Los edificios más nuevos están entre los más dañados por el terremoto de Chile

  • El terremoto de Chile hace casi un mes destruyó no sólo miles de viviendas centenarias y de adobe, sino que también acabó con edificios de nueva construcción que no habían cumplido ni una década de vida. Algunos casos ya han llegado a los tribunales, en otros casos los vecinos se están movilizando para reclamar soluciones y un gran número de chilenos se pregunta cómo han podido fallar las estructuras más modernas del país, teniendo Chile un estricto reglamento de la construcción por ser un país propenso a sufrir seísmos.
El edificio del condominio Don Tristán (Santiago de Chile), derrumbado tras el terremoto del 27 de febrero de 2010. (Foto: Jorge Barrios)
El edificio del condominio Don Tristán (Santiago de Chile), derrumbado tras el terremoto del 27 de febrero de 2010. (Foto: Jorge Barrios)
Jorge Barrios
Pascale Bonnefoy | GlobalPost

(Santiago de Chile). El cadáver de José Luis León fue el último en ser recuperado entre los escombros. Vivía en el centro de Concepción, en un edificio nuevo de 15 plantas, que se derrumbó incluso antes de que acabara el terremoto del pasado febrero. Hace cinco años, este electricista de 26 años, se había trasladado desde Santiago a Concepción, muy cerca del epicentro del seísmo que registró una intensidad de 8,8 grados.

El año pasado, después de haber ahorrado algo de dinero, dio la entrada para un piso en la sexta planta del condominio Alto Río. El cuerpo de León fue rescatado entre las escaleras que unían la primera y la segunda planta. Actualmente se realiza una investigación para determinar por qué el edificio, supuestamente "una construcción de calidad", se derrumbó con tanta rapidez.

En el edificio Alto Río murieron ocho personas y muchas más resultaron heridas. Hoy es considerado como el ejemplo más fiel de una construcción defectuosa y una prueba de la negligencia en los controles de edificación.

Pese a la rigurosa normativa de la construcción en Chile, docenas de edificios modernos resultaron severamente dañados o a punto de derrumbarse tras el terremoto. Las viviendas y edificios construidos hace varias décadas aguantaron muchísimo mejor en muchos casos. "Era predecible el daño en las construcciones previas a 1929, como también lo era en las construcciones de adobe en las ciudades más pequeñas o las zonas rurales. Pero ahora estamos viendo edificios nuevos con serias deficiencias o a punto de caer, que no tienen ninguna excusa", afirma Francis Psenniger, docente de la Escuela de Construcción Civil de la Universidad de Chile.

Desde 1929, fecha del terremoto de Talca, los estándares de la construcción han ido mejorando con cada seísmo. Si Chile actualiza sus estándares de construcción periódicamente y su normativa anti seísmos está entre las mejores del mundo, ¿por qué no aguantaron el terremoto algunos de los edificios más nuevos?

Teóricamente, los departamentos de obras públicas de los ayuntamientos son los responsables de la supervisión de los proyectos arquitectónicos y de que cumplan los estándares de construcción. Sin embargo, los municipios fueron perdiendo poco a poco esa facultad y ahora son las compañías de ingeniería las que realizan esos controles. Esto alimentó la idea que "la construcción era un sector capaz de auto-regularse", reflexiona Psenninger.

Las inspecciones preliminares a algunos edificios nuevos revelan fallos en el diseño arquitectónico, problemas de mecánica de suelos y deficiencias en los materiales de construcción. Sin embargo, lo que falló con más frecuencia fue la supervisión directa de la construcción, añade el arquitecto José Cerda. Explica que las firmas no quieren gastar dinero en supervisores a pie de obra o contratan a gente poco cualificada que no inspecciona los materiales usados ni certifica su adecuación.

Las constructoras, con algunas excepciones, aún no han ofrecido soluciones razonables a los propietarios de los pisos afectados y siguen minimizando los daños. Insisten en que son reparables. Algunas empresas han ofrecido la devolución de la hipoteca ya pagada a cambio de no acabar en los tribunales.

La esbelta y costosa Torre Esmeralda, inaugurada el año pasado, era "una combinación de arquitectura moderna y diseño de vanguardia", según el catálogo comercial. Con el terremoto, se ha hundido veinte centímetros y ha comenzado a inclinarse. Sus habitantes y los del edificio contiguo tuvieron que ser evacuados inmediatamente.

El presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, Lorenzo Constans, defiende a la constructora Paz, propietaria del inmueble: "Hay edificios que se han inclinado. El mejor ejemplo es la Torre de Pisa, que sigue en pie desde hace siglos", afirma.

En la comuna de Maipú, en la parte occidental de Santiago, Claudia Hardy y su marido fueron los primeros en comprar un piso en el condominio Don Luis y Don Tristán, un complejo de apartamentos de cuatro plantas. Los edificios, de 2006, se hicieron tristemente célebres el día del terremoto. Al igual que Alto Río en Concepción, se convirtieron en el símbolo de una construcción deficiente. Un ala del edificio se hunde y ha alcanzado una inclinación que presenta serio riesgo de derrumbe. El otro ala, donde vivía Hardy "está llena de grietas, las puertas no abren y está todo desencajado", afirma.

Ambos inmuebles fueron evacuados inmediatamente y los residentes durmieron en la calle durante días mientras esperaban a algún representante de la constructora. Hasta hoy, afirma Hardy, la empresa no ha dado señales de vida, "pese a que les enviamos correos electrónicos todos los días".

Los propietarios de viviendas que se han visto obligados a abandonarlas comienzan a organizarse y a hablar con abogados para ver la posibilidad de presentar demandas colectivas. La Asociación de Clientes Inmobiliarios ha sido la primera en tomar cartas en el asunto y ya gestiona 180 casos. Los propietarios exigen la devolución del dinero para poder trasladarse a otro lugar y se muestran escépticos de que los daños se puedan reparar.

Tienen miedo de vivir en un edificio que no ofrezca garantías. Los supervivientes y las familias de las víctimas del condominio Alto Río, en Concepción, estudian presentar una demanda criminal por homicidio involuntario. Cientos de propietarios de clase media se encuentran ahora sin hogar y presos de la incertidumbre.

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