Éste es el precio humano de los iPad2

  • En una fábrica del sur de China, un gigante industrial fabrica el último modelo de la tableta de Apple. Pero la calidad de los materiales que ofrece la marca internacional no está presente en la planta, donde sus trabajadores viven en condiciones infrahumanas. Además, los protocolos de seguridad y las promesas empresariales no se cumplen.
En una fábrica del sur de China, un gigante industrial fabrica el último modelo de la tableta de Apple.
En una fábrica del sur de China, un gigante industrial fabrica el último modelo de la tableta de Apple.
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Kathleen E. McLaughlin, Beijing (China) | GlobalPost

Pese a los indicios de que el gigante de la electrónica Foxconn podría abandonar su modelo de mega factoría acuciada por problemas que está teniendo en el sur de China, la compañía sigue adelante con su nuevo complejo en Chengdu, en donde el año que viene ya podrían estar trabajando medio millón de personas.

Los trabajadores y defensores de los derechos humanos dicen que la colosal nueva fábrica de Foxconn en la provincia de Sichuan, en la que se fabrican los iPad2, lleva meses registrando innumerables problemas de seguridad. La fábrica, que ya emplea a unos 100.000 trabajadores, es objeto de críticas por sus condiciones de seguridad desde su inauguración, y los temores se han acrecentado tras la muerte de tres empleados hace una semana a causa de una explosión industrial y por el suicidio el otro el pasado jueves.

Personal de la planta de Foxconn en Chengdu han declarado a GlobalPost que tienen problemas desde que la fabrica abrió, pero que tanto los reclutadores de mano de obra como los gerentes de la empresa que trabajan con el Gobierno local hacen unas ofertas muy tentadoras para contratar personal. Los empleados dicen que el Gobierno está pagando bonus en efectivo de entre 8 y 140 euros por entrar a trabajar en Foxconn, y que la compañía ha prometido pagarles las horas extras a muy buen precio. Algunas de las promesas no se han materializado todavía, y otras no parece que compensen las malas condiciones de los dormitorios comunes, las largas horas de trabajo y las pocas horas de sueño.

Algunos trabajadores han accedido a hablar a condición de no revelar sus nombres completos, ya que temen perder sus puestos o algún privilegio si revelan sus condiciones laborales.

Li, de 26 años, llegó a la fábrica hace tres meses y se sintió decepcionada desde el primer momento. El Gobierno fue a reclutar trabajadores para Foxconn a su ciudad natal, así que pensó que la tarea sería segura y las condiciones laborales dignas.

El primer día, dice, un autobús repleto de trabajadores los llevó a Chengdu, sin parar para desayunar o almorzar. Llegaron a las instalaciones de la fábrica a las dos de la tarde, y allí les dejaron sin más al margen de la carretera, sin ningún tipo de instrucción. Los trabajadores lograron finalmente comer algo a las seis de la tarde, y después se pasaron la noche preguntándose en dónde iban a dormir. Foxconn y otras fábricas chinas suelen alquilar camas en dormitorios comunales a los empleados, pero ese grupo en concreto no tenía ningún lugar en donde pasar la primera noche. Fue el primer signo de semanas posteriores llenas de incertidumbre y desorganización.

"Muchos estaban muy enfadados y empezaron a llamar a familiares o conocidos en Chendu, pero la fábrica está alejada del centro de la ciudad. No era fácil conseguir un taxi, y muchos empezamos a llorar", recuerda. "Mi familia me animó a quedarme y ver cómo era el trabajo".

Cuando finalmente lograron acceder a los dormitorios de la fábrica, se encontraron con que tenían retretes portátiles y que no había agua para lavarse las manos. Tres meses después, Li todavía quiere marcharse de Foxconn. Las horas de trabajo, el sueldo y la tarea en sí son aún peores de lo que esperaba. Y además está el omnipresente polvo.

La organización de defensa de los trabajadores con sede en Hong Kong, SACOM, lleva semanas advirtiendo sobre ese polvo, que ahora se relaciona con la explosión del 20 de mayo en la que murieron tres personas y resultaron heridas al menos otras 15.

En un informe sobre Foxconn difundido a mediados de mayo SACOM mostraba su profunda preocupación por las condiciones laborales en Chengdu. "Los trabajadores no tienen la formación adecuada en el uso de químicos y no se les somete a revisiones regulares", decía la organización. "Algunos entrevistados se quejan incluso de sufrir alergias, pero la dirección no investiga el impacto negativo en la salud [de las actividades]. Los trabajadores también destacan la escasa ventilación y el equipo protector personal inadecuado".

SACOM ha difundido un vídeo de hace dos meses en el interior de la fábrica, en donde se ve cómo los trabajadores que pulen las fundas de los iPad están cubiertos de un polvillo potencialmente peligroso. El polvo generado por las tareas de pulido causó la explosión mortal de hace una semana. Foxconn ha anunciado que ha suspendido tareas similares en todas sus fábricas en China hasta que se realicen análisis de seguridad.

SACOM cree que la explosión relacionada con el polvo podría haberse evitado si la fábrica cumpliese con las leyes locales sobre seguridad laboral. La organización de derechos laborales dice que la compañía no puede alegar que ignoraba el problema del polvo, ya que fue denunciado hace meses.

Los trabajadores ciertamente sabían que había polvo, pero desconocían su peligro potencial. Li dice que tiene problemas de garganta desde que llegó a la fábrica, en febrero. Una de sus compañeras, de 24 años y de su misma ciudad, asegura que el ambiente que se respira en la fábrica es malo. "El aire dentro de los talleres no es bueno; apesta. Parece que el 90 por ciento de los trabajadores en la fábrica tienen problemas respiratorios", dice.

Pese a los serios problemas detectados desde el principio, Foxconn no parece estar dando marcha atrás en sus planes para Chengdu. La compañía, que fabrica productos electrónicos para las grandes multinacionales y hace gran parte de los aparatos de Apple en China, intenta aprovecharse de la creciente demanda mundial y de los incentivos que ofrece China para que las empresas tecnológicas inviertan en el interior del país.

Ni Foxconn ni Apple quisieron hacer declaraciones para este artículo. Ambas empresas han lamentado el accidente, pero al igual que con otras situaciones parecidas en China, no ha habido mucha claridad a la hora de informar sobre lo ocurrido o sobre las investigaciones pendientes.

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