La UE quiere abrirte el apetito por la ciencia

  • Los ranking suelen dar a Asia y Europa como completos ganadores, quedan EEUU en puestos muy bajos. Sin embargo no ocurre lo mismo con las ciencias, donde se está perdiendo interés general en temas científicos. La UE ya ha puesto en marcha algunos planes, ¿servirá de algo enseñar ciencia en la guardería?
Teri Schultz, Bruselas | Globalpost

Los rankings mundiales de rendimiento escolar son bastante predecibles. Los asiáticos y los europeos comparten los primeros puestos, mientras que EEUU está más abajo en la lista, mucho más de lo que casi todo el mundo cree que debería de estar (especialmente los estadounidenses, que se quejan con fuerza por ello).

La Unión Europea suele brillar en ese tipo de evaluación internacional especialmente con Finlandia, la joya de la corona, aclamada en todo el mundo como el país que da a sus estudiantes la mejor educación posible. Europa occidental siempre suele quedar bastante bien, y los países del este, como Hungría, a menudo aparecen también en puestos relevantes. Así que si se compara con EEUU, el sistema educativo de Europa presenta muchos menos problemas serios ¿no es así?

“Erróneo”, asegura David Jasmin, uno de los principales innovadores en la educación europea y que acaba de lanzar un nuevo proyecto financiado por la UE, Fibonacci, destinado a mejorar la calidad y el interés por la educación científica. “Nos estamos enfrentando a los mismos desafíos que EEUU”, dice, especialmente en los campos de las matemáticas y la ciencia.

Jasmin lo califica de “problema global”, aunque cree que Europa lo está sufriendo más que otras partes del mundo debido al declive en el número de estudiantes que están optando por carreras de matemáticas o ciencias. “Muchos estudios demuestran que hay una falta de recursos humanos en ciencias y tecnología”, admite. Al mismo tiempo, Europa está gastando menos dinero que EEUU o Japón en invertir en investigación.

Inquietudes como las de Jasmin fueron objeto de estudio en el informe “Europa necesita más científicos”, realizado en 2004, que confirmó la caída en matriculaciones universitarias en materias como Química, Matemáticas y Física a lo largo de toda la UE. Grecia fue el único país de los entonces 25 estados miembros que no estaba experimentando esa tendencia.

Hubo un tiempo en que las matemáticas y las ciencias eran caminos para “alcanzar las estrellas”, algunas veces literalmente en áreas como la industria aeroespacial. Pero incluso ese sector ha perdido su brillo entre los alumnos con mejores notas, tal y como representantes gubernamentales, del mundo de la empresa y de las universidades escucharon a principios de este año en un taller organizado por el Consejo Consultivo para la Investigación Aeronáutica en Europa (ACARE).

Allí, el director de Ingeniería de Rolls-Royce en Alemania, Norbert Arndt, confirmó que las universidades le dicen a su compañía que los mejores alumnos “ahora se van directamente a los sectores de las finanzas y la banca cuando terminan sus estudios. Necesitamos trabajar duro para mantener a los jóvenes interesados en nuestro terreno, para sentir la pasión que sentimos nosotros”, dijo.

El co presidente del consejo, Joachim Szodruch, subrayó a su vez la urgencia del asunto. “El tema de la gente joven es estratégico. Sin gente joven no tenemos estrategia. Pero necesitamos hacer más que hablar sobre ello. Tenemos que tomar medidas”, afirmó.

Los participantes sugirieron aumentar los esfuerzos dirigidos a niños en edades tempranas, celebrando en las escuelas días especiales dedicados a la ciencia, viajes de campo a instalaciones aeroespaciales y competiciones tecnológicas. No obstante, casi todos estuvieron de acuerdo al señalar que las iniciativas a nivel local y regional no son suficientes y se necesita más apoyo de la UE.

Jasmin representa el esfuerzo que está desarrollando la UE para cambiar las preocupantes tendencias entre los estudiantes, y cree que la curiosidad natural de los niños es la clave para un interés sostenido en las ciencias. Con un doctorado en Física y un entusiasmo contagioso por la educación científica, este francés ha pasado los últimos 15 años trabajando en proyectos como “La main a la pate” (algo así como “las manos en la masa”), un programa de su país que promueve la “educación científica basada en la indagación” (ECBI) en escuelas primarias.

