El protagonista del Diario de Noa es el nuevo activista contra la explotación minera del Congo

Recientemente viajamos juntos al este del Congo, en donde se está desarrollando una de las guerras más cruentas del mundo.

La guerra en la República Democrática del Congo es un conflicto sobre el que la mayor parte de la gente no sabe nada, pese al hecho de que todos estamos directamente vinculados al mismo. Los grupos armados se están peleando por el control de los lucrativos minerales con los que se fabrican nuestros teléfonos móviles y ordenadores portátiles, y en el camino están dejando un reguero de destrucción humana sin igual desde la II Guerra Mundial.

Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en el este del Congo hablando con los supervivientes de esta guerra silenciosa. Queríamos saber sus experiencias, y los mensajes que quizás quisieran transmitirnos a aquellos que dependemos de los móviles y de los portátiles que inconscientemente nos vinculan al Congo.

Durante el viaje Ryan hizo el vídeo: "Raise hope for Congo"

Marie ha sobrevivido a varias violaciones. Ha superado su sufrimiento gracias a una organización que ayuda a otras víctimas de delitos sexuales. Le preguntamos cuál sería su mensaje para los fabricantes de productos electrónicos.

"Por favor, acabad con este negocio sangriento", ruega. "Estáis alimentando el conflicto. Están destrozando familias. Las mujeres están siendo violadas. Las comunidades están siendo destrozadas para que los grupos armados puedan aprovecharse de las minas. Las empresas deberían de dejar de apoyar esto y hacer negocios éticos".

El conflicto en el Congo ha dejado ya a millones de personas sin hogar, que han huido de sus pueblos tras ser reducidos a cenizas o saqueados por los grupos armados.

En un campamento de desplazados conocimos a Mapendo, una joven que ha sobrevivido a un ataque a su pueblo en el que los miembros de una milicia armada fueron puerta a puerta violando a las mujeres y matando a los hombres. Como respuesta a nuestras preguntas nos dice: "No hay ninguna diferencia entre las empresas de teléfonos y la gente que asesina aquí, en el Congo".

El presidente de uno de los campos de refugiados nos dice que "el problema en el Congo es la avaricia. Deberían de perseguir a las personas avariciosas, sean de donde sean, que se benefician de los minerales ilegales".

Un joven del campamento que se llama Innocent y que fue sacado de su casa por un grupo armado que asaltó una mina cercana, concluye: "La  gente que me ha hecho esto es la gente que está fabricando los teléfonos que llevan esos minerales".

Esther, otra residente desplazada del campamento, lanza un reto: "Quiero que los que usan esos minerales vengan a vivir a uno de estos campamentos con nosotros para que puedan entender por lo que estamos pasando".

Finalmente, una niña de 14 años de la que nos hacemos amigos nos dice, con un nivel de claridad inusual para su edad: "Cualquiera que compre un teléfono móvil debería de apelar a su conciencia y exigir un comercio justo".

Lo que escuchamos de los supervivientes se reduce a simples datos económicos: los beneficios que genera este comercio ilícito se producen por la demanda internacional de los minerales. Si los consumidores comienzan a exigir productos de zonas en donde no hay conflictos, entonces las compañías eventualmente tendrán que cumplir sus demandas, y dejarán de comprar minerales extraídos mediante la violencia.

Afortunadamente, en lugar de sentirnos simplemente culpables o incluso de boicotear algunos productos electrónicos, podemos hacer cosas, pasos positivos que tendrán un impacto en este comercio letal de minerales en zonas de guerra.

Primero, puedes sumarte al creciente grupo de personas en EEUU y en otros países que están contribuyendo a devolver la esperanza al Congo, contactando directamente con las 21 principales compañías electrónicas del mundo y exigiéndoles productos de zonas sin conflictos.

El proyecto Enough ha hecho una lista de las compañías que han tomado medidas hasta la fecha para evitar los minerales conflictivos, y han detectado que dos tercios de ellas no han hecho nada o casi nada al respeco. Muchas de ellas afirman que tienen intención de hacer algo, pero en muy pocos casos han pasado de la retórica a la acción.

En resumen: si exiges productos de zonas sin conflictos, te los acabarán ofreciendo, al igual que ocurrió con la campaña que acabó con el comercio mortal de los diamantes de sangre y que ayudó a parar tres guerras en África occidental.

Segundo: si estás vinculado a una universidad o un instituto, puedes participar en eventos en los que los estudiantes están tomando la iniciativa para persuadir a las direcciones de los centros para que también exijan productos limpios.

La del Congo es la peor guerra del mundo por un motivo: durante los últimos 150 años el mundo ha estado saqueando este país, llevándose desde sus habitantes, para ser esclavizados en plantaciones americanas, hasta su marfil, para hacer joyas; el caucho, para nuestra industria automovilística; el uranio, para nuestras bombas atómicas, y hoy en día los minerales con los que se fabrican teléfonos móviles, ordenadores portátiles y otros productos.

Pero finalmente ha comenzado a surgir un movimiento ciudadano global para poner fin a esta historia de extracción destructiva.

Ahora que lo sabes ¿qué vas a hacer?

Ryan Gosling es actor. John Prendergast es cofundador de Enough Project y autor de "Unlikely Brothers".