Las conversaciones de paz en Afganistán se silencian

  • Las negociaciones para terminar con el conflicto armado en Afganistán están en punto muerto. Los talibanes se niegan a conversar con Kabul, su último interlocutor fue detenido, y no ven clara la salida a través del diálogo. Además, está Pakistán, una pieza a tener en cuenta.
Las conversaciones de paz en Afganistán se silencian.
Las conversaciones de paz en Afganistán se silencian.
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Erin Cunningham, Kabul (Afganistán) | GlobalPost

El contacto entre los talibanes, Estados Unidos y otros dirigentes occidentales sobre posibles negociaciones de paz para poner fin a la guerra parece haberse cortado por completo en las últimas semanas, después de que se filtrase en junio a la prensa internacional el nombre del negociador talibán que participaba en las conversaciones.

Según las informaciones, Tayyab Agha, un confidente desde hace tiempo del líder espiritual talibán el mulá Omar, está desparecido después de que se revelase que se reunió con dirigentes de Estados Unidos en Alemania y en Qatar en marzo y abril, en un intento de poner en marcha las conversaciones de paz.

Washington, tratando de liberarse de un conflicto cada vez más violento, ha estado presionando durante un año para llevar a los líderes talibanes a la mesa de negociación.

Después de que el presidente afgano Hamid Karzai y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama confirmasen que las conversaciones con los talibanes habían empezado a principios de este año, los observadores dicen que Tayyab Abha se convirtió en la mejor baza de Estados Unidos a persuadir a los insurgentes para dialogar.

"Podemos confirmar que ahora hay un problema de alcance con Tayyab Agha", ha dicho a nuestra publicación un miembro del Alto Consejo para la Paz de Afganistán y ex miembro de los talibanes, Hotak Hajji Musa. Karzai estableció el Alto Consejo para la Paz de 70 miembros en 2010 para poner en marcha y supervisar las negociaciones del gobierno afgano con los talibanes.

Agha, un emisario joven pero de confianza de los líderes talibanes y que vive en Pakistán, fue aprovechado desde el principio como un recurso frente a los talibanes por sus habilidades en la lengua extranjera y su conocimiento de los asuntos mundiales.

"Me dijeron que después de regresar a Pakistán de sus encuentros con dirigentes en Alemania, Agha fue amenazado por el gobierno paquistaní, dice Hotak. "Desde entonces, no ha sido posible contactar con él. O bien quiere esconderse o Pakistán no quiere que esté accesible para los estadounidenses".

Pakistán, que nutrió a los talibanes en sus primeros años debido en parte a la simpatía por el movimiento entre los musulmanes conservadores del servicio de inteligencia del país, también ve a los talibanes como una manera de asegurar la influencia paquistaní en Kabul, a costa de su archirrival India.

Muchos dicen que a Pakistán le preocupa perder su rol estratégico en Afganistán con un acuerdo de paz que no incluya el liderazgo paquistaní.

Mientras no se pueden confirmar las denuncias de Hotak respecto a las amenazas realizadas a Agha por el gobierno paquistaní, es bien sabido que Pakistán ejerce una considerable influencia sobre los líderes talibanes, que se basa en las ciudades paquistaníes de Karachi, Peshawar y Quetta.

El ex jefe militar de los talibanes, el mulá Abdul Ghani Baradar, fue detenido por los Servicios de Inteligencia de Pakistán (ISI) en marzo de 2010, pocas semanas después de que se informase que se había acercado al gobierno afgano en un esfuerzo por la reconciliación.

"Desde el lado de los talibanes, podría haber gente de alto nivel que está dispuesta a conciliar, pero tiene miedo de decirlo", dice otro miembro del Consejo para la Paz y ex miembro del Parlamento, Hashim Fulad,

"Están asustados después de lo que le sucedió al mula Barardar", prosigue. "Cuando empezó a tener conexiones directas con el Gobierno afgano fue arrestado. Están bajo presión".

Pero incluso sin la intromisión de Pakistán, el proceso hasta ahora ha dado pocos frutos a nivel diplomático, dicen los observadores y los que participan en ayudar a iniciar las conversaciones de paz.

Precedido por un negociador impostor en un caso - cuando las tropas extranjeras dieron dinero a un comerciante de Peshawar, que se hizo pasar por una figura de los talibanes el pasado otoño - y por las oportunidades perdidas durante una década, el proceso genera poca fe entre los afganos.

Mientras tanto, la violencia va en aumento. Según Naciones Unidas, durante los primeros seis meses de 2011 han muerto más civiles que en cualquier otro momento del conflicto afgano de 10 años de duración.

Y mientras los insurgentes siguen siendo asesinados a tiros por las tropas lideradas por la OTAN, recientemente acometieron una serie de ataques espectaculares, incluyendo asesinatos de alto perfil y el derribo de un helicóptero de EE.UU. la semana pasada, que han socavado las intenciones de progreso de Estados Unidos.

"Hasta ahora todavía no hemos conseguido ni un único logro de nuestros esfuerzos con el consejo para la paz", dice Hotak. "Soy un miembro de la comisión competente para iniciar el contacto, y todavía no tenemos contacto con los líderes talibanes a través de los canales oficiales".

Hotak culpa al jefe del Alto Consejo para la Paz, Burhanuddin Rabbani, de la falta de progreso, alegando que el ex presidente y virulento comandante antitalibán se opone a llevar a los líderes talibanes a la mesa como un grupo unificado.

Si en cambio están fragmentados por el proceso, y se reconcilian en uno solo,  dice Hotak, los talibanes serán demasiado débiles para exigir cualquier acuerdo de poder compartido.

Sin embargo, Fulad dice que los líderes talibanes, a través de intermediarios, han sido firmes en sus exigencias para iniciar las negociaciones.

"A pesar de que no nos lo dicen directamente, porque no tenemos contacto oficial con ellos, sus demandas son claras", dice Fulad. "Ellos quieren la retirada de las fuerzas extranjeras".

Por su parte, los gobiernos de Estados Unidos y Afganistán dicen que los talibanes deben renunciar a Al Qaeda, deponer las armas y aceptar la Constitución afgana.

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