Desde su puesto al frente de “La main a la pate” desde 2005 Jasmin ha intentado expandir el experimento, trabajando como coordinador del programa Pollen, financiado por la UE e inspirado por uno de los fundadores de “Le main” (el fallecido premio Nobel francés de Física Georges Charpak). Jasmin ha tomado el testigo de Charpak en el sentido de defender que la educación científica es fundamental a una edad temprana para desarrollar la capacidad de razonamiento y la curiosidad.

“El proceso de la ciencia se basa en la creatividad, en el la manera de observar el día a día”, afirma. “Así que intentamos tener proyectos muy estimulantes para los estudiantes, no sólo para tener futuros científicos, sino para dar a estos estudiantes las herramientas para ser buenos ciudadanos”.

Desde 2006 a 2009 las 12 “ciudades semillero” del proyecto Pollen lanzaron programas educativos científicos revitalizados, en los que participaron no sólo 2.000 profesores y 36.000 estudiantes, sino también autoridades locales y nacionales, miembros de las comunidades científica y académica, empresas y padres.

La evaluación de seguimiento del proyecto es el sueño hecho realidad de cualquier educador: “Los métodos utilizados por Pollen han aumentado el interés de los profesores de primaria, la autoconfianza y las habilidades para enseñar ciencia, y por lo tanto la calidad y la cantidad de las sesiones de enseñanza de ciencias. Pollen ha aumentado el interés de los niños en actividades para aprender ciencias. Particularmente, se ha reducido la brecha del género en la ciencia, ya que se ha logrado una mayor proporción de niñas participando en las actividades relacionadas con la ciencia. El aumento del interés y la participación fue aún mayor entre los estudiantes más débiles y los que proceden de entornos desfavorecidos”.

Jasmin apunta que la Comisión Europea se convenció sobre el valor del método ECBI y le concedió otra beca para continuar en líneas parecidas con el proyecto trianual Fibonacci, que comenzó en enero. Fibonacci continuará el modelo y creará un sistema pan europeo para expandir el tipo de enseñanza y de aprendizaje utilizado con el modelo Pollen.

Si la fe de Charpak y Jasmin en que la exposición temprana a la ciencia y las matemáticas puede ayudar a desarrollar ciudadanos productivos y benevolentes necesita de algún tipo de demostración, un buen lugar para encontrarlo es entre los equipos de estudiantes universitarios que compiten en la “Imagine Cup” (www.imaginecup.com), un concurso tecnológico para alumnos de bachillerato y universitarios que patrocina anualmente Microsoft.

La prueba de este año consistió en crear un proyecto para ayudar a conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre los que la ONU incluye erradicar el hambre y la pobreza, combatir las enfermedades y lograr la educación primaria universal. Más de 325.000 estudiantes de todo el mundo compitieron para “Imaginar un mundo en el que la tecnología ayude a resolver los problemas más difíciles”, celebrándose la final en julio en Varsovia.

Los equipos de países de Asia ganaron la mayor parte de las categorías, pero los europeos estuvieron cerca, con Bélgica y Francia en el segundo y tercer puesto respectivamente en “Diseño de juego”. Francia también resultó tercer finalista en “Embedded Development”.

Pero el gran “ganador” en esta competición fue el planeta, ya que los proyectos de los estudiantes tienen aplicaciones en el mundo real. El equipo alemán, por ejemplo, creó el Mediator, que sirve para poner en contacto a fabricantes de medicinas y suministradores en los países en desarrollo con organizaciones humanitarias que prefieren comprar sus productos en los países donde están ayudando, o cerca de ellos. Esta idea sirve además para impulsar la industria sostenible en los países afectados.

El equipo Nom Nom Productions, de Bélgica, creó un juego en el que los participantes ayudan a combatir varias amenazas medioambientales o desastres causados por el hombre con el objetivo de convertir el mundo en un lugar mejor. Un equipo de Polonia desarrolló un programa para traducir el lenguaje de signos en audio, y viceversa.

Los estudiantes alemanes dicen que al principio se apuntaron al concurso por los créditos académicos que conseguirían al hacerlo, pero “cuanto más nos metíamos en el tema de la ayuda al desarrollo, más nos implicábamos emocionalmente”. Cuando presentaron su proyecto a las organizaciones humanitarias, los miembros del equipo de Mediator dijeron sentirse “como si realmente pudiésemos cambiar algo”.

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