El miedo se pasea por las calles de Iguala tras la desaparición de los 43 estudiantes

    • En los últimos nueve años, Iguala ha cambiado y ya nadie se atreve a tomar las carreteras porque hay enfrentamientos y secuestros, explica Carlos a www.lainformacion.com
    • Los vecinos de esta zona montañosa no salen de casa por la noche por temor a que los criminales irrumpan en sus camionetas y les golpeen.
México se moviliza a favor de los estudiantes desaparecidos en Iguala
México se moviliza a favor de los estudiantes desaparecidos en Iguala

"Aquel día oímos mucho barullo. Nos metimos en casa y cerramos la puerta. Escuchamos los balazos y al día siguiente los autobuses todavía permanecían volcados en la carretera federal", cuenta Carlos, de 48 años, vía telefónica a www.lainformacion.com

Los vecinos de esta zona montañosa, en la que la paz reinaba hace unos años, no salen de casa por la noche por temor a que los criminales que operan a sus anchas irrumpan en sus camionetas y les golpeen. "A partir de las ocho de la noche las calles están desiertas", describe este esposo y padre, que nació en Iguala.

No siempre fue así. "Antes, el estado de Guerrero era bonito y pacífico. En los últimos nueve años ha cambiado y ya nadie se atreve a cruzar las carreteras porque hay enfrentamientos y secuestros", asegura.

Situado a 200 km de la capital del país, la estratégica situación geográfica de Guerrero y las múltiples vías de comunicación convierten a este territorio de 140.000 habitantes en la cueva de una decena de grupos criminales que se disputan el territorio y siembran el miedo entre sus vecinos.

A uno de ellos, los Guerreros Unidos, se le acusa de contar con el apoyo del gobierno local y de colaborar con los agentes municipales en las balaceras contra los estudiantes, que dejaron seis muertos. Antes de este crimen, que tiene conmocionado a México, en Iguala ya se habían encontrado una treintena de cadáveres en fosas tan solo este año.La extorsión se aplica en las calles de Iguala

La población se queja también de las extorsiones que les aplican los Guerreros Unidos, un cártel que según el gobierno se financia principalmente con el tráfico de marihuana y amapola a Estados Unidos, especialmente Chicago.

"A los locatarios del mercado les cobran 1.000 pesos a la semana y si no pagan los levantan (secuestran). Un señor que vendía abarrotes lo secuestraron y mejor cerró y se fue", dice a AFP Rosa Caballero, una vendedora de 20 años de un puesto de dulces.

La violencia en Iguala y sus alrededores salió a la luz desde 2010 cuando en Taxco, un turístico municipio vecino, se encontraron al menos 51 cuerpos en el tiro de una mina.

Pese al miedo, Carlos insiste en que se respira cierto alivio en las calles de Iguala desde que llegaron los federales. Los policías forman parte de un despliegue ordenado por el presidente de México Enrique Peña Nieto para encontrar a los jóvenes y estabilizar la zona. No en vano, los agentes de Iguala mantenían relaciones "turbias" con el crimen organizado. Al menos 26 fueron detenidos tras el secuestro de los estudiantes. Preguntado por la relación que mantenía las fuerzas del orden con los grupos criminales, Carlos responde siempre lo mismo: "yo no sé nada".

La falta de noticias sobre los estudiantes, desaparecidos tras ser atacados por policías locales y sicarios en la ciudad de Iguala, ha disparado la tensión en Guerrero, donde un universitario alemán fue herido de bala por policías la noche del domingo, en un incidente aparentemente aislado. Los jóvenes exigían a gritos la dimisión del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, a quien culpan de no frenar la violencia en una región azotada por el crimen organizado. "Las familias exigen que les entreguen los cuerpo, vivos o muertos"; concluye.La crisis de Iguala se convierte en una tormenta política

El descubrimiento de cuatro fosas clandestinas en Igualas y las dudas sobre el paraderos de los 43 estudiantes desaparecidos tras una persecución en la noche del 26 al 27 de septiembre salpica a todos los responsables del gobierno en México.

A las manifestaciones de padres, amigos y compañeros en las calles de Iguala se suman las denuncias de organizaciones como la ONU o HRW que exigen una rápida respuesta al drama de la violencia que sacude a México.

A la huída del alcalde de Iguala, José Luis Abarca hay que añadir un informe policial que vincula a la esposa del alcalde, María Pineda con tres miembros del cartel Guerreros Unidos. En la prensa mexicana le conocen como la Jefa de las Jefas. Quienes la conocen, la describen como a una mujer de "carácter duro y difícil", rasgos que al parecer fueron determinantes cuando dijo a su jefe de seguridad, Felipe Flores Vázquez que detuvieses a los estudiantes, según un informe del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisne).

Pero no solo la autoridad local es objeto de las críticas de la población. El actual gobernador del estado de Guerrero,Ángel Aguirre, también se encuentra en el ojo del huracán. Una encuesta realizada por el Gabinete de Comunicación Estratégica, recogida en la prensa mexicana, informa de que el 81 por ciento de los habitantes considera que las cosas empeoran en el estado; el 67 por ciento cree que Ángel Aguirre no tiene el control de la situación actual y otro 67 por ciento piensa que el mayor problema es la inseguridad y la violencia.

Enrique Peña Nieto también es blanco de la crítica sobre la gestión de secuestro de los estudiantes. La ONG Human Rights Watch (HRW) acusó al gobierno del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, de responder de forma tardía a la desaparición de 43 estudiantes en la ciudad de Iguala.

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