Así es el interior de la prisión de Saydnaya, el 'matadero humano' de Siria

Así es el interior de la prisión de Saydnaya, el 'matadero humano' de Siria
Así es el interior de la prisión de Saydnaya, el 'matadero humano' de Siria
P.R.

La ONG Amnistía Internacional ha descubierto los horrores del interior de la prisión siria de Saydnaya, donde, según su informe, unas 13.000 personas presuntamente contrarias al gobierno de Bashar al Assad habrían sido ahorcadas entre los años 2011 y 2015.

Con el objetivo de denunciar las condiciones infrahumanas en la cárcel, Amnistía ha reconstruído en 3D el interior de las instalaciones según los testimonios de algunos de los presos que estuvieron allí.

Sydnaya es una prisión que desde el exterior tiene forma de aspa, con tres extremos.

Los recuerdos de los ex encarcelados son difusos, debido al aislamiento físico y visual al que eran sometidos, además de las terribles experiencias que sufrieron en su interior. Según el informe, tuvieron que soportar palizas, torturas y ejecuciones. Y solo eran algunas de las situaciones diarias a las que estaban sometidos. El hambre, la sed y la falta de higiene se unían a su triste situación. 

Los prisioneros no perciben con la vista su primera impresión de la cárcel. Con los ojos vendados y esposados, eran transportados a Saydnaya en un vehículo conocido como el 'camión de la carne'. A su llegada a la prisión, los guardas recibían a los detenidos con brutalidad, golpeándolos en cualquier parte de su cuerpo.Quince presos en cuatro metros cuadrados

La primera parada de los prisiones son unas celdas individuales en las que podían estar hacinadas hasta quince personas en un espacio que no llegaba a los cuatro metros cuadrados, según el informe. Allí podían permanecer entre una semana y cinco meses, turnándose para poder sentarse, ya que tumbarse era físicamente imposible.

La sensación de aislamiento de estas diminutas celdas era total, tal y como cuentan los supervivientes. No se veía ni se oía nada del exterior... Lo único que percibían los presos eran los ruidos del interior de la cárcel, como pasos de la planta de arriba, la preparación del instrumental de tortura por parte de los guardas o los golpes que recibían los recién llegados de cada semana.Hambre, sed y falta de higiene

Para evitar ser reconocidos en el caso de que alguno de los reos fuera liberado, los guardas habían aprendido a comunicarse con gestos y chasquidos de dedos. Sin embargo, esto no garantizaba el silencio en la prisión, ya que parte de la tortura mental que se empleaba en Saydnaya consistía en no dejar dormir a los prisioneros. A menudo, recurrían a fuertes ruidos durante la noche, e incluso ponían a todo volumen canciones de alabanza a Al Assad. Así lo cuenta uno de los testigos, Salam Othman.

Cada vez que entraba un guarda en la celda, los presos eran obligados a arrodillarse contra la pared con las manos cubriéndose la vista. A menudo, estas visitas tenían como objetivo dar una paliza o incluso matar a alguno de los reclusos. La puerta solo tenía dos pequeños ventanucos desde donde podían escuchar al jefe de los guardias dándoles, no sin insultos, las reglas de conducta de la prisión.

No había basura: los presos se lo comían todo. Incluso residuos como cáscaras de huevo o huesos de las aceitunas, relata en el informe Anas Hamado, otro de los testigos que sufrió el horror. Sucios y casi sin agua, la sed les obligaba a veces a intentar beber incluso el agua de las paredes o de las tuberías del único grifo que había en el interior.Los ruidos de las celdas en grupo

El siguiente espacio al que eran trasladados los presos eran las celdas de grupo, donde eran encerrados unas 30 personas. Hablar, susurrar o incluso producir cualquier sonido estaba totalmente prohibido, así que una vez más, el ruido de otras partes de Saydnaya era la principal sensación que percibían.

Desde allí, eran capaces de escuchar los ruidos de las torturas a las que eran sometidos otros reclusos, el zumbido de las luces de neón o el sonido de los guardas aproximándose a su celda. Esto era lo que les ponía en alerta para aplicar una vez más la regla de arrodillarse y cubrirse los ojos, la llamada 'postura de seguridad', como los presos la conocían. Y es que, las torturas solían realizarse cerca de los conductos de ventilación, con el propósito de que todas las celdas posibles escuchasen los gritos de dolor... y terror.

Pero no solo escuchaban ruidos del interior de la cárcel. Oían los disparos, explosiones y vuelo de helicópteros de la guerra desde el exterior, o las llamadas al rezo desde la distancia, que ayudaban a los presos a orientarse sobre la hora. También escuchaban a veces el viento y las tormentas: "Seremos uno o dos menos después de esta tormenta", pensaba entonces Samer al Ahmed.

También eran capaces de percibir por el sonido la cantidad de sacos de pan que descargaba el camión de la comida... y el desánimo por el hambre les invadía.

Otra de las reglas era la prohibición de aproximarse a menos de seis baldosas de la puerta. Las tempraturas eran gélidas en Saydnaya y formaban parte también del abanico de torturas, en los meses más fríos, a 'duchas' de agua fría para que enfermasen.Los trayectos por la prisión

Apenas hay constancia testimonial de otros espacios más allá de las celdas. Todos los presos eran obligados a recorrer a ciegas los pasillos y zonas de tránsito, así como el nudo central de la prisión, desde el qeu los guardas podían supervisar todos los corredores.

Los recuerdos de los presos sobre estos espacios solo se basan en lo que han podido percibir con los ojos cubiertos, pero también aparecen deformados por los episodios de terror que habían vivido en esta cárcel. Los recién llegados a Saydnaya circulaban por el nudo central de la prisión bajo un constante sonido de torturas y golpes, moviéndose rápido a ciegas para evitar que los golpes los alcanzasen. El auténtico terror.

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