El alemán Gröning descoloca en Venecia con su visión de la violencia familiar

  • "Die Frau des Polizisten" ("La mujer del policía"), descolocó hoy en el Festival de Venecia con su visión de la violencia familiar en casi tres horas de metraje divididos en pequeños capítulos, a través de los cuales se cuenta una historia que evoluciona de la felicidad aparente a la tragedia.

Alicia García de Francisco

Venecia (Italia), 30 ago.- "Die Frau des Polizisten" ("La mujer del policía"), descolocó hoy en el Festival de Venecia con su visión de la violencia familiar en casi tres horas de metraje divididos en pequeños capítulos, a través de los cuales se cuenta una historia que evoluciona de la felicidad aparente a la tragedia.

Una puesta en escena sugerente en un primer momento pero que resulta monótona a medida que avanza una bella y sutil narración llena de silencios y de planos fijos que la hace difícil y compleja y que fue bien recibida en su primera proyección en la Mostra, donde compite en la sección oficial.

La película trata de un problema universal que no afecta solo a Alemania, como explicó en rueda de prensa el director, Philip Gröning, quien explicó que trata sobre la violencia doméstica, pero especialmente "sobre el amor entre la madre y la hija, también un fenómeno universal y que es un aspecto positivo de la historia".

Una relación materno filial que está tratada con gran delicadeza en la película, con muchos de los capítulos que la componen dedicados a contar la vida diaria de la madre y la hija, por ejemplo cómo la pequeña aprende a cantar, un claro ejemplo de "la transferencia del amor".

Porque los capítulos en que está dividida la película están tratados de forma que pueden tener un significado narrativo en sí mismos, como si fueran cortometrajes.

Y para resaltar y mostrar lo que es verdaderamente un ser humano, el realizador decidió prescindir de la música en un "ejercicio brechtiano" que permitiera a los espectadores centrarse en las imágenes.

Unas imágenes en las que Gröning se recrea, con algunos capítulos en las que aparecen solo elementos de la naturaleza, filmados a plano fijo con los movimientos provocados por el viento o la luz como únicos artificios.

Por eso tampoco se ha usado casi luz artificial, tan solo en algunos puntos de la casa en la que vive la familia, lo que da al a la película un aspecto documentalista.

Gröning, que habló en inglés en algunos momentos de la rueda de prensa para evitar que las niñas que interpretan a la pequeña en la película entendieran sus explicaciones de la violencia, resaltó que las menores no estaban en el set de rodaje en los momentos más complicados.

Una violencia que, sin embargo, no significa que el padre de la familia, el maltratador de la historia, sea un monstruo, en opinión del realizador. "No es un hombre tan malo, es una persona a la que le falta todo el amor".

"Puede haber -agregó Gröning- un momento de nuestra vida en las que estamos al borde de entrar en la violencia (...) y cuando entras en ese camino estás destruyendo una parte de su personalidad, algo que me interesaba mucho".

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