Cachemira combate la violencia con el fútbol

  • "Inshallah, Football" es un documental del director Oscar Ashvin Kumar que se estrenará el próximo mes en el Festival de Cine Internacional Pusan,en Corea. La cinta cuenta la historia de un joven entrenador defútbol argentino que crea una escuela deportiva en Srinagar para sacara chicos "lanzadores de piedras" de las calles y aficionarles a jugaral fútbol. Algunos de esos jóvenes llegan a equipos profesionales.
"Inshallah, Football" del director Oscar Ashvin Kumar
"Inshallah, Football" del director Oscar Ashvin Kumar
lainformacion.com
Jason Overdorf | GlobalPost

(Nueva Delhi, India) Cuando en 2009 el director nominado al Oscar Ashvin Kumar viajó a Cachemira por primera vez con motivo de una posible película, descubrió una historia real que le inspiró mucho más que la ficción. Lo dejó todo y se dedicó a rodar un documental.

El resultado de ese viaje, la obra "Inshallah, Football", se estrenará el próximo mes en el Festival de Cine Internacional Pusan, en Corea. El documental cuenta la historia de un joven entrenador de fútbol argentino que crea una escuela deportiva en Srinagar para sacar a chicos "lanzadores de piedras" de las calles y aficionarles a jugar al fútbol. Algunos de esos jóvenes llegan a equipos profesionales.

Pero cuando el entrenador logra que el capitán del equipo tenga una oportunidad para irse con un club profesional a España, la complicada historia de Cachemira bloquea sus esfuerzos, ya que el gobierno indio deniega un pasaporte al chaval: dos décadas antes su padre había formado parte de un grupo separatista que pedía la independencia. En el último momento, el ministro Omar Abdullah acaba interviniendo en ayuda del joven futbolista.

 "Es la historia de tres hombres formidables. Uno es su padre, que luchó por lo que creía; otro es el entrenador de fútbol, que llega desde Argentina para fundar una escuela, y después está este joven que lucha por jugar al fútbol", explica Kumar.

Ese fue un verano de esperanzas. Cuando en 2009  hablé con el entrenador Juan Marcos Troia (conocido como Marco) poco después de que Kumar terminase de grabar el documental, me contó muy contento que su Academia Internacional de Deportes (ISAT por sus siglas en inglés) había entrenado ya a 1.000 chicos de toda Cachemira, lo que suponía sacar al menos a 50 de ellos de los pequeños ejércitos de lanzadores de piedras que se enfrentan en la calle a la policía.

Lo decía incluso cuando unos soldados le habían golpeado a él mismo en la calle, a unos cinco minutos del campo de fútbol, después de pararle para interrogarle y sospechar que se estaba haciendo el extranjero. Su mujer y sus dos hijas vivían con él en Cachemira, y pese a los soldados y los toques de queda, las dos niñas acudían a la escuela en Srinagar, como todas las demás.  Marco creía que estaba logrando un cambio.

 "He visto cómo el fútbol está ayudando a cambiar la mentalidad de algunos de los funcionarios en el gobierno y también la mentalidad de la gente", decía Troia hace dos años. "Es muy interesante ver en dos años y medio lo mucho que ha ayudado nuestro programa, no sólo al fútbol, sino también al desarrollo de la sociedad".

Este verano, mientras Kumar terminaba su "Inshallah, Football" para presentarlo en Pusan, esas esperanzas se vieron aplastadas. La espiral de violencia en Cachemira va en aumento desde junio: los habitantes salen a la calle para protestar por la muerte de civiles, y como consecuencia se producen más muertes a manos de las fuerzas de seguridad. Durante los dos últimos meses más de 60 civiles han muerto en la región, la mayoría de ellos adolescentes. El deporte es lo último en la cabeza de cualquiera en estos momentos, en los que vetarnos periodistas de Cachemira resumen amargamente su profesión como una "redacción de necrológicas".

 "Todo se ha parado por completo", asegura Kumar en una entrevista telefónica. "No hay posibilidad de que la gente vaya a ningún lado. Marco ha entrenado a unos 1.000 niños y ha logrado que jueguen en ligas profesionales. La idea era enviar a los 11 jugadores a formarse a Brasil con una beca, pero creo que básicamente el proyecto está ahora paralizado".

Esta situación hace que el documental sea ahora más importante que nunca. La selección para participar en el festival de Pusan promete además difundir a una mayor audiencia una historia con la que Kumar espera romper la actitud simplista y estrecha de miras sobre el problema de Cachemira.

 "Para mí es una gran oportunidad", explica. "Es el mayor festival de cine de Asia, y es el lugar idóneo para mostrar una película como esta, porque sirve para abrir un debate".

Siguiendo las vidas de Basharat Bashir, de 18 años, y de su padre, "Inshallah, Football" ofrece una visión inusualmente esperanzadora sobre el ciclo de violencia en Cachemira.

Pero los acontecimientos actuales hacen que esa esperanza sea un poco amarga. Los enfrentamientos de este verano han mostrado de manera trágica que en lo que a Cachemira respecta la India sigue haciendo lo mismo una y otra vez, y esperando resultados diferentes. Aún así, aunque el gobierno indio batalla por ganarse la lealtad de los cachemires, según muestra la película, sus esfuerzos resultan infructuosos por su incapacidad para confiar en sus propios ideales democráticos.

Por eso, en lugar de un bate de cricket o una pelota de fútbol, los chavales prefieren coger piedras y tirarlas a la policía.

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