"La ocupación" empujó a mi hijo a matar, acusa el padre de un palestino

  • El año pasado Bahaa Alian se disfrazaba de payaso para los niños. El martes mató a israelíes en un autobús. Su padre lo atribuye a "la violencia de la ocupación".

Armados con cuchillos y armas de fuego, Bahaa Alian y Bilal Ghanem sembraron el terror en un autobús israelí, matando a dos pasajeros e hiriendo a una decena en uno de los incidentes más sangrientos desde el comienzo de la ola de ataques palestinos contra israelíes.

Alian murió a manos de la policía y Ghanem resultó herido.

A sus 22 años, Bahaa Alian "era un artista, lleno de energía, no violento", aseguran varios palestinos en mensajes en su página de Facebook.

"¿Por qué?", se preguntan decenas de internautas y quienes lo conocieron.

"Está la violencia de la ocupación" israelí y "la debilidad de los dirigentes palestinos, como decía Bahaa", explica su padre".

También los sucesos "en Al Aqsa", la explanada de las Mezquitas de Jerusalén Este, un lugar sagrado para los musulmanes y los judíos, donde los palestinos denuncian "provocaciones" y "ataques" israelíes y donde las visitas de los fieles judíos van en aumento.

Pero sobre todo "el vídeo del joven Ahmed Manasra, en el suelo mientras la gente pide su muerte en medio de un diluvio de insultos", explica Mohamed.

En las redes sociales, las imágenes de las fuerzas de seguridad israelíes que disparan a atacantes palestinos, como este adolescente de 13 años herido por policías después de que apuñalara a dos judíos, alimentan la ira de los palestinos, que consideran la reacción desproporcionada.

La mayoría de los ataques recientes parecen obra de "lobos solitarios", no afiliados a grupos armados.

Bahaa Alian vivía con sus padres en el barrio de Jabal Mukaber, en Jerusalén Este, la parte palestina ocupada y anexionada por Israel.

En los últimos días, en respuesta a los ataques, las autoridades israelíes acordonaron el barrio, bloqueando los accesos con bloques de hormigón e instalando controles.

Consideran a Jabel Mukaber como una zona sin ley, de donde proceden muchos de los autores de ataques sangrientos antiisraelíes.

En el barrio, unas familias han instalado tres carpas de duelo. Las autoridades israelíes se oponen a entregarles los cadáveres de sus seres queridos abatidos durante ataques antiisraelíes.

Una de ellas está dedicada a Bahaa Alian. "Respeto la decisión de mi hijo", declara su padre Mohamed. "Aunque las autoridades decidan no darnos su cuerpo y enterrarlo en otro sitio, sé que descansará bajo tierra de Palestina".

Los palestinos acusan a Israel de enterrar en cementerios secretos en Israel y en los territorios ocupados los cuerpos de los atacantes que no devuelven a sus parientes.

En Jabel Mukaber, otra carpa rinde tributo a Alaa Abu Jamal, abatido por haber empotrado su coche contra una caseta de autobuses del centro de Jerusalén, atropellando a un rabino y matándolo a cuchilladas. Bahaa Alian y él actuaron con unos minutos de intervalo, sin que la policía pudiera determinar si estos ataques estaban coordinados.

La tercera es para Mustafá Jatib, de 18 años, abatido por la policía después de haber intentado apuñalar a un policía el lunes en el casco antiguo de Jerusalén, una versión con la que sus padres no están de acuerdo.

La comunidad internacional estima que la continuación de la colonización constituye el principal obstáculo a la paz pero el primer ministro israelí discrepa. Para Benjamin Netanyahu el estancamiento del proceso de paz no ha originado la espiral de violencia.

"Ellos (los palestinos) nos atacan no porque quieran o dejen de querer la paz, sino porque no nos quieren aquí", asegura.

En declaraciones a la radio pública israelí, el investigador israelí Udi Dekel atribuye la violencia a la sensación de impotencia de los jóvenes palestinos: "No ven atisbos de solución o futuro y carecen de estructuras familiares o educativas para imponerles límites".

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