La presa de la salvación que Brasil espera no puede funcionar

  • Una planta hidroeléctrica en el Amazonas carioca tiene como objetivo responder a las necesidades energéticas del país y sacar a millones de personas de la pobreza. Pero un informe científico sugiere que no es posible sacar el proyecto adelante: el clima, con lluvias y sequías extremas, hace que la presa no sea viable.
Los indígenas están en contra de la presa de Belo Monte
Los indígenas están en contra de la presa de Belo Monte
Efe
Solana Pyne, Río de Janeiro (Brasil) | GlobalPost

La batalla épica sobre si se debe construir la tercera mayor presa del mundo en Brasil se reduce a menudo a una lucha entre los partidarios de la tierra y los del desarrollo. Ayer mismo se manifestaban cientos de indígenas respaldados por 500.000 firmas en Brasilia para pedirle a Dilma Roussef que parase el proyecto.

Pero quizá no les haga falta insistir en sus reivindicaciones para conservar su hábitat tal y como lo conocen, porque un sucinto informe científico publicado recientemente sugiere que algo mucho más elemental puede fallar en el proyecto conocido como Belo Monte, en el este del Amazonas: se compromete el futuro energético de Brasil a unas instalaciones hidroeléctricas que se pretenden construir en una región donde el agua puede escasear cada vez más.

El informe, publicado en la revista Science, no menciona expresamente Belo Monte, sino que documenta cómo por segunda vez en tan sólo cinco años la cuenca del Amazonas ha sufrido una sequía extrema, de una magnitud tal que sólo se registra una vez cada 100 años. Los científicos sostienen que estos dos eventos inusuales en un lustro coinciden con las predicciones que señalan cómo afectará el cambio climático a la región.

"Esta nueva investigación se suma a un conjunto de evidencias que sugieren que las sequías severas serán más frecuentes", dice Simon Lewis, investigador de la Universidad de Leeds (Gran Bretaña) y principal autor del documento. "Es preocupante porque coincide con las proyecciones de algunos de los modelos [climáticos] más sofisticados, y esos resultados fueron publicados antes de que ocurriesen estas dos sequías".

Algunos científicos temen que el proyecto de Belo Monte siga adelante sin tener en cuenta estas tendencias climáticas que pueden cambiar todos los planes. Mientras que gran parte de la oposición "más visible" al proyecto se ha centrado en el impacto medioambiental de la presa (el director de "Avatar", James Cameron, calificó Belo Monte de desastre ecológico), otras voces críticas se preguntan si la inversión realmente podrá generar la energía que promete.

"Existe el peligro de que quizás estemos construyendo unos elefantes blancos extremadamente caros", aseguró el científico medioambiental Foster Brown en la Universidad Federal del estado de Acre.

Brown y otros científicos dicen que el clima extremo está afectando con mayor frecuencia al Amazonas. En los últimos cinco años se han registrado marcas históricas de lluvias y sequías. Ambos extremos pueden afectar a la producción de energía: las fuertes lluvias aumentan la rapidez con la que se crea el sedimento detrás de las presas hidroeléctricas, mientras que las sequías pueden provocar cortes de suministro eléctrico.

Crear un sistema que pueda manejar estos extremos aumentaría el precio de la electricidad que produce la presa, lo que sería suficiente para convertir el proyecto en una mala inversión. "Lo que la gente no ha preguntado es si estos proyectos son realmente viables desde una perspectiva técnica", señala Brown.

La presión para producir más energía es enorme. Brasil tiene como objetivo sacar a millones de personas de la pobreza, y necesita desesperadamente mejores infraestructuras para alimentar su pujante economía. Representantes de la compañía energética estatal Eletrobras, que supervisa el desarrollo hidroeléctrico en el país, sostienen que estos grandes proyectos son el método más ecológico de alcanzar esos objetivos a gran escala, y que Belo Monte es una parte esencial de ese empuje.

"En las circunstancias actuales no hay un proyecto mejor", declaró recientemente el presidente de Eletrobras José Antonio Muniz Lopes al diario O Globo.

Eletrobras no ha querido hacer declaraciones sobre estos nuevos datos sobre el cambio climático. En un comunicado enviado a GlobalPost por correo electrónico un portavoz de la agencia asegura que las proyecciones sobre cambio climático no son parte de los estudios de viabilidad para proyectos hidroeléctricos, aunque Eletrobras sí tiene en cuenta el impacto de "eventos extremos".

Los detractores del proyecto, sin embargo, dicen que el diseño de Belo Monte lo hace especialmente vulnerable a los extremos.

Las razones se remontan a los primeros intentos del gobierno para atender las críticas de los ecologistas al proyecto. La idea fue propuesta por primera vez en la década de 1970, durante la dictadura. Los planes gubernamentales preveían una serie de presas cuyas obras inundarían amplias zonas de bosque tropical. Las autoridades finalmente aparcaron su ejecución tras las fuertes críticas recibidas a nivel nacional e internacional.

El plan final es sensiblemente más modesto: tan sólo una presa, con un lago mucho más pequeño. Pero algunos ingenieros dicen que esa reserva más pequeña no podrá cumplir las promesas hechas de energía barata y abundante.

"Cuanto más se construyan presas enormes con reservas relativamente pequeñas en el Amazonas, más inseguro será el sistema eléctrico ante eventos climatológicos extremos", asegura el ingeniero Pedro Bara Neto, de la organización ecologista WWF-Brasil

Según los planes que el gobierno brasileño ya ha hecho públicos, la planta de Belo Monte tendrá una capacidad productiva de 11.000 megavatios, pero tan sólo podrá operar a ese nivel durante unos cuantos meses al año, cuando el caudal del río está alto.

Varios científicos que han analizado el proyecto dicen que la planta producirá en torno a una décima parte de esa energía durante la temporada seca, incluso en los años sin sequía.

"El problema con Belo Monte es que tan sólo podrá ser viable es si se construye todo un complejo de presas", explica Celio Bermann, profesor del Instituto de Electrotécnicas y Energía de la Universidad de Sao Paulo.

El profesor y otros expertos aseguran que el gobierno ha infravalorado la verdadera dimensión y coste del proyecto. Belo Monte necesitará una red de presas río arriba para garantizarle un flujo constante de agua. Una vez que la primera presa esté construida, las autoridades quizás se vean obligadas a desempolvar los planes de la década de 1970 y empezar a construir más río arriba.

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