La crisis alimentaria ataca la India

  • La amenaza de otra crisis alimentaria preocupa a todo el mundo. Pero en India, el aumento disparado de los precios de los alimentos podría provocar un derrumbe de la economía.
La crisis alimentaria ataca la India
La crisis alimentaria ataca la India
Guetty
Jason Overdorf | Globalpost
Jason Overdorf | Globalpost

(Nueva Dheli, India) Alok Kumar, de 30 años y padre de dos hijos, está preocupado. Aunque el sueldo mensual que gana como chófer en Nueva Delhi es casi la mitad de lo que gana en un año un indio medio, el aumento de los precios le ha obligado a eliminar la paga semanal a sus hijos y algunos productos básicos de la dieta de su familia.

"Solíamos vivir con 3.000 o 4.000 rupias al mes, y ahora necesitamos 13.000", dice. "En casa ahora ya no usamos cebollas o ajos. Nada de nada. Eso hace que nuestra comida sea insípida, sin gracia, ¿pero qué otra cosa podemos hacer? No tenemos otra solución. Estamos indefensos".

Kumar no es ni mucho menos el único que se lamenta. La amenaza de otra crisis alimentaria preocupa a todo el mundo. Pero en India, el aumento disparado de los precios de los alimentos podría provocar un derrumbe de la economía, ya que el gobierno lucha por equilibrar el aumento de la inflación y evitar al mismo tiempo que la crisis afecte aún más a los millones de ciudadanos que viven en la pobreza.

La inflación de los alimentos en la India alcanzó el 18 por ciento durante la semana que terminó el 25 de diciembre, con el precio de las verduras un 50 por ciento más caras que el año pasado. Este profundo aumento ha cogido por sorpresa a los economistas, que habían predicho una moderación de los precios debido a la buena temporada de monzones del año pasado.

En la India un aumento en el precio de los alimentos significa ya en si grandes sufrimientos. Pero la prolongada y aparentemente imparable subida de los precios de los productos básicos como la que lleva viviendo el país en los últimos dos años podría tener unas consecuencias dramáticas.

"Si el precio de los alimentos aumenta, los sueldos también aumentan porque los trabajadores exigen más dinero", asegura Dharmakirti Joshi, economista jefe de Crisil, la rama india de Standard & Poor's. "El aumento de los sueldos hace que el precio de los productos aumente, y los fabricantes intentan pasarlo al consumidor. Es lo que llamamos una espiral salarios-precios".

Son malas noticias para el gobierno de la Alianza Progresista Unida (UPA) del primer ministro Manmohan Singh , que ya ha visto caer drásticamente su tasa de aprobación. Según una reciente encuesta de India Today/AC-Nielsen, desde agosto la UPA va por detrás de la oposición en casi el 20 por ciento de las circunscripciones parlamentarias donde ganó en 2009. En un país en donde los economistas miden la inflación cada semana, en lugar de cada mes, y el precio de las cebollas ya ha terminado con dos gobiernos, todo indica que Singh tiene que actuar con rapidez. El problema es que quizás no pueda hacer nada.

"No estamos seguros de que tengamos todas las herramientas para controlar la inflación de los alimentos", aseguró la semana pasada el ex ministro de Finanzas P. Chidambaram, ahora ministro de Interior.

Desde su llegada por primera vez al gobierno en 2004, la UPA ha intentado en vano llevar la receta del "crecimiento total" al rural, para sacar a sus gentes de la pobreza del mismo modo que está llevando riqueza a la élite y a una creciente clase media. La fórmula de hacerlo ha sido mediante programas sociales como el Mahatma Gandhi National Rural Employment Guarantee Scheme (NREGS), que garantiza a los campesinos 100 días de trabajo al año. Pero los economistas argumentan que el NREGS tan sólo ha servido para aumentar los precios, especialmente de productos como la leche, los huevos y las verduras, ya que los pobres comienzan a comprar mejores alimentos y se está cambiando la balanza de demanda y oferta.

Para evitar una crisis al gobierno no le queda más remedio que aumentar los sueldos que se pagan en ese programa rural, aún cuando el banco central indio está endureciendo la política monetaria para controlar la inflación. Básicamente, los políticos están haciendo que aumente la demanda al mismo tiempo que sus autoridades financieras intentan frenarla. De hecho, el mismo día en que se publicaron las asombrosas cifras de inflación en diciembre el ministro de Desarrollo Rural, C.P. Joshi, anunció un aumento salarial del 17 al 30 por ciento para los trabajadores del NREGS.

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