La mortífera 'cultura antisindicatos' de Colombia

  • Cuando su empresa dejó de pagarle, Hugo Moreno decidió ponerse en contacto con un sindicato y convocar una huelga. Pero su intento apenas duró unas horas antes de ser aplastado por la policía. Y éste es sólo un ejemplo del lado oscuro del empleo colombiano que denuncian sus sindicatos.
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William Lloyd George, Bogotá (Colombia) | GlobalPost

Durante dos años, Hugo Moreno, de 44 años, trabajó en la misma plantación de flores a las afueras de Bogotá, la capital de Colombia. Al igual que otros miles de trabajadores del sector, se levantaba temprano, tomada un desvencijado autobús y después se pasaba el día cortando unas flores que después serían enviadas a EEUU.

Moreno admite que el trabajo era duro, pero les pagaban puntualmente y también cubrían la seguridad social. "La mayor parte de los empleados estaban contentos de tener el trabajo", asegura. Pero de repente, un día, los dueños de la plantación dejaron de pagarles el sueldo. "El sueldo ya era bajo, y cuando dejaron de pagarnos nos arruinaron", dice Moreno.

Moreno entró en contacto entonces con Untraflores, un pequeño sindicato creado para proteger a los trabajadores del sector. Le explicaron sus derechos legales, y se animó a convocar una huelga.

A las pocas horas de empezar la huelga, en torno a 50 policías fuertemente armados entraron donde estaban concentrados, golpeando a los presentes con porras y lanzando gases lacrimógenos. Siete personas, en su mayoría mujeres, tuvieron que ser atendidas por heridas graves.

La Policía de Colombia no quiere hacer comentarios al respecto, y señala que hay una investigación oficial en marcha. Desde entonces, la plantación de flores está cerrada.

"No hicimos nada incorrecto", dice Moreno. "Sólo estábamos protestando pacíficamente para recuperar lo que nos correspondía por derecho".

Este es el lado oscuro del empleo en Colombia, y algo que algunas voces creen que empeorará tras el acuerdo de libre comercio firmado el mes pasado con EEUU. Colombia envía el 80 por ciento de su producción de flores e EEUU, y se espera que la cifra aumente a partir de ahora. El acuerdo bilateral, según dicen los gobiernos de EEUU y Colombia, supondrá un impulso para ambas economías en un entorno de crisis financiera global.

Pero algunos en Colombia dicen que ahora que el acuerdo de libre comercio se ha firmado y que hay más dinero para ganar, los empresarios y el Gobierno tendrán pocos motivos por los que mejorar la actual situación de los trabajadores.

El año pasado Colombia volvió a ser considerado el país más mortífero  en el mundo para los sindicatos laborales. Se produjeron 49 asesinatos, según la Confederación Internacional de Sindicatos. En lo que va de año ya han sido asesinados 24 sindicalistas, y docenas más han sido acosados y unos cuantos torturados, según el sindicato colombiano CUT.

"Colombia sufre una terrible cultura antisindicatos", asegura Luis Alberto Vanegas, un experto en derechos humanos del CUT. "EEUU debería de haber esperado a que hubiese más avances antes de firmar el Acuerdo de Libre Comercio".

Según este acuerdo, los aranceles caen inmediatamente un 80 por ciento en los productos de consumo e industriales que se intercambien EEUU y Colombia. Los restantes serán eliminados en un plazo de 10 años.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha dicho que con este acuerdo el PIB nacional crecerá un uno por ciento y se crearán 250.000 puestos de trabajo, además de aumentar las inversiones.

Los defensores del acuerdo dicen que la reducción de los impuestos permitirá a EEUU importar más flores colombianas, lo que supondrá un impulso para el sector. Dicen que cuando las empresas sean más rentables, estarán más dispuestas a ofrecer mejores sueldos y condiciones laborales.

Los sindicatos colombianos, no obstante, dicen que el acuerdo canalizará beneficios tan sólo hacia las grandes empresas, no hacia los trabajadores. Los críticos dicen que los empresarios continuarán tratando a los empleados del mismo modo en que lo han estado haciendo, y que podrán aumentar aún más sus ganancias sin tener que mejorar las condiciones laborales.

Grupos de derechos humanos llevan tiempo acusando a la agencia de inteligencia colombiana, la DAS, de matar a sindicalistas bajo el pretexto de tener vínculos con la guerrilla de la FARC. "No son rebeldes;simplemente tratan de luchar por los derechos de los trabajadores", asegura Vanegas, quien añade que los asesinos de los sindicalistas nunca suelen aparecer.

Algunos activistas destacan ciertas mejoras en las últimas décadas en las condiciones laborales del sector de la floricultura. Ahora ya apenas se contratan niños para trabajar en las plantaciones, y en algunas ya se utilizan máquinas para aliviar la presión en las muñecas de los cortadores.

Pero Aide Silva, directora de Untraflores, asegura que en términos generales las condiciones de los empleados del sector han empeorado. "Cada vez hay más empresarios que contratan a los trabajadores de forma temporal", lo que les deja sin beneficios sociales o seguridad laboral. "Ahora más que nunca los trabajadores se enfrentan a la inseguridad y la falta de seguridad social", asegura.

Después de reunirse con Hugo Moreno, Silva acude a ver a Idalba Madrid, una cortadora de flores de 44 años, madre soltera y empleada en el sector desde hace más de 13 años. Durante los últimos cinco años trabajó en la misma plantación, lo que le permitió sacar adelante con muchas estrecheces a sus dos hijos pequeños.

Al igual que otros muchos trabajadores del sector, como resultado de sus largas horas en el trabajo, especialmente antes de San Valentín, Madrid ha desarrollado artritis y tiene escasa movilidad en su muñeca derecha. A principios de año, sus jefes cancelaron su seguridad social sin previo aviso, lo que le impedía asumir sus gastos médicos. Cuando se quejó, la despidieron y le dijeron que tenía que firmar un contrato temporal, a lo que se negó.

Madrid dice que ahora está "marcada" por sus vínculos con los sindicatos, y no consigue un nuevo trabajo. "Estoy desmoralizada", admite.

 

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