Inglaterra, consternada por el "vampiro sádico" que cortó al amigo y bebió su sangre

    • Invitó a su amigo a beber vodka pero comenzó a cortarle el antebrazo. Después colocó su sangre en un vaso y la comenzó a beber, "porque necesitaba sobrevivir".
    • Un juzgado deStoke-on-Trent lo ha condenado a 10 años de prisión por tan aberrantes hechos.
El caso conmociona a Inglaterra
El caso conmociona a Inglaterra

Se llama Thomas Gough. Tiene 20 años y, detrás de una mirada aparentemente inofensiva, se esconde un monstruo con hábitos espeluznantes y atroces.

Este hombre ha saltado a las páginas de los medios de comunicación más importantes de Inglaterra, que lo llaman "sádico vampiro de la vida real" para contar su terrorífica historia. Así ha titulado su artículo el Daily mail, periódico británico que detalla el caso por el cual Gough fue sentenciado a 10 años de prisión.

Una tarde, este británico invitó a su casa de Cheadle, una localidad situada muy cerca de Stoke-on-Trent, Inglaterra, a su amigo Mateo Whitehurst. El plan original era beber vodka. Pero, en un momento, extrajo un cuchillo e intentó rebanar el antebrazo de su amigo. Como no lo consiguió, después sacó una hoja de afeitar y comenzó a cortar a la víctima, que estaba desprevenida.

Cuando la sangre comenzó a emanar, Gough buscó un vaso, oprimió más fuerte la extremidad de Whitehurst, y después insólitamente bebió como un poseído su sangre. Mientras lo hacia, le espetó con absoluta frialdad que "necesitaba esa sangre para sobrevivir".

Los cortes que el "vampiro sádico" realizó en el cuerpo de su "amigo", de 34 años, le originaron una herida de 8 centímetros de profundidad. La víctima necesitó 10 puntos de sutura, y hoy mantiene una cicatriz de 2,5 centímetros, según la prensa.

Un tribunal de Stoke-on-Trent escuchó perplejo la versión de los hechos de boca Gough. Según la víctima, mientras intentaba rebanarle el cuerpo, "llegó a murmurar algo sobre vampiros". Gough, sin domicilio fijo, se declaró culpable de herir con intención a Whitehurst, Una vez que escuchó su testimonio, el juez Paul Glenn, admitió que "los hechos de este caso son francamente extraños".

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