Menos mal que el Ministerio de los Derechos de la Mujer ha reaccionado en el siglo XXI para poner fin a una ordenanza municipal parisiense que impedía a las mujeres colgar la falda o el vestido y sustituirlos por pantalones desde hacía más de dos siglos.
No es que se siguiera aplicando, pero lo cierto es que nadie se había molestado en derogar una "ordenanza concerniente al travestismo de las mujeres" hasta que el pasado 31 de enero el boletín oficial dejó claro que no hay ningún problema, informan los medios franceses.
Fue el jefe de policía de la capital francesa quien el 7 de noviembre de 1800 firmó la ordenanza D/B 58 para que el género femenino no "abandonara las costumbres de su sexo". "Toda mujer que se vista como un hombre, dará lugar a creer que tiene la intención culpable de abusar de su travestismo", rezaba el texto.
Por aquella época, llevar pantalones suponía un desafío a la autoridad. Se consideraba una reivindicación revolucionaria frente a la burguesía, que vestía "culottes", indica Le Monde.
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