Las fuerzas de seguridad de Siria han cometido crímenes contra la humanidad en la represión de las manifestaciones pacíficas en este país, con la aprobación de las máximas instancias del Gobierno y sin importar si las víctimas eran niños o adultos, ha denunciado una comisión de la ONU.
La comisión, que entrevistó a 223 víctimas y testigos, incluyendo a desertores, pidió a Siria que ponga fin a "las graves violaciones de derechos humanos", liberara a los prisioneros arrestados en detenciones masivas y permitiera que medios de comunicación, trabajadores humanitarios y observadores de derechos humanos accedieran al país.
En función de la numerosa evidencia que recogió, "la comisión cree que las órdenes de disparar y, de otro lado, de maltratar a los civiles se originaron en directivas emitidas a nivel más alto de las Fuerzas Armadas y del Gobierno", señala la mencionada comisión investigadora.
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