Los palestinos pierden el tren de la revolución árabe

  • Los dirigentes palestinos miran con un ojo a Egipto y con el otro a las elecciones de septiembre en los territorios ocupados. Gaza y Cisjordania se encuentran divididas, y no solo físicamente. Las diferencias entre Mahmud Abás en Cisjordania y Hamás en la Franja, provocan que estén más preocupados por su futura convivencia que por lo ocurrido en la vecina Egipto.
Gaza y Cisjordania se encuentran divididas, y no solo físicamente.
Gaza y Cisjordania se encuentran divididas, y no solo físicamente.
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Daniella Cheslow, Bilin (Cisjordania) | GlobalPost

En sus últimas protestas semanales contra el muro de seguridad construido por Israel, los  palestinos portan banderas egipcias y tunecinas mientras avanzan por la carretera mal asfaltada. Pero a diferencia de Egipto y Túnez, estos palestinos no han logrado encender un movimiento masivo de protesta en su región y parecen muy lejos de lograr expulsar a sus opresores. Son pocos, lo que refleja lo limitada que es su influencia y hasta lo sitiado que está quizá el movimiento palestino.

"¡Desde la plaza de Tahrir hasta Bilin el pueblo árabe decidirá su propio destino!", exclama Mohamed Khati, el hombre de pelo encanecido que lideró la protesta de hace diez días en Bilin (Cisjordania). Tenía una bandera egipcia en una mano y en la otra un paraguas con los colores del kefiya o pañuelo típico palestino, con cuadritos blancos y negros.

Unos 200 hombres y niños palestinos le rodean, algunos con pancartas en apoyo del pueblo egipcio.

"La gente aquí se manifiesta por su derecho a vivir en una Palestina libre, mientras que la gente de allí [Egipto] pide su derecho a vivir", dice Khatib. "Además, nosotros y la gente de Egipto somos parte de la nación árabe. Nos gustaría ver a todos los árabes del mundo vivir en estados democráticos en libertad".

Desde hace seis años, los habitantes de Bilin se manifiestan cada semana, pero con escaso éxito.

Protestan por el trazado del muro de seguridad que Israel empezó a construir a lo largo de su frontera con Cisjordania después de la segunda Intifada, que comenzó en el año 2000. Los palestinos se quejan de que el muro entra en Cisjordania para incluir asentamientos judíos.

En Bilin, la mitad del pueblo está en el lado israelí del muro. El año pasado, el ejército empezó a mover su trazado, tras un fallo de 2007 de la Corte Suprema de Israel que lo había declarado ilegal. Pero su nuevo camino todavía aísla a algunas tierras de Bilin, y sus habitantes han prometido seguir manifestándose hasta que recuperen hasta el último de sus olivos.

La enérgica y larga protesta de Bilin se ha convertido en un símbolo para todos los pueblos palestinos fronterizos que han visto anexionado su territorio por el muro de seguridad. El ex presidente de EEUU Jimmy Carter visitó la zona, así como el reverendo sudafricano Desmond Tutu.

En los últimos años las protestas en Bilin y en otros pueblos son la única forma regular de resistencia palestina a los 43 años de ocupación.

El primer viernes de febrero se podían ver a lo lejos dos filas de soldados israelíes en una carretera. Cuando los manifestantes se acercaron al muro los soldados israelíes lanzaron latas negras de las que salieron punzantes gases lacrimógenos. A diferencia de ocasiones anteriores, los palestinos se contuvieron y no lanzaron piedras a los soldados.

"No hay diferencia alguna entre nuestras protestas y las de Egipto", dice Abu Nizan, otro manifestante y concejal del ayuntamiento de Bilin. "Egipto tiene 80 millones de personas. Si logran un millón de manifestantes, es fantástico. Pero Bilin tiene 2.000 personas. Si hay 200 manifestándose, está bien".

Rateb Abu Rahme, de 46 años, comparte su entusiasmo. Vestido con un polo de cuello vuelto gris, chaqueta negra y pantalones marrones, Abu Rahme lleva colgadas de los hombros la bandera palestina y egipcia. Apunta hacia el muro y recuerda que la justicia israelí ha ordenado moverlo. "Esto ha sido un gran logro. En Túnez y Egipto aprendieron de la lucha popular de los palestinos", asegura.

Pero según Sameeh Hammoudeh, investigador político de la Universidad de Birzeit, "en Cisjordania no hay mucha gente que esté al corriente de lo que ocurre en Bilin". "Algunos palestinos sienten que no van a conseguir nada, y que no van a lograr que Israel cambie las políticas que aplica desde 1967", añade.

Es más, dice, la caída de Mubarak ha sido recibida con nerviosismo por los líderes palestinos.En Cisjordania, Mahmud Abás es considerado un líder moderado que cuenta con el apoyo de EEUU y Europa, al igual que lo tuvo Mubarak en su día. Y Hamás, que gobierna en Gaza, teme dañar su relación con Egipto, ya que la frontera común es la única manera de que entre ayuda en la aislada franja de tierra palestina.

La Autoridad Palestina y Hamás han permitido en las últimas semanas pequeñas manifestaciones en solidaridad con los activistas anti Mubarak.

La miembro del Consejo Legislativo palestino Hanna Ashrawi acudió a una manifestación de solidaridad en Ramala, aunque reconoció que el acto tenía poco influencia.  "No creo que haya un gran movimiento popular contenido", afirma Ashrawi. Los palestinos, cree Ashrawi, están estudiando cuidadosamente su próximo paso.

"La gente está pensando", dice. "Han perdido la fe en el proceso de paz. No se fían de los estadounidenses, y ciertamente no se fían de los israelíes".

En Bilin, Khatib dice que espera que el liderazgo palestino asuma un papel más activo en las protestas semanales del pueblo. "Abás y los líderes palestinos tienen que apoyar y encabezar el movimiento popular", dice Khatib. "Les pedimos que vengan aquí, al terreno, y nos ayuden a movilizar a más personas".

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