de McAllister -la misma constelación de Merkel a escala federal- y su alternativa formada por el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes.

No se cuenta con que entren en la cámara regional ni Los Piratas -fuerza de nuevo cuño emergente, un año atrás, ahora de pronto desinflada- ni La Izquierda, que de todos modos no contaban como posibles aliados de un tripartido, de uno u otro signo.

Todo puede depender de los resultados del FDP, a los que los sondeos colocan en la cuerda floja del 5 %, el mínimo para obtener escaños.

La situación de los liberales es dramática, puesto que las encuestas les pronostican asimismo resultados bajo ese mínimo en las generales, lo que dejaría a la CDU sin su aliado natural.

La popularidad de Merkel, en alza tras dos legislaturas, no garantizan ni a McAllister, ni a la canciller la reelección, en ambos casos como efecto secundario de la debilidad liberal.

Se da por hecho que, incluso si el FDP salva la cara en Baja Sajonia, los días del ministro de Economía y vicecanciller, Philipp Rösler, al frente de la formación están contados, puesto que en los últimos días se ha desatado una lucha interna por defenestrarlo.

Rösler asumió la presidencia liberal hace un año, con la misión de dar la vuelta a la mala racha electoral del partido -de la que entonces se responsabilizaba a su predecesor en el cargo, el ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle.

El FDP no solo no ha conseguido remontar, sino que ha agudizado su crisis, lo que ha disparado el pánico por la supervivencia en un partido que ha integrado 17 de los 22 gobiernos federales del país, con figuras de peso como Hans-Dietrich Genscher o Walter Scheel.

A la coalición de Merkel le ha surgido en la recta final de campaña un aliado atípico: la impopularidad del candidato del SPD a la cancillería, Peer Steinbrück, lo que indirectamente ha rebajado las opciones a un relevo en el poder en Baja Sajonia.

El líder socialdemócrata en el "Land", Stephan Weil, se ha visto custodiado en campaña por nombres de peso del partido, como el excanciller Gerhard Schröder y el presidente del SPD, Sigmar Gabriel.

Ambos fueron jefes de Gobierno en ese "Land", antes de saltar a la esfera federal, y, en el caso de Schröder su presencia en campaña se debió, además, a que su esposa Doris Schröder-Kopf es candidata en un distrito.

A Steinbrück se le ha visto poco en mítines, lo que en los medios alemanes se relaciona con sus inoportunas declaraciones tachando de "bajo" el sueldo de la canciller -220.000 euros anuales-.

El aspirante, y ministro de Finanzas en la primera legislatura de Merkel, fue elegido candidato del SPD pese a que no respondía al perfil que se espera de un político de izquierdas -es el diputado del Bundestag que más extras acumula por conferencias en foros económicos y puestos en la empresa privada-.

Su progresiva impopularidad le sitúa en una posición tan difícil como a Rösler, en lo que al liderazgo del FDP se refiere, por lo que uno y otro se juegan mucho en Baja Sajonia.

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