Dos semanas en huelga de hambre para que Chávez libere a una jueza convertida en presa política

  • Catorce estudiantes llevan dos semanas en huelga de hambre en Caracas reclamando ayuda a la Organización de Estados Americanos para que Hugo Chávez libere a 27 presos políticos, incluida una jueza y tres diputados electos.
Rafael del Naranco, Caracas (Venezuela)

No le permiten asistir a actos religiosos ni salir al patio a tomar el sol. Nada de televisión o prensa. La juez Lourdes Afiuni, titular del Juzgado 31 de Control del Área Metropolitana de Caracas, es una presa directa de Chávez.

Hace un año, basándose en el código penal, esta mujer concedió la libertad a un banquero detenido hacía meses sin sumario. Asegura que en el mismo acto judicial informó a la Fiscalía vigilar al procesado hasta la celebración del juicio. No se hizo, y el inculpado huyó a Miami.

Al día siguiente, en su popular programa de radio y televisión, “Aló, Presidente”, Hugo Chávez solicitó para la juez “30 años de cárcel”. Detenida a las pocas horas, fue recluida en una prisión de mujeres, con 24 reclusas cuyas causas habían pasado por su tribunal. Tanto la ONU, la Unión Europea como diversos organismos internacionales de defensa de los Derechos Humanos incluida Amnistía Internacional, reclamaron al Gobierno venezolano su inmediata libertad.

Ahora, debido a una grave enfermedad en el cuello uterino, tras meses solicitando ser operada de urgencia, se le dio casa por cárcel hasta que termine la convalecencia. Al finalizar el reposo, volverá a su celda.

Padecen también la falta de libertad tres diputados elegidos en los pasados comicios legislativos de septiembre (con lo que tenían inmunidad diplomática), José Sánchez “Mazuco”, Biagio Pilieri y Freddy Curupe.

Es por ellos por quienes hay 14 estudiantes de los que la mayoría ya llevan dos semanas en huelga de hambre a las puertas de la Organización de Estados Americanos en Caracas, “dispuestos a entregar su vida por Venezuela si necesario fuera”, dice Lorent Saleh, representante de los jóvenes.

Los jóvenes no ingieren alimentos y ya comienzan a verse en sus cuerpos los estragos debidos a la acción tomada. Han llegado desde distintos puntos del interior del país a la capital venezolana y están decididos a no levantar su protesta “hasta que el secretario general de la Organización de los Estados Americanos, José Miguel Insulza, venga a Caracas a escuchar nuestro justo y humanitario reclamo”.

En diciembre de 2009, otro grupo realizó la misma acción. En ese entonces, Insulza prometió venir en febrero de 2010, “y aún lo estamos esperando”, indican.

Las relaciones del secretario general de la OEA y el presidente Hugo Chávez son tirantes, con insultos por medio del mandatario criollo, quien tildó al chileno de “sinvergüenza”. Igualmente le pidió “renunciar a su cargo por atreverse a jugar el papel de un virrey del Imperio”.Antonio Ledesma, alcalde de Caracas, elegido por el voto popular y al que la anterior Asamblea Nacional cercenó el 80 por ciento de sus atribuciones legales, ha firmado una pancarta en apoyo a los huelguistas.

Carlos Arteaga, 23 años, estudiante de Derecho, pide a los compañeros que no pueden sumarse a la protesta, que “al menos se acerquen, porque la soledad nos deprime”.

El portavoz de los huelguistas, Lorent Saleh, pide al país que no se quede sin hacer nada y opina: “Lamentablemente hay un clima de silencio cómplice por un sector de la ciudadanía, que gracias a Dios se ha venido superando, aunque el mensaje de solidaridad no ha llegado a todo el mundo. Nosotros estamos aquí para que se respeten los derechos de los presos políticos, pero en la otra esquina hay jóvenes que todas las noches vienen a rumbear [andar de parranda]”.

La ingeniera industrial Fabiola Rosales insiste en que no se rendirán: “Aquí no se cumple el buen ejercicio de la democracia. La estrategia del gobierno es amedrentarnos, sembrar el terror. La lucha es de todos los que vivimos en este país, y no podemos cruzarnos de brazos”.

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