Familiares de Pajares: "Lo peor está en los que se han quedado allí"

    • "Los organismos mundiales deberían tener medios para facilitar los traslados en casos como estos", afirma Javier, sobrino del sacerdote.
    • Chantal Pascaline, la compañera de Pajares fallecida ayer, mantenía una relación estrecha con la familia. "Había venido con él, cuando tenían un rato libre, y el deseo de Miguel era que se la trajeran".
La religiosa Chantal Pascaline, fallecida ayer en Liberia a causa del virus
La religiosa Chantal Pascaline, fallecida ayer en Liberia a causa del virus

El sacerdote Miguel Pajares, infectado por el virus del ébola en Liberia, se mantiene estable, según ha explicado a este periódico Javier, uno de los sobrinos del religioso, quien ha confirmado que su situación clínica es constante con respecto al último parte médico, facilitado ayer a los familiares.

Sin embargo, la esperanza para la recuperación está ahora en el suero Zmapp, que en la tarde de ayer llegaba al hospital Carlos III (Madrid), importado desde Ginebra. Este fármaco, en fase experimental, se aplica ya a dos pacientes estadounidenses, los religiosos estadounidenses Nancy Writebol y Kent Brantly repatriados también desde Liberia tras ser infectados por el virus y que han mostrado notables avances de recuperación. Pajares ya está recibiendo el suero.

Desde el pequeño municipio toledano de La Iglesuela, de donde es natural el sacerdote, la esperanza cobra fuerza en cada minuto que pasa. "Hay que tener fe", cuenta Javier. Los familiares no mantienen contacto con él, que permanece aislado en la sexta planta del hospital madrileño, y esperan la notificación para poder visitarle. Mientras, aguardan, con loable paciencia, las noticias que les llegan cada día del equipo médico que le atiende. "De momento no pueden entrar familiares, pero cuando haya posibilidades, seremos los primeros. De momento, paciencia y fe, nada más".

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Miguel ha mostrado su alivio porque su tío esté siendo tratado y afirma también que "lo peor está en los que se han quedado allí".

Entre los religiosos afectados por el virus se encontraba la hermana Chantal Pascaline, compañera del sacerdote, que había pedido ser trasladada a España y que fallecía ayer en Liberia.

Pascaline, de nacionalidad congoleña, se encontraba ingresada en el hospital San José de Monrovia, y recibía cuidados de un enfermero voluntario camerunés, que también atiende a la religiosa guineana Paciencia Melgar y al hermano ghanés, Georges Combey, cuyo estado de salud es preocupante. La religiosa, que llevaba años trabajando junto al hermano Pajares en una de las zonas más reprimidas del país, había aprovechado ciertos periodos de descanso para conocer la localidad natal del sacerdote.

Con Pajares mantenía una "relación muy estrecha, por años luchando allí contra la miseria y la enfermedad". Y esa relación se extendía a la familia. "Era conocida nuestra, había venido aquí con él, cuando tenían un rato libre, y el deseo de Miguel era que se la trajeran y la atendieran en condiciones", lamenta el sobrino del religioso, si bien rechaza valorar la decisión del Gobierno español de no repatriar a la misionera. "No entro en eso. Creo que es una cuestión que implica a la humanidad entera. Es cuestión de ser humanos, y las organizaciones mundiales deberían tener medios para facilitar los traslados en casos como estos".Chantal Pascaline, "la madre de todo el mundo"

La orden de la hermana Chantal Pascaline, que falleció ayer en Liberia de ébola, recuerda a la religiosa como una persona agradecida, dinámica, alegre y muy comprometida, que trabajaba por los demás bajo la premisa de llegar a ser "la madre de todo el mundo".

En una carta de homenaje, las Misioneras de la Inmaculada Concepción califican la vida de Chantal, nacida en Kikuit (República Democrática del Congo) en 1966, como "una historia de amor, alegría y entrega".

La religiosa de 48 años falleció ayer en el Hospital San José de Monrovia (Liberia), donde había trabajado codo con codo con el padre Miquel Pajares, trasladado hasta Madrid el pasado jueves para tratarle de esta enfermedad mortal.

Chantal inició su formación religiosa en 1998 en Togo, estuvo destinada en Guinea Ecuatorial como profesora y volvió luego a Togo para cursar sus estudios de enfermería.

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Durante su vida misionera pasó por Niefang y Santa Teresita, en Guinea Ecuatorial, y luego ejerció como enfermera en el Centro de Salud de Sampaka (Malí), hasta que en 2006 fue enviada a Monrovia para trabajar en el hospital San José.

Su orden destaca que era "una religiosa muy viva", entusiasta, alegre y abierta a la gente, con la que no marcaba distancias. De hecho, sus compañeras destacan que siempre repetía: "Quiero ser la madre de todo el mundo".





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