"Un fracaso siempre es posible, particularmente después de cinco años de una guerra horrible", declaró en la noche del martes De Mistura, al término de una jornada de contactos indirectos que terminó en una gran confusión.
"Pero si esta vez se fracasa después no habrá más esperanza", dijo De Mistura en declaraciones a la televisión suiza.
"El nivel de confianza entre las partes esta cerca de cero", agregó más tarde en declaraciones a la BBC.
Las negociaciones de paz de Ginebra, organizadas tras una fuerte presión internacional, apuntan a lograr una solución política del conflicto que causó más de 260.000 muertos y millones de refugiados desde marzo de 2011.
El gobierno sirio se queja de no tener interlocutores "serios" para comenzar las discusiones indirectas y exige conocer la composición de la delegación de la oposición.
El embajador sirio ante la ONU, Bashar al Jaafari, jefe de la delegación gubernamental, contradijo incluso a De Mistura que había afirmado que las negociaciones oficiales habían comenzado.
"Todavía estamos en la fase preparatoria", dijo el martes Al Jaafari después de dos horas de discusión con De Mistura.
"Seguimos esperando para saber con quién vamos a negociar y con qué orden del día", agregó el diplomático sirio.
Por su lado, la oposición está en una situación muy delicada, dividida entre su voluntad de no quedar como responsable de un eventual fracaso del proceso de paz y su negativa a iniciar negociaciones en momentos en que el gobierno intensifica la guerra.
El Alto Comité de Negociaciones (ACN) de la oposición, que incluye políticos y militares, anuló el martes la entrevista prevista con De Mistura en el Palacio de las Naciones de Ginebra.
La comunidad internacional "está completamente ciega" frente a la tragedia siria, en particular frente a la amplitud de los bombardeos rusos, dijo el ACN al explicar la decisión.
El ejército sirio, las milicias populares favorables al gobierno de Bashar Al Asad, y los contingentes chiitas iraquíes, iraníes y libaneses, avanzaron en los últimos días en varios frentes favorecidos por los bombardeos de la Fuerza Aérea rusa.
En la provincia de Alepo, norte de Siria, las fuerzas gubernamentales están a punto de romper el cerco de dos localidades chiita sirias y cortar una de las principales rutas de aprovisionamiento de los rebeldes.
Hace una semana ocuparon dos importantes localidades en la provincia de Latakia, cuna de los Al Asad y fronteriza con Turquía, y avanzaron en la región de Daraa, cerca de la frontera con Jordania.
Los rusos efectuaron 320 ataques desde el lunes en Alepo, matando el martes a 18 civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
"Se está produciendo una nueva matanza en Siria y nadie hace nada, no dice nada, la comunidad internacional está totalmente ciega", acusó el portavoz de la oposición Salem al Meslet.
"Las fuerzas de Damasco y sus aliados nos están diciendo que el proceso político de Ginebra no vale nada para ellos", dijo por su lado Bassma Kodmani, una dirigente opositora.
Desde Roma, donde participaba en una reunión de la coalición contra los yihadistas del Estado Islámico (EI), el secretario de Estado estadounidense John Kerry exigió a la oposición seguir negociando a pesar de los bombardeos.
"¿Cómo aceptar una negociación cuando se sufre una presión militar sin precedentes?", se interroga un diplomático occidental.
Los rusos "actúan en Siria como en Chechenia", república separatista cuya capital Grozni fue arrasada por el ejército ruso hace 10 años, agrega esta fuente.
La oposición exige también la liberación de los detenidos y el fin del sitio de una quincena de ciudades.
Las Naciones Unidas estiman que 500.000 personas viven en estado de sitio en Siria.
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