China y Rusia prohíben desfiles de San Patricio por el temor a revueltas populares

  • Las celebraciones mundiales del patrón irlandés que triunfan en medio mundo se verán silenciadas este año. Los temores a nuevas protestas pro-democracia han llevado a las autoridades de China y Rusia a prohibir los desfiles. Los problemas financieros que afronta Irlanda también han empañado las fiestas.
San Patricio, el patrón de Irlanda
San Patricio, el patrón de Irlanda
lainformacion.com
Conor O'Clery, Dublín (Irlanda) | GlobalPost

Los gobiernos de Wen Jiabao en China y Dimitri Medvév en Rusia recelan ante la posibilidad de que los activistas pro-democracia utilicen los desfiles anuales del 17 de marzo por San Patricio para elevar protestas inspiradas en las revueltas de Oriente Medio y en el norte de África.

Los problemas financieros que paralizan Irlanda también han empañado las celebraciones. Solo nueve ministros del Gobierno viajarán al extranjero este año para encabezar los festejos conmemorativos, en comparación con los 22 del año pasado.

En China y en  Rusia se han prohibido por primera vez los desfiles en honor al patrón de Irlanda.

El desfile en la capital financiera de China, con manifestantes vestidos de duendes y el uso de grandes sombreros verdes, ha sido igual de popular tanto entre los irlandeses como entre los chinos desde que fue inaugurado en 2007.

Los manifestantes chinos y rusos podrían haber tomado la famosa calle Nanjing Road, una de  las paradas del desfile en Shanghái.

Los funcionarios de la ciudad retiraron el permiso porque está cerca de la Plaza de la Paz, "un punto caliente para las últimas manifestaciones", según el corresponsal irlandés de Times China, Coonan Clifford.

En las últimas semanas ya se ha intensificado la seguridad en las ciudades chinas después de mensajes anónimos en internet pidiendo una revolución similar a las desarrolladas en el mundo árabe.

Sin embargo, se ha autorizado que siga adelante el desfile anual del Día de San Patricio en Pekín, que tiene lugar en el parque Chaoynag, lejos del foco habitual de las protestas que es la Plaza de Tiananmen.

Desde 1992, el primer año después de la caída de la Unión Soviética, miles de personas han desfilado en el barrio del nuevo Arbat de Moscú para celebrar el santo patrón de Irlanda.

Sin embargo, el Club Empresarial Irlandés en Moscú, organizador del desfile, comunicó el lunes que se había suspendido después de largos debates con las autoridades municipales acerca de "los atascos de tráfico crónicos" y "de otos extremos impredecibles debido a las condiciones climáticas".

Este anuncio redactado diplomáticamente -que permitió al Ayuntamiento insistir en que no se había prohibido-  se da en un contexto de creciente agitación en las calles de Rusia.

El 31 de enero se celebraron manifestaciones en apoyo del derecho de reunión pacífica en diversas ciudades rusas y decenas de manifestantes fueron arrestados en Moscú y San Petersburgo, mientras la policía antidisturbios trataba de reprimir las protestas no autorizadas, en especial aquellas en pro de los derechos humanos y de la democracia.

Las autoridades rusas están cada vez más preocupadas por las concentraciones en las calles desde que 5.000 nacionalistas y cabezas rapadas se enfrentaron con la policía en el centro de Moscú el 11 de diciembre del año pasado y atacaron a miembros de grupos minoritarios étnicos del Cáucaso.

En Shanghái y Moscú, la festividad irlandesa era la única celebración nacional que se permitía y las procesiones de juerguistas vestidos de verde, locales e irlandeses, eran consideradas por los organizadores como poco más que expresiones inofensivas del genio de la diáspora irlandesa que colonizaba las calles de la ciudad una vez al año.

Sin embargo, el Baile Anual Esmeralda sigue adelante en tanto en la capital rusa como en Shangái. Estos bailes se  han convertido en un acontecimiento para los expatriados de distintas nacionalidades así como para los irlandeses en las urbes de todo el mundo. Se trata de un punto álgido en la vida social de Moscú, Pekín, Shanghái, Hong Kong, Tokio, Singapur, Sidney y en ciudades europeas y en América del Norte y del Sur.

Los miembros del Gobierno irlandés tradicionalmente se han desplegado por todo el mundo, a expensas del contribuyente, para representar a su país de origen en estas suntuosas cenas de gala.

Sin embargo, consciente de la indignación pública en Irlanda sobre giras ministeriales y los gastos suntuosos de los políticos, el nuevo Gobierno de coalición del Fine Gael y el Partido Laboralista anunció recientemente que había reducido en más de la mitad el número de estos viajes.

Ningún representante del Ejecutivo viajará este año ni a Shanghái ni a Pekín, rompiendo con lo que se había convertido ya en una tradición. Sin embargo, hay un viaje internacional que no se ha cancelado: la visita anual del primer ministro (o taoiseach) a Washington por el Día de San Patricio.

El taoiseach es el único miembro del gobierno en el mundo que tiene acceso automático a la Casa Blanca un día al año (el 17 de marzo) y es honrado en un almuerzo anual por el portavoz de la Casa Blanca y atendido por el presidente y por los miembros de la Casa Blanca y el Senado.

Este acceso es una oportunidad diplomática demasiado buena para taoiseach Enda Kenny, quien asumió el cargo el 8 de marzo, especialmente cuando Irlanda necesita amigos poderosos en su lucha por atraer el comercio y la inversión para superar su crisis financiera.

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