El Ejército ecuatoriano libera a tiros a Correa tras doce horas de secuestro

  • El presidente ecuatoriano Rafael Correa ha denunciado un intento de golpe de Estado tras la numerosa revuelta policial que le asedió ayer en Quito. Las Fuerzas Armadas, cuya cúpula dejó claro desde el principio que estaban de parte del presidente, han tenido que intervenir para liberarle. Correa había sido atacado en plena calle con gases lacrimógenos por parte de agentes de Policía que más tarde asaltaron el hospital al que llevaron al mandatario y le retuvieron.
El Gobierno de Ecuador declara el estado de excepción
El Gobierno de Ecuador declara el estado de excepción
Agencias

Esta madrugada las tropas militares de Ecuador rescataron a sangre y fuego al presidente Rafael Correa, que estuvo más de diez horas confinado en un hospital rodeado de policías sublevados, que desataron una crisis institucional.

La protesta de la policía buscaba detener un plan de austeridad del Gobierno que le quitaba beneficios económicos y que según los analistas se salió de control, aunque el mandatario aseguró que fue sólo una excusa para dar un golpe de Estado urdido por la oposición.

Correa abandonó el hospital en una silla de ruedas y con una máscara antigas al cabo de un intenso tiroteo entre las fuerzas de seguridad, que fue televisado en directo y mantuvo en vilo al país y a la región.

La Cruz Roja dijo que los choques a lo largo de toda la caótica jornada, que incluyeron ataques de la policía a partidarios del Gobierno, dejaron como saldo dos policías muertos y 88 personas heridas, en su mayoría civiles.

Minutos después de su rescate, el mandatario llegó al Palacio de Gobierno y aseguró que no dará marcha atrás. Con la voz ronca y aún ataviado prolijamente con traje y corbata, Correa dijo desde el balcón presidencial que "la ley no será revocada, con nosotros con el diálogo todo, por la fuerza nada".

Asomado al balcón arengó a centenares de sus partidarios congregados en la Plaza Grande y que ondeaban banderas de Ecuador."Aquí no habrá perdón ni olvido. Todas las personas que sean identificadas recibirán su castigo", agregó, minutos después de involucrar al ex presidente Lucio Gutiérrez en el levantamiento.

Líderes políticos de América y Europa respaldaron a Correa, mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA) emitió una resolución formal de apoyo. Buena parte de los presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se reunieron en la noche del jueves en Buenos Aires para evaluar la crisis.

Correa culpa a Lucio Gutiérrez

El presidente ecuatoriano agradeció a los simpatizantes que fueron a "rescatarle" al hospital y que, según dijo, fueron recibidos con"gas pimienta, gas lacrimógeno, con pedradas", supuestamente por policías sublevados.

"En esto hubo gente de Lucio Gutiérrez", dijo el mandatario, en referencia a quien fue presidente ecuatoriano de enero de 2003 a abril de 2005.

Gutiérrez rechazó cualquier participación en el alzamiento desde Brasilia. "El único responsable del caos que tenemos actualmente en el Ecuador es el Gobierno abusivo, corrupto, prepotente, de Rafael Correa", dijo el ex presidente.

El fiscal de la Nación, Washington Pesántez, dijo tras la liberación de Correa que investigará "la conspiración urdida desde afuera de los cuarteles oficiales" que llevó a la sublevación.

El presidente ecuatoriano fue sacado del hospital tras un tiroteo de más de media hora y después de una jornada muy tensa en la que sus partidarios se enfrentaron a pedradas con la policía que lo tenía rodeado, sin poder penetrar ese cerco.

Enfrentamientos en las ciudades ecuatorianas

En los disturbios en Quito, Guayaquil y otras ciudades del país durante el día de hoy aparentemente hubo un muerto, según el gobierno, que ha dicho que aún no ha confirmado la información.

El ataque al hospital ocurrió después de que fracasaran las negociaciones con los sublevados para que liberaran a Correa que llevó a cabo el gobierno durante todo el día, según dijo el ministro de Defensa, Javier Ponce.

El ministro indicó que el gobierno no tenía ninguna intención de ceder a las demandas de los policías, que protestan contra una reducción de sus beneficios salariales contenida en un proyecto de ley.

Correa dijo tras su liberación que "jamás cedieron" ni aceptaron "negociar nada bajo presión" y señaló que no habrá impunidad.

Indicó que en el Regimiento Quito, a donde acudió para dirigirse a los policías sublevados, sintió "como una puñalada en la espalda" al ver la situación pues, a su criterio, ningún Gobierno ha atendido tanto a la institución policial como el suyo.

Tras declarar el estado de excepción en todo el país, el Gobierno obligó a los canales privados de televisión y radio a emitir la señal pública durante la mayoría del día.

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