Cuba, cuaderno de ruta: Entre el destierro y la libertad

  • No ha sido una elección fácil. Los once ex prisioneros políticos cubanos que ya están en España han tenido que tomar la decisión de o bien seguir entre rejas en su país –con la esperanza de que les acaben liberando- o bien ir al exilio sin permiso para volver.

Los cubanos excarcelados piden libertad para el resto de reos
Los cubanos excarcelados piden libertad para el resto de reos

Léster González, Omar Ruiz, Antonio Villarreal, Julio César Gálvez, José Luis García Paneque, Pablo Pacheco y Ricardo González Alfonso-todos ellos enfermos, han sido los primeros excarcelados de los 52 presos del Grupo de los 75 que quedan en las cárceles cubanas y que Raúl Castro se comprometió a liberar. También están ya fuera de prisión Omar Rodríguez, Normando Hernández, Luis Milán y Mijail Bárzaga.

Todos ellos, fueran panaderos (como González) o médicos (como Paneque) de profesión, ejercían el periodismo crítico e independiente cuando en la primavera de 2003 una ola de detenciones contra la disidencia les llevó a la cárcel. Ahora están en España, donde los pocos que tienen familiares ya aquí (o en Estados Unidos) se reunirán con ellos y los demás serán redistribuidos en centros de acogida por toda la geografía española, donde haya sitio. "Si tienen lazos familiares, se les ayudará [a reunirse con ellos]", dice Miguel Ángel Rodríguez, portavoz de Cruz Roja, una de las tres organizaciones que les están ayudando.

Están agradecidos a los esfuerzos de otros disidentes, de la Iglesia cubana y del Gobierno español –lo han dicho en las numerosas ruedas de prensa que han dado en tan solo unos días-, pero además de seguir comprometidos con la lucha contra el régimen cubano se quejan de que su libertad es relativa.

"Esto es un destierro", dejaban claro esta semana ante los medios de comunicación que se arremolinaban alrededor de ellos. En España han sido protagonistas de portadas de periódicos, de entrevistas en directo en los programas televisivos y radiofónicos… mientras que en Cuba ninguno de los medios de comunicación oficialistas se ha hecho eco de la noticia.

Eso sí, de repente el octagenario Fidel Castro ha hecho cinco apariciones públicas -de las que naturalmente han dado buena cuenta los medios de la isla- en tan solo diez días después de cuatro años sin hacerlo: primero fue una visita a un centro de investigación científica, luego una entrevista en la que advirtió sobre una posible guerra nuclear en Oriente Medio, después otra visita a un centro de investigación, esta vez económico, una excursión al Acuario Nacional y,por último, una visita al Ministerio de Exteriores.

El motivo repentino de esta apretada agenda de actos públicos se desconoce, pero algunos analistas apuntan a que quiere dejar claro quién manda y mostrar a la comunidad internacional que es consciente de las liberaciones que se están iniciando y que se están tomando con su aprobación. A lo mejor simplemente ha mejorado su salud y ha querido mostrarlo, aunque no es probable que se trate de una mera coincidencia.

Pero volviendo a los once presos que ya están en España. Se sienten en el exilio, han llegado bajo condición de inmigrantes en vez de recibir el asilo político y ya han reclamado que se les considere refugiados. En cualquier caso, las organizaciones que les atienden -una pública y dos privadas- ya han indicado que recibirán ayuda al menos durante los próximos 24 meses.

La parte buena…

es que ya no tienen que tener miedo. Pueden ver a quien quieran y cuando quieran. Ya no tienen que esperar a que sea la hora marcada por las autoridades para poder hablar con sus esposas por teléfono ni contar las semanas hasta que llegue el momento en el que puedan abrazarlas para no volver a verlas en meses. También pueden jugar con sus hijos.

Además, ya no tienen que ingeniárselas para apañar un sistema de canalización que evite que las goteras de sus celdas inunden el sitio donde van a dormir y pasar la mayor parte del día. Ricardo González, corresponsal de Reporteros Sin Fronteras, contaba esta semana que "todos los presos juntos [mezclados presos comunes con políticos] teníamos que improvisar canales con nylon para que el agua no inundara nuestra celda".

"Podemos ser útiles ya sea en las prisiones o fuera. Nadie piensa renunciar a luchar por la libertad de expresión", añadía González.

La parte mala…

es que esa libertad de expresión seguirá estando condicionada por los familiares y amigos a los que han dejado atrás, en la isla, para evitar que también ellos tengan que sufrir las represalias del régimen. Además, han tenido que salir de una patria a la que quieren tanto que han llegado a sacrificar su salud, su libertad, su seguridad y la de sus allegados. (A otros, la edad y el mal estado de salud les ha hecho quedarse). Tienen "derecho" a pedir un permiso especial al Gobierno cubano para volver, pero la concesión de ese permiso por ahora se antoja muy lejana.

"Estamos en un limbo jurídico", ha repetido Julio César Gálvez en distintas ocasiones estos días. Ahora él y sus compañeros se exponen a la incertidumbre de un futuro indefinido, pues aún no tienen los papeles en regla en España. Y puede que el asunto se alargue, porque no quieren el estatus de "inmigrantes" que les ha ofrecido el Gobierno español, sino el de "refugiados políticos". El Ministerio de Asuntos Exteriores ha explicado que si finalmente optan por el estatus de asilados, no podrán regresar a su país.

